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El tiempo justo para ordeñar y alimentar

Los ganaderos que estuvieron con sus animales, como Olga y Benedicta, atendieron en 90 minutos a sus 130 cabras l Domingo Ravelo y Felisa Araña hicieron queso

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Salvan a un perro deshidratado por el incendio en Tejeda

Cabras alborotadas, alteradas, hambrientas y sin ordeñar pudieron desahogarse ayer con la llegada de sus dueñas, Olga y Benedicta, las hermanas de El Roque, quienes también poseen una afamada quesería en Tejeda, el pueblo cumbrero grancanario azotado en algo más de una semana por el incendio. Lo mismo, pero con menos animales, el matrimonio formado por Domingo Ravelo y Felisa Araña, además de ordeñar y alimentar a sus siete cabras y dos vacas, tuvieron tiempo -ella- para hacer queso.

Una labor que ha sido para ellos y otros ganaderos una suerte de contrarreloj para realizar en 90 minutos el ordeño de sus animales y alimentar a sus cabras, vacas y gallinas, a los que tuvieron que abandonar cuando las llamas se cernían sobre las zonas donde residen. Una tarea que habitualmente realizan en varias horas durante el día, pero el acecho del incendio no da tiempo para más y así lo admiten los afectados, quienes al menos han podido comprobar el lunes y ayer el estado de sus rebaños, cultivos y viviendas después de que fueran desalojados por los servicios de emergencias el fin de semana.

Sin embargo, no todos tuvieron la fortuna de aproximarse a sus animales, ya que la reactivación del fuego en el barrio de La Degollada sobre las 14.00 horas frustró definitivamente su deseo. En la barrera policial ubicada en el cruce de Cueva Grande desde primera hora de la mañana los dueños de los animales eran acompañados por patrullas de los cuerpos de seguridad hacia sus granjas o terrenos para que atendieran a sus animales y una vez acabada la tarea, regresar al albergue habilitado en el polideportivo de San Mateo o a las viviendas donde estén alojados.

Fueron los casos de Suso de El chorrillo y Simón Socorro, de Ángeles y varios de sus familiares, de La Degollada o de dos vecinos con sus viviendas a escasa distancia de Cueva Grande, pero sin animales, a los que nos les permitían el paso. Esperaron durante horas para que les tocara el turno de escolta de las patrullas organizadas por el Cecopin y el PAM, pero el tiempo pasaba y sin noticias de su visado a sus terrenos y viviendas. No hubo oportunidad para cumplir su propósito por el incendio reactivado en La Degollada.

Más suerte tuvieron Olga y Benedicta, las hermanas de El Roque, propietarias de 130 cabras en este barrio de Tejeda y reconocidas queseras de la Cumbre. Les acompañaba Santiago Velázquez, trabajador del servicio de conservación de carreteras del Cabildo de Gran Canaria.

Los tres venían más tranquilos después de comprobar que el rebaño, aunque alborotado y asustado, se encontraba en buen estado. "Los animales estaban alterados, muy nerviosos y sin apenas comer porque se tuvo que evacuar a las personas por el peligro del incendio y nadie ha podido subir hasta días después", apunta Santiago, mientras Olga y Benedicta, con semblante serio, aunque tranquilo, evidencian los nervios y ansiedad sufridos desde el pasado fin de semana.

Tampoco es que fuera una visita distendida, sino una especie de 'corre corre' para realizar la faena que tenían por delante. "En poco tiempo, muy justito, tuvimos que hacer lo que se realiza durante el día, como dar de comer a las cabras y ordeñarlas para regresar después a San Mateo, ya que no nos dejan quedarnos con los animales", añade Velázquez, quien lamenta que no se les diera más tiempo.

De regreso a San Mateo, donde están albergados en el polideportivo municipal unos 400 vecinos de Tejeda, aunque otros están en sus viviendas en ese municipio, la sensación era de alivio por ver que los daños han sido menores de los esperados y el rebaño se ha podido salvar. "El ambiente es desagradable, con todo el campo ennegrecido, árboles y cultivos quemados y las cabras muy alteradas. Las hemos dejado sueltas y ya subiremos cuando nos lo permitan para ver cómo están y volver a darles de comer y ordeñar".

Domingo Ravelo Torres y Felisa Araña Santana también tuvieron oportunidad de atender a sus animales. Su vivienda y terrenos se encuentran muy cerca del control policial en Cueva Grande y aunque fueron desalojados por precaución, ya que el fuego no se acercó a su zona.

"Hemos podido ver como las siete cabras y las dos vacas que tenemos estaban bien y nos hemos dedicado a darles de comer y ordeñarlas porque el fin de semana no pudimos. Ya estuvimos ayer [el lunes para el lector] y hoy [martes] acompañados por agentes de seguridad, que nos han dejado hora y media para atender a los animales y ya vendremos otro día para verlas".

A Felisa, su esposa, el tiempo que estuvo con las cabras le dio para mucho. Así, además de alimentarlas y ordeñarlas, también hizo cinco quesos porque tenía la leche en la nevera desde hacía tres días y lo más conveniente es elaborar los quesos.

En este escenario, hubo también espacio para el lado tierno pese a la tragedia y la pesadilla que se han apoderado estos días de la Cumbre. Así, soldados de la Unidad Militar de Emergencia (UME) rescataron a un perro de raza podenco de las llamas y lo trasladaron en un jeep de la Policía Militar a un lugar seguro después de su penurias.

Lo descubrieron cuando escoltaban a tres vehículos con los ganaderos autorizados a llegar a sus viviendas y atender las necesidades de comida y ordeño de sus animales.

Lo mismo hicieron agentes de la Guardia Civil en Cruz de Tejeda con la recuperación de otro can que encontraron con síntomas de deshidratación. En un video que puede verse en la edición digital de LA PROVINCIA, los guardias civiles logran reanimarlo al suministrarle agua. Ambos han tenido la suerte de sobrevivir gracias a la intervención de los servicios de emergencia.

Los ganaderos y vecinos que no pudieron hacer lo mismo que los más afortunados, no perdieron la esperanza hasta el último momento. Aguardaban con ansia y disgusto que les tocara su turno, pero este no llegaba. Algunos, como Ángeles y sus familiares solo sabían de lo ocurrido por los medios de comunicación, pero querían comprobar en persona lo sucedido. Habían visto imágenes de su barrio, La Degollada, con árboles frutales y terrenos quemados, por lo que su preocupación por sus animales aumentaba. Tendrán que espar a hoy para volver a intentarlo, ya que precisamente en La Degollada se reactivó el fuego.

Suso, el de El Chorrillo, y Simón Socorro, no disimulaban su pesar por lo que ocurre en Tejeda y los daños que causa. Socorro da por perdidas las tres colmenas que tenía en El Toscón. Lamentan que no haya una política de prevención de incendios y que "este no es un incendio de ahora, se ha ido creando desde hace muchos años".

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