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Muere Santiago Suárez, el cura solidario

Oficio misa en los altos de Guía y de Gáldar, donde es recordado como un párroco que luchó por la juventud y por los campesinos más necesitados

Muere Santiago Suárez, el cura solidarioJuan Castro

Quienes ayer recordaban a Santiago Suárez León recalcaban su carácter solidario con todo aquel que le rodeaba. Desde aquellos años en los que oficiaba las misas en los Altos de Guía y Gáldar, donde ayudaba a agricultores y ganaderos en momentos difíciles, hasta en los que estuvo al frente de la parroquia del Risco de San Nicolás, cuando fue reconocido por el trabajo que hizo por los presos de la cárcel del Salto del Negro. Suárez falleció ayer a los 77 años.

Su compañero Antonio Fernández Parrilla escribió en 2016 que la carrera de Santiago Suárez daba para un libro contando sus hazañas y anécdotas. Sus acciones lo convertían en un párroco diferente desde que se ordenó. Cuenta Fernández cuando le mandaron a Roma a estudiar catequesis, allá por los años setenta del siglo pasado. 'Chano', como era conocido cariñosamente, pasó la mayoría del tiempo en las escalinatas de la plaza de España tocando el timple con los hippies.

En los años setenta comenzó a oficiar misa en las iglesias de las medianías del norte de Gran Canaria, en Caideros y Montaña Alta sobre todo. Allí será recordado por la ayuda que entregaba a sus habitantes. Señala Fernández que se integró totalmente en el mundo rural, "colaborando con los campesinos con su viejo Jeep marrón en lo que hiciera falta". Otra de sus acciones fue la promoción de la vegetación local, con la plantación de especies como los dragos. También fue uno de los fundadores de la Fiesta del Queso de Montaña Alta hace ya 40 años, motivo por el cual el año pasado fue reconocido durante los festejos. En 2004 fue escogido como pregonero de las fiestas de Saucillo donde Estrella Moreno lo presentó como "un cura diferente", que llegó al barrio "cargado de ilusiones, con ganas de trabajar por los pobres y para los pobres". Aunque un detalle que destacó sobre todos: "Era el cura nuestro, el de los jóvenes de entonces, chicos y chicas y, porque no decirlo, incomprendidos por una sociedad gobernada por la dictadura".

El párroco siguió con su oficio fuera de aquellas tierras, ya en la ciudad al frente de la iglesia de San Nicolás de Bari. Así, compró una gran finca con su casa en la localidad de Riquianez, en el municipio de Arucas, que había sido destruida por la tormenta del Delta y que restauró para montar una especie de granja-hogar para jóvenes marginados, "mundo que conocía muy bien, pues fue capellán de la cárcel del Salto del Negro", apuntó Fernández Parrilla. Además, fundó La Baifina, una librería en el número 18 de la calle Pérez del Toro de Las Palmas de Gran Canaria que estaba dedicada al servicio de las comunidades cristianas. "Todas estas iniciativas las ponía en marcha con sus propios recursos y a fondo perdido, sin esperar nada a cambio", indicó su compañero, quien resaltó "su entrega y creatividad siendo pionero en muchos aspectos".

En 2011, la Asociación Canar+as en Positivo le rindió homenaje con el premio a la Solidaridad y la Cooperación por su tarea desde los años 80 en la reinserción social de los reos y de los más desfavorecidos. "He sido el primer sorprendido", declaró con humildad Suárez, que ya por entonces estaba jubilado. La organización Canarias Solidaria lo agasajó con el premio Huella solidaria por su aportación en el local y aportación en los actos.

En los últimos años sufrió un ictus, que le dejó postrado en una silla de ruedas. Su cuerpo es velado en el tanatorio Mémora-Fucasa de Las Torres.

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