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De la Comisaría a la granja

El policía José María D. monta una protectora para dar otra vida a animales abandonados

José María Darias, Pilar Fernández y Mónica Maroño, creadores de SOS Vida Animal GC, en la finca de Teror . | | LP/DLP

El agente de la Policía Nacional José María D. dirige junto a su mujer Pilar Fernández y su amiga Mónica Maroño la protectora SOS Vida Animal GC, con la que pretende dar una nueva oportunidad a las mascotas abandonadas acogiéndolas y mimándolas hasta que son acogidas por su nueva familia.

Cuando José María D. cuelga cada día el uniforme de agente de la Policía Nacional al acabar la jornada laboral, se pone de inmediato el mono para estar en su granja de Teror. Él, junto a su esposa, Pilar Fernández, y su amiga Mónica Maroño SOS Vida Animal GC, han creado una protectora con la que quieren darle una nueva oportunidad a mascotas que han sido abandonadas o que, simplemente, sus dueños no pueden seguir cuidándolas.

José María pasea por el terreno de El Palmar donde desde hace un año pululan a su alrededor decenas de gatos, perros, gallinas e incluso un caballo y un pony. Los animales siempre están presentes en esta finca que este miembro de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de Las Palmas mantiene impoluta para ofrecerles el mejor de los hogares. Cuenta que los animales han ido llegando con el tiempo. Algunos, como Sacha, un perro belga malinois, lo hizo para quedarse. Otros, como la pareja de podencos cachorros que forman Guayre y Oto, esperan a alguien que los adopte. El agente señala que estos canes, utilizado por los cazadores de las Islas pero que también son víctimas de numerosos abandonos, son muy queridos en Península y Europa. “Aparecieron en Teror”, señala, para añadir que “es más fácil llevarlos fuera que buscarle adopción aquí”.

Para ello tienen su página de Facebook y Twitter (SOS Vida Animal GC) donde los interesados pueden ver las fotos de las diferentes especies. Después llega el momento de encontrar algún viajero que haga de padrino de viaje para llevarlo al país de destino pagándole los gastos. Con la pandemia, Pilar Fernández reconoce que han visto dificultada esta tarea por la falta de vuelos y, por ende, de viajeros.

Pero la pandemia también ha motivado que haya un mayor interés por los animales, sobre todo por los perros. José María D. explica porqué: “Durante el confinamiento podías sacar los perros a la calle, las veces que quisieras, porque no te controlaban”.

Guayre y Oto esperan por alguien. Pero hay otros que ya se han aclimatado al clima húmedo de las medianías de Gran Canaria. Es el caso de Ranses, un pony holandés. “Nos lo regalaron. Nos dijeron que su dueño, del Sur, lo iba a retirar, nos pusimos en contacto con él y lo trajimos”. Y en El Palmar se quedó. En el caso de los gatos, la mayoría proceden de la calle y en ocasiones están sin castrar y con alguna enfermedad.

En este sentido, Pilar Fernández y Monica Maroño destacan la ayuda prácticamente desinteresada que reciben de veterinarios y otras empresas relacionadas con el mundo animal. Es el caso de Asociación por el Respeto y el Compromiso con los Animales y la Naturaleza (Arycan), con su presidenta Andrea Sabine Hadsen, el Centro Veterinario Peluditos de La Feria o ClinicalVet, así como el Ayuntamiento de Teror a través de la concejala de Bienestar Animal, Laura Quintana, quienes junto a José María, Pilar y Mónica hacen posible que el proyecto SOS Vida Animal GC salga adelante.

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