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Ingenio

Ingenio llora la muerte de Carlos Galván, el enfermero cercano y comprensivo

El facultativo del Centro de Salud siempre mostró interés por el municipio y sus vecinos

Carlos Galván. | | LP/DLP

El pasado día 12 nos llegaba la triste e inesperada noticia del fallecimiento de Carlos Galván, profesional de la enfermería que ejercía en el Centro de Salud de Ingenio.

Durante su vida laboral supo ganarse la admiración y el respeto de cuantos le conocieron, tanto por su eficiente labor en el campo de la medicina, como por su calidad humana. En los muchos años que ejerció su tarea en Ingenio, la figura de Carlos con su proverbial sonrisa, optimismo, educación, tratamiento exquisito, talante conciliador, sencillez y humildad en el trato, representó un aspecto importante que los pacientes buscan cuando acuden a los profesionales para curar o aliviar sus dolencias, cuales son, cariño y comprensión, cualidades que a Carlos le sobraban.

Su tratamiento amable y cercano, impregnado de confianza y cierto aire campechano, tratando a los enfermos con suma confianza, dando consejos y sabiendo transmitir con extrema delicadeza cualquier patología, hacía de él una persona admirable. Entrar en el Centro de Salud y ver a Carlos en su continuo ajetreo profesional constituía un halo de esperanza, tranquilidad y sosiego que todo paciente espera cuando la necesidad lo obliga. Su labor fuera del centro, cuando tenía que acudir a los domicilios particulares para practicar curas, que realizaba con maestría, acompañadas de gesto alegre y diálogo fluido y esperanzador ha hecho que fuera reconocido y admirado por una gran parte de la población ingeniense que hoy llora su pérdida.

Debemos añadir que además, Carlos, se ganó la confianza de sus compañeros de profesión, y asumió tareas de organización y gestión en el Centro que lo hicieron ocupar un cargo de dirección que desarrolló con eficacia, junto a la labor de docente. Siempre mostró gran interés por la historia de Ingenio y sus vecinos, alegrándose de tropezarse con alguno cuando en sus ratos libres recorría el barrio de Vegueta donde residía.

Asumimos las palabras de su compañero el doctor Javier Santana sobre el vacío irreparable que deja, incapaces de imaginar el Centro de Salud de Ingenio sin Carlos ni a Carlos sin el Centro de Salud.

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