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Santiago abre camino

56.000 pasos para llegar a Santiago

El Año Santo Jacobeo lleva a cientos de peregrinos desde Maspalomas a Gáldar en un camino de 65 kilómetros que atraviesa la Reserva de la Biosfera y el paisaje Patrimonio de la Humanidad

El tramo entre Tunte y Cruz Grande, en la segunda etapa, discurre por un sendero empedrado. | | R.T.

Aún no ha despuntado el día y a Tunte empiezan a llegar los peregrinos. Son las 06.00 horas de la mañana y calzarse las botas para lanzarse a descubrir los senderos de Gran Canaria ante extenuantes y casi imposibles cuestas se torna aún en una decisión difícil para los peregrinos que deciden iniciar el Camino de Santiago que une las iglesias jacobeas de San Bartolomé y el Templo Matriz de Santiago de Los Caballeros de Gáldar.

Un grupo de jóvenes hace el Camino con el Montañón Negro al fondo. | | A.V.

Pero bastan apenas cinco minutos de recorrido por un sendero empedrado para empezar a descubrir el camino entre volcanes, para cambiar de opinión y comprender que realizar esta ruta será una experiencia única: 56.000 pasos en un viaje a las entrañas de la isla a través de pistas de tierra, antiguos senderos, pinares, asfalto, las cenizas de un volcán, un entorno repleto de valores naturales y como testigos los fondos paisajísticos de gran belleza como la caldera de Tirajana, el Morro de Cruz Grande, el Roque Nublo, el Montañón Negro o los ecosistemas agropastoriles de la Ruta del Queso del norte de Gran Canaria. Y todo ello ante un pasaje que combina los secarrales de la etapa del sur con la exuberante vegetación de las estampas del norte. Desde que se inició el Año Santo Jacobeo el 1 de enero, cientos de personas han probado la experiencia y han seguido la flecha amarilla que algún senderista pintó con spray en rocas, asfaltos y muros para marcar el camino porque, salvo contadas excepciones en los cruces de los distintos caminos y varios monolitos en Gáldar, la ruta apenas está señalizada.

El camino tradicional que utilizaban los antiguos canarios para unir las dos parroquias jacobeas comienza en Tunte y tiene por delante 37 kilómetros. Pero esta ruta incorpora otros 28 kilómetros en su primera etapa desde el Faro de Maspalomas, pasando por Arteara y Fataga, para recrear el camino que hicieron los marineros gallegos que prometieron una ermita a Santiago El Chico en el siglo XV, aunque éste fue por Arguineguín y Cercados de Espino, y que se ha convertido en la alternativa para desviar turistas hacia medianías. En total, el camino tiene 65 kilómetros, 76 si se realiza a través de la variante de Tejeda. Desde el sur al norte la ruta completa un desnivel de 2.700 metros positivos, convirtiéndose así en uno de los ascensos más duros de España.

Credencial

El camino de Santiago entre las iglesias jacobeas arranca en la parroquia de San Bartolomé, donde los peregrinos deben hacerse con la credencial que tendrán que sellar a lo largo del camino para justificar el recorrido. Este documento se puede obtener en la parroquia y en el punto de información turística, pero dado que abren a partir de las 08.00 horas se puede conseguir de forma gratuita en los distintos negocios del pueblo. La única opción para los caminantes que arrancan antes del alba es La Panera de Tunte, operativa desde las 06.00 horas. Por delante queda un trayecto de 16 kilómetros para completar esta segunda etapa en la Cruz de Tejeda y unas seis horas y media de recorrido.

Octavio Navarro, José Carlos Arencibia y Manolo Castellano en el tramo de la Ruta de la Plata. A. V.

Con la credencial en la mano, el camino se inicia a través de una pista de tierra que parte desde la calle Juglar Fabián Torres, ubicada en la zona alta de Tunte. Solo cinco minutos después, la pista de tierra da paso a un paseo empedrado y empiezan a entremezclarse los colores de la naturaleza: el verde primaveral se funde con el negro todavía impreso en los árboles desde el gran incendio forestal de 2007 en las inmediaciones del Pinar de Pilancones.

Los peregrinos deben contar con al menos seis sellos para acreditar el camino: en Tunte, Degollada de Becerra, Cruz de Tejeda, Lomo del Palo, Saucillo y Gáldar

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Allí, con unas privilegiadas vistas de la caldera de Tirajana, Risco Blanco y el Pico de las Nieves, el gallego José Antonio Vázquez pasea cada día a su perro, llamado Mi Colega, por un tramo del camino. Afincado en Canarias desde hace 17 años y en Tunte desde hace tres, este coruñés conoce bien esta ruta, ya que hace apenas dos meses completó el camino desde las dunas de Maspalomas. «La experiencia ha sido muy buena, sobre todo por la gente que se encuentra en el camino», dice, «pero cansa demasiado porque las pendientes son muy pronunciadas». «El primer día casi me rindo, pero mis compañeros me animaron y continué», relata, «no sé cómo explicar la experiencia, pero me llevo la satisfacción personal de haberlo conseguido».

El primer tramo de esta segunda etapa une, a lo largo de 3,5 kilómetros, Tunte con el mirador de la Degollada de Cruz Grande, desde donde se contempla un vasto territorio que llega desde el yacimiento de la Fortaleza de Ansite, Risco Blanco o Los Sitios, hasta la presa de Chira y el Parque Natural de Pilancones, ubicado dentro de la Reserva Natural de la Biosfera de Gran Canaria, declarada por la Unesco en 2005.

Un ascenso duro

Tras un breve descanso comienza la subida más abrupta y complicada de todo el camino: la ruta de La Plata, una vía utilizada antaño para la trashumancia y como paso para el desplazamiento de los romeros. Este tramo supone para los caminantes un paso duro por su elevada pendiente, por lo que es recomendable transitarlo a primeras horas de la mañana para aprovechar la sombra que ofrece la montaña y antes de que el sol toque su punto más alto a mediodía. La Plata se erige como una combinación entre pista de tierra al principio y sendero empedrado en su segunda mitad, y dibuja un trazado serpenteante a lo largo de toda la pared de la montaña que conforma el Morro de La Conejera. En lo alto de este camino se encuentra la presa de Cho’ Flores, un pequeño estanque, ahora sin agua, desde donde se puede disfrutar de las vistas del barrio de Cercados de Araña y la presa de Chira.

Monumento natural de la Ventana del Nublo. A. V.

La Plata se terció una ruta dura para Octavio Navarro, José Carlos Arencibia y Manolo Castellano, tres conductores de guaguas y compañeros de trabajo que hace dos semanas decidieron emprender la aventura en su primer tramo de Tunte a Cruz de Tejeda. «Nos gusta el senderismo y queríamos experimentar este reto juntos», explica Octavio. Estos peregrinos, procedentes de Las Palmas de Gran Canaria, Teror y Tejeda, hacen el camino porque «está de moda» y porque «una salida al campo nos da un respiro en tiempos de pandemia». Este trío de guagüeros dividió el camino en dos fines de semana «porque es duro, vemos que es muy largo y no queremos quemarnos demasiado». En su caso, dejaron el coche en la Cruz de Tejeda y bajaron en taxi hasta Tunte para iniciar ahí esta experiencia.

Los caminantes pueden optar por la variante de Tejeda, de 15 kilómetros

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El fin de la subida de La Plata ofrece un descanso en el Llano de Pargana, un terreno esculpido en lava que se abre hacia el pinar y la cabecera del barranco del Negro antes de llegar al cruce que conduce a la Ventana del Nublo, una formación geológica de especial belleza que ofrece unas vistas del Roque Nublo y el Teide enmarcadas en piedra. Está en una desviación de 200 metros del camino.

Un kilómetro más adelante el caminante tendrá ante sí el primer cruce de caminos, el que lleva a Pico de Las Nieves, en la Degollada de Los Hornos, y aquí habrá recorrido 7,5 kilómetros desde Tunte, justo la primera mitad de los 16 kilómetros de esta etapa. Fuera del camino, a lo lejos, y ya con las primeras vistas del Roque Nublo, se encuentra la presa de Los Hornos. Comienza aquí el primer tramo de descenso después de más de cuatro horas de subida.

Morro de Cruz Grande. A. V.

El camino continúa por los Llanos de Bailico, situado en la zona inferior de los Llanos de la Pez, y se sumerge en el Llano de El Garañón para transitar después de forma paralela al campamento y justo a mitad del mismo el caminante debe estar atento porque llega al cruce que ofrece la posibilidad de continuar hacia la Cruz de Tejeda o por contra elegir la variante de Tejeda, esta última de 15 kilómetros. Quienes opten por esta ruta alternativa pasarán por la presa de Los Hornos, el Roque Nublo, La Culata, el monumento de La Cesta, el pueblo de Tejeda y la Cruz de Tejeda.

Para quienes transiten el camino original, el paisaje empezará a abrirse ante sus ojos y el Roque Nublo y el Bentayga comenzarán a emerger desde lo más profundo de la cuenca de Tejeda. El paseo conduce hasta la Degollada de Becerra, donde los peregrinos podrán sellar la credencial en el quiosco. Desde aquí, la ruta bordea la cuenca de Tejeda y enfila los tres últimos kilómetros de esta etapa. Dependiendo de la meteorología, el paisaje se abre hacia el noreste y permite las vistas de Las Lagunetas, en San Mateo, y del barranco de La Mina, en la cuenca del Guiniguada. Esta primera etapa finaliza en la Cruz de Tejeda, donde los peregrinos pueden conseguir otro sello en cualquiera de los establecimientos de la zona: el Asador Yolanda, el restaurante Ca’Faustino, el Parador de Tejeda, el hotel rural El Refugio -con precios especiales para el hospedaje de los peregrinos- y los distintos puestos del mercadillo.

Camino de Santiago en Gran Canaria

Camino de Santiago en Gran Canaria La Provincia

Última etapa

La última etapa del Camino de Santiago grancanario conecta la Cruz de Tejeda con el templo de Santiago de Los Caballeros de Gáldar a lo largo de 21 kilómetros de recorrido y una media de ocho horas y media y, al contrario que el tramo anterior, la ruta es en gran parte de bajada. Esta etapa es, quizá, la más bonita de todas, pues el campo seco del sur se convierte ahora en un escenario de contraste de colores que transita entre volcanes y pastos, conformando así un paisaje agropastoril que da buena cuenta de la importancia del sector primario en el norte de la isla de Gran Canaria.

Esta etapa parte desde la Cruz de Tejeda y desde el inicio el peregrino se enfrenta a un terreno hostil: la pendiente del Monte Constantino, la divisoria entre los municipios de Tejeda, San Mateo y Valleseco y donde hoy se encuentran las antenas de radio para la zona norte de la isla.

Es el tramo más duro de esta última etapa y, una vez superado, el camino transita por un sendero ubicado a las faldas de una pared de lava hasta llegar al mirador de la Degollada de Las Palomas, donde puede contemplarse la «tempestad petrificada», en palabras de Unamuno, el majestuoso paisaje de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, Patrimonio de la Humanidad desde julio de 2019.

Un grupo de personas peregrina por los altos de Caideros. A. V.

Atrás esta degollada, un sendero entre el pinar se adentra en el Paisaje Protegido de las Cumbres donde prima el pino canario, pero también otras especies de flora como la retama amarilla, las cerrajas, la hierba puntera, la flor de piedra, el tomillo o la salvia. El firme suelo se convierte en un terreno ligero cubierto de ceniza volcánica en un camino que conduce al caminante hasta la montaña y la Cruz de Los Moriscos, la frontera entre Artenara y Gáldar, en lo que se convierte en la antesala del monumento natural del Montañón Negro, ubicado en suelo de Gáldar, Valleseco, Guía y Moya, un espacio protegido desde 1994. La ceniza volcánica y la bruma del norte cambian por completo la estampa y el paisaje se vuelve grisáceo salpicado por los tonos verde, rosa y azul de la primavera tardía.

Allí, pasada la Cruz de Los Moriscos y camino al montañón, el grupo ‘De Pateo por Gran Canaria’, conformado por César, Enrique, Yolanda, Marta, Carmen y Bernarda, hace un descanso en el trayecto para tomarse unas fotografías. Este grupo familiar practica senderismo habitualmente, pero no había realizado el Camino de Santiago. «Lo hacemos motivados por el Año Jacobeo», señala Marta, quien explica que las dos etapas entre Tunte y Gáldar las han hecho en fines de semana diferentes. «Lo más duro es la ruta de La Plata, es un poquito fuerte y parecía que no íbamos a llegar pero lo conseguimos; vale la pena, pero hay que hacerlo despacio y con mucha agua», recomienda. Esta familia reconoce que el último tramo «no tiene nada que ver con el anterior, es menos brusco» y critica la falta de señalización oficial. «Nos guiamos gracias a las flechas amarillas que alguien pintó a lo largo del camino, porque si no nos perderíamos; no hay señalización más que en la salida del camino, así que nos hicieron a todos un gran favor».

El Montañón Negro es un espacio natural protegido desde 1994

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De este mismo punto parten cada fin de semana decenas de galdenses para transitar el tramo del camino que discurre por el municipio. Rafa Molina, el guía contratado por el Ayuntamiento para realizar estas excursiones, explica que los peregrinos hacen el último tramo del camino, de 18,5 kilómetros, entre la Montaña de Los Moriscos y Gáldar. Recientemente lo ha hecho un colectivo de jóvenes del municipio y los miembros de la agrupación folclórica Farallón de Tábata.

A pocos metros, el caminante bordea el volcán y se encuentra en la caldera de los Pino s de Gáldar, donde puede contemplar los pinos centenarios. El terreno empieza ya a registrar la bajada y desde el entorno se contemplan unas espectaculares vistas de Tamadaba, si el mar de nubes lo permite.

El camino enfila ya hacia Gáldar y atraviesa el cruce de Galeote para sumergirse en la Ruta del Queso. El paisaje empieza a adoptar ahora el color verde intenso de los prados del norte donde pastan los rebaños que ofrecen la materia primera para la elaboración de los quesos, aunque en esta época del año no están en la zona, ya que están en trashumancia en la caldera de Tejeda. El sendero transita flanqueado por fincas agropastoriles hasta Lomo del Palo, donde se debe sellar de nuevo su credencial, en el bar.

Tras un breve descanso, la senda acerca al caminante hasta Monte Pavón, un área de gran tradición ganadera y quesera y delimitada por fincas ganaderas sobrepasa el barrio de Caideros y prosigue, ya por asfalto y a la orilla de la carretera, hasta Saucillo, donde el Bar Pepe espera a los peregrinos para imprimir otro sello en su credencial, el penúltimo del camino.

Iglesia de Santiago de Los Caballeros de Gáldar, fin del camino. A. V.

Ya en bajada en los últimos kilómetros con destino a Gáldar, los peregrinos atraviesan el barrio de Tegueste primero por asfalto y luego por un tramo de tierra, hasta llegar a Hoya Pineda, un pueblo característico por ser el centro locero-alfarero tradicional de Gran Canaria. A partir de aquí se inicia la última gran pendiente del camino, en bajada por el barranco de Hoya Pineda hasta el barrio de Anzo, primero por una cuesta abrupta y empedrada y luego por el asfalto de la ciudad. En los últimos metros del barranco, los caminantes transitan entre plataneras hasta encontrarse con el Puente de los Tres Ojos que da la bienvenida al municipio de Gáldar.

En el centro de la ciudad y después de haber recorrido 37 kilómetros desde Tunte, los peregrinos han de dirigirse hasta el templo de Santiago de Los Caballeros atravesar la Puerta Santa, abierta solo en Año Jacobeo, y estampar el último sello. El Camino ya ha finalizado. Respira hondo.

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