Las plantas de energía empujan a la extinción del alcaraván en el Sureste de Gran Canaria

Los censos de población de estas aves protegidas reflejan un descenso en sus principales hábitats

Cadáver de un alcaraván en un parque eólico del Sureste de Gran Canaria

Cadáver de un alcaraván en un parque eólico del Sureste de Gran Canaria / LP/DLP

La aglomeración en el Sureste de Gran Canaria de parques eólicos, plantas fotovoltaicas, tendidos eléctricos, torres de alta tensión y vías de acceso a esas instalaciones energéticas está acabando con uno de los principales hábitats de los alcaravanes en el Archipiélago canario y empujan a la desaparición de esa especie en la isla.  

Los censos de ejemplares de esas aves, realizados desde el año 2012 hasta ahora en varias zonas del Sureste y de La Aldea, «reflejan una realidad alarmante para esta especie», según ha alertado Azaenegue Naturalistas, un colectivo dedicado al estudio de los animales en peligro de extinción, que se suma a los informes de agentes de Medio Ambiente del sobre la alta mortalidad de fauna autóctona al chocar contra los molinos de viento.  

El alcaraván, ha explicado este grupo conservacionista, es un ave de hábitos esteparios que cuenta con dos subespecies endémicas en el Archipiélago, una que habita las islas orientales (Burhinus oedicnemus insularum), y la otra, presente en las centro-occidentales (Burhinus oedicnemus distinctus). 

Esta segunda subespecie, presente en Gran Canaria, se encuentra clasificada como «Vulnerable» en el Catálogo Español de Especies Amenazadas y como «De Interés Especial» en el Catálogo Canario de Especies Protegidas. Además, figura en otros documentos de carácter internacional como la Directiva de Aves de la Unión Europea, o los Convenio de Bonn y Berna.

Degradación

«La destrucción y degradación del hábitat, la abundante presencia de depredadores exóticos y el aumento de las molestias en las áreas de concentración, alimentación y cría comprometen la existencia de las poblaciones más importantes de la isla», apunta Daniel González, coordinador de Azaenegue y uno de los autores del seguimiento a la población de alcaravanes de Gran Canaria.  

El punto de partida es un informe de 125 páginas realizado hace una década por la Consultora Dracaena, titulado Estudio del estado de la población de Alcaraván en la isla de Gran Canaria y amenazas para su conservación, que incluyó un censo de estas aves en varias zonas de cría. Desde entonces se ha registrado un descenso de la población de parejas y pollos, incluso la desaparición total de esos animales. Los seguimientos electrónico también revelaron la fragilidad de esta especie, pues se colocaron localizadores de radiofrecuencia en cinco ejemplares y cuatro de ellos aparecieron muertos a los pocos días, dos de ellos junto a molinos de viento y otro depredado por un gato.

«Los llanos desérticos del sureste grancanario y el valle de La Aldea suponían dos de los refugios de mayor interés, pero durante los últimos años la implantación masiva y sin planificación de parques eólicos y plantas fotovoltaicas ha arrasado con muchos de los reductos que disfrutaba la especie en la primera localidad, y el tramo finalizado de la autovía Agaete-La Aldea, el corredor turístico, o las concesiones para la extracción de áridos en el cauce del barranco de La Aldea, han supuesto la fragmentación y degradación de áreas imprescindibles», sostiene el investigador. 

La tendencia de la especie, añade, «es la misma en la mayoría de poblaciones de la costa norte, medianías y cumbres de la isla, donde solo unas pocas localidades arrojan datos estables». A todo ello hay que sumar el impacto de tendidos eléctricos, los atropellos en la densa red viaria o los numerosos mamíferos exóticos invasores que afectan a estos espacios y al resto del territorio. 

Además, existe un considerable aumento de las molestias en áreas sensibles debido a una falta de conciencia generalizada y la inexistencia de regulación, vigilancia y control. «Son múltiples los avisos a las administraciones competentes, sin embargo, la pasividad de éstas está siendo tan alarmante como el resto de amenazas que pesan sobre la especie», critica este colectivo.