«Por favor reactiven la búsqueda; solo queremos que vuelvan a sus hogares y poder darles una sepultura digna». Con estas palabras se se dirigió al Gobierno de España este sábado Mónica Navarro, hermana de Manuel Navarro, el biólogo grancanario desaparecido tras el naufragio del barco Villa de Pitanxo cerca de Terranova, a más de 400 kilómetros al noreste de la costa de Canadá. «Solo queremos que desde el Gobierno central se pongan todos los medios necesarios y adecuados para encontrar a los 12 desaparecidos tras el naufragio».
En torno a 200 personas participaron durante la mañana de este sábado, 26 de febrero, en la concentración convocada por los familiares de Manolín, como se le conocía cariñosamente, para reinvidicar al Gobierno que ponga en marcha todos los medios necesarios para encontrar los cuerpos de los doce marineros desaparecidos después de que las autoridades canadienses cancelase las labores de búsqueda el pasado 16 de febrero, apenas 36 horas después del inicio de los trabajos. Durante el acto, familiares de Manuel Navarro hicieron una recogida de firmas y todos los participantes guardaron un minuto de silencio.
«Desde Canarias nos sumamos al dolor de todos los familiares de los marineros de Galicia, Perú y Ghana desaparecidos en el naufragio», señaló Mónica Navarro, «desde las Islas unimos nuestras voces y sentimientos para que se reactive la búsqueda». La hermana del joven desaparecido explicó que si bien el Gobierno se ha puesto en contacto con los familiares de los marineros gallegos, no lo ha hecho con ellos. «Las familias gallegas han tenido varias reuniones con el Gobierno, pero nosotros no por la distancia, pero ellos desde allá hacen la lucha más intensa», manifestó, rodeada de ciudadanos que acudieron a la Plaza de La Feria de Las Palmas de Gran Canaria para mostrar su apoyo a los familiares.
Sobre la posibilidad de que se contrate a empresas internacionales con recursos tecnológicos capaces de realizar esa búsqueda - pues Salvamento Marítimo no dispone actualmente de medios submarinos con capacidad para sumergirse a 1.000 metros- , Mónica Navarro sostuvo que la familia aún mantiene esperanzas de que eso ocurra. «La esperanza es lo último que se pierde».
Los asistentes a la concentración participaron en una recogida de firmas y guardaron un minuto de silencio
Durante la concentración, Judith Santana, sobrina del biólogo desaparecido, leyó un manifiesto en el que recordó a los 12 marineros desparecidos. «No estamos aquí solo por Manolo, sino también por el resto de trabajadores desaparecidos [...] la lucha no acaba hoy, esto es el principio de un largo camino; exigimos el regreso de nuestros familiares para acabar con esta agonía y su búsqueda como la de cualquier otra persona desaparecida tras una catástrofre», leyó la joven. A través del documento la familia reclamó «mayor información sobre cómo sucedió y sobre cómo se llevó la seguridad de estas personas para acabar bajo el mar». «Queremos que a partir de hoy se marque un antes y un después en la vida de muchos marineros que se marchen sin saber a ciencia cierta si volverán a su hogar y las condiciones de seguridad no les respaldan».
La joven describió a su tío como una persona dada a los demás «que al volver de su travesía volvía con los bolsos vacíos porque regalaba sus cosas a los compañeros más desfavorecidos del barco».
En el acto participó también Héctor García, un ingeniero naval y oceánico quien aseguró que «es posible reanudar la búsqueda». «Una vez que entra agua en la bodega de un barco pesquero, está sentenciado al hundimiento, por eso reclamamos que se aclare lo ocurrido y se trate de dar mayor seguridad a todas las personas que se juegan la vida en el mar».
Entre las personas que apoyaban a la familia estaba Julio López, un marinero que trabaja en el mismo armador que gestionaba el Villa de Pitanxo, el Grupo Nores. «Cuando sabes que son compañeros uno se queda hecho una porquería, y más aún si conoces a alguno, como a Ricardo Arias, el único superviviente de otro naufragio en 2001, con quien trabajé durante años», dijo. No conocía personalmente a Manuel, pero apoyó la causa en su condición de marinero. «Aquellas son aguas complicadas, hay mal tiempo y mucho frío, pero el marinero que va allí sabe lo que se va encontrar, así que encontrarlos va a ser difícil, casi imposible». «Estoy aquí porque me gustaría que también apoyaran a mi familia si fuera mi caso», concluye.
