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La expedición de San Mateo a Ucrania entrega la ayuda y regresa con ocho refugiados

En el convoy viaja una familia con dos niños que ya tiene un hogar de acogida en Gran Canaria

El alcalde y un policía local de San Mateo entregan lápices de colores en un campo de refugiados

El convoy de ayuda humanitaria a Ucrania organizado desde el Ayuntamiento de San Mateo entregó las cinco toneladas de material sanitario en la frontera con Polonia y este miércoles ha emprendido el viaje de regreso con ocho refugiados de la guerra, seis adultos y dos menores, de los que siete serán acogidos por familias de la isla. 

La expedición de cinco vehículos y diez chóferes para llevar la solidaridad de los grancanarios hasta Ucrania partió hace una semana del Puerto de La Luz y tiene previsto regresar a las diez de la noche del próximo domingo, después de atravesar Polonia, Alemania, Francia y España con ocho personas rescatadas de la guerra. 

Se trata de un matrimonio con dos hijos de corta edad, de dos y cuatro años, que serán acogidos por, Diana y Alberto, una pareja grancanaria que les ha ofrecido su hogar hasta que puedan rehacer su vida. El niño pequeño, Alexander, ha sido operado recientemente de una grave enfermedad, por lo que también viaje el padre para cuidar de él.  

Las otras personas que llegarán hasta la isla son una hermana y una sobrina de Víctor, un ucraniano residente en San Mateo desde hace veinte años y uno de los impulsores de la caravana solidaria, y la madre de otra persona que también vive en Gran Canaria y que se hará cargo de ella. El octavo refugiado es un hombre con discapacidad que se quedará en Madrid con sus familiares.

La idea inicial era trasladar hasta Canarias a otras tres familias que han huido de la guerra, tres madres con dos niños cada una, pero no pudieron salir de los campos de refugiados de la frontera polaca al no disponer de pasaportes. Esa ha sido la «gran frustración» del viaje, según comunicó vía telefónica Manuel Roales, uno de los organizadores, pues ya hay tres familias grancanarias dispuestas a acoger a esos menores y esperaban recibirlos en el barco de este próximo domingo.   

Manuel Roales y Pepa Roque, que desde hace quince días acogen en su hogar de Siete Puertas a otra madre ucraniana con dos hijos, continuarán haciendo gestiones para traer a esos refugiados hasta España, en alguno de los viajes semanales que realizan los bomberos solidarios de Madrid, para después traerlos en avión hasta la isla. 

El viaje de ida desde el puerto de Huelva hasta Cracovia, en plena Semana Santa, se retrasó al encontrar grandes atascos en las proximidades de París y en los once peajes franceses que tuvieron que atravesar, explicó Roales, quien resaltó que durante todo el trayecto han recibido el aplauso de los ciudadanos europeos, unos desde los coches en las autopistas y otros en las gasolineras o las ciudades por donde han pasado. 

Los cuatro microbuses y el camión son conducidos, además de Roales y Víctor el ucraniano, por el alcalde de San Mateo, Antonio Ortega, un policía local de ese municipio, otros dos agentes municipales de Santa Brígida, un voluntario de la Guardia Civil, una conductora de ambulancia experta en rescates, y otros dos profesionales  de actividades privadas. 

Al llegar a Cracovia entregaron todo el material sanitario a las ONG que organizan los campos de refugiados en la frontera, que lo repartirá por los hospitales de las zonas en guerra. El grupo de San Mateo ha recibido en todo momento la colaboración de los bomberos de Madrid y de Casa Carmela, un restaurante solidario de la capital española que también se ha implicado en el traslado de ayuda humanitaria. 

En la frontera, los miembros del convoy canario han visto la desesperación de las familias que huyen de los bombardeos rusos, pero también la fraternidad de grupos de otros países que, como ellos, se han lanzado a la carretera para ayudar a las víctimas de Vladímir Putin.

El viaje de regreso se hará de forma más pausada, haciendo noche en Dresde, Orleans y Córdoba,   y con parada de almuerzo en Madrid para agradecer el apoyo logístico que han estado recibiendo de los bomberos y Casa Carmela.  

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