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Música y chapuzones en el Bioagaete

Miles de personas desbordan el Puerto de Las Nieves en el regreso de festival cultural y solidario | Las fiestas concluyen hoy con otros veinte conciertos

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Festival Bioagaete en Las Nieves Andrés Cruz

El Bioagaete es una de los pocos festivales en los que es posible darse una zambullida entre concierto y concierto. O al revés, bailar un rato entre chapuzón y chapuzón. Los escenarios están tan cerca de la orilla que casi se pueden seguir la actuación musical desde el mar. Eso es lo que hicieron la mayoría de los miles de asistentes al encuentro cultural y solidario del Puerto de Las Nieves, que en su vuelta tras la pandemia se confirma como uno de los actos más multitudinarios del verano grancanario.

Aunque el día amaneció nublado, a mediodía ya hacía suficiente calor como para pasar por los tres escenarios a echar un vistazo a los primeros grupos -Reprimers, Punto Aparte y Mojo Swing- y seguir directos para el agua, pues es una tentación a la que es difícil resistirse cuando aprieta el sol. Algunos salieron de El Molino tarareando Un beso y una flor, de Nino Bravo, y A dios le pido, de Juanes, con las que acabaron Punto Aparte, una formación que parece más bregada en verbenas que en festivales.

En la segunda tanda de conciertos -Dr. Extraño, Cosalinda y Silbo Gomero- aún se veían algunos claros frente a los escenarios, pues los termómetros rozaban los 28 grados, pero a partir de las 15.00 horas se veían riadas de personas bajando hacia Las Nieves y ya fue complicado llegar a las primeras filas.

En el escenario principal de la explanada se sucedieron las actuaciones de Salta (Tributo a Tequila), Tabaiba Reggae, Skatman, Prana y Yuyo Unu y los Iglús. Lleno a tope, con idas y vueltas a la playa o a comprar cerveza fresca con los biovasos, que cuestan un euro y se utilizan durante todo el festival.

En El Molino, un escenario más pequeño, el grupo teldense Enkassette empezó a caldear más el ambiente con su tema Meloneras Melenara, una crítica a la destrucción del litoral con un estribillo prestado de Bob Dylan, aquel Man gave names to all the animals que en versión fiestera se convirtió en «vamos para la playa, sin el bíkini». Después de ellos actuaron Aldara, Irene Drive e Ibaute.

Los organizadores califican de «éxito total» la asistencia a la primera jornada de conciertos y talleres

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En la Rosa de los Vientos, aún más familiar, tanto que los clientes de terraza de la Cofradía de Pescadores quedaban dentro del escenario, o los cantantes dentro del restaurante, Aníbal Llarena y Belén Lajalada pusieron a bailar al personal con su fusión de electrónica, chácaras y tambores. Le siguieron hasta caer la noche Ruru Queen, Gekah, Baked Belda, Cristina Cabrera y A.M.U.D.

Pero el Bioagaete es mucho más que música. De hecho, este año arrancó desde la mañana del jueves con la Ruta de los Sabores, una excursión por fincas y queserías del municipio para oler y degustar café tostado, miel, leche recién ordeñada, mermelada, guanábana, aguacate o pitahaya.

El viernes hubo cuatro actividades. Por la mañana se celebró la Ruta del Azúcar, «un viaje a las entrañas de Agaete a través de la historia que revela los secretos del Ingenio Azucarero de Las Candelarias, una joya arqueológica que espera a ser descubierta», relataron los organizadores, y luego un retroceso en el tiempo hasta llegar a las tumbas del Parque Arqueológico Maipés y concluir con una visita guiada al Jardín Botánico del Huerto de las Flores. Ya por la tarde-noche se sucedieron el senderismo nocturno, una carrera de orientación con un centenar de participantes, y hasta cerca de la medianoche, para calentar motores en el escenario principal, la actuación del grupo musical Mixtura Cromática.

Ayer, en los talleres, el artesano Vicente Díaz Melián enseñó a fabricar cestos de caña y a trabajar las hojas de palmera, que es el logotipo de esta décima edición del Bioagaete. Poco más allá, en la entrada del Muelle Viejo, Jesús Betancort instaló una carpa para que la chiquillería conozca los peces de las islas mientras construye réplicas en cartón y pinta. Al acabar la jornada del sábado, los organizadores la calificaron de «éxito total». Este domingo habrá más música y más calor.

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