Tras dos años de parón debido a la pandemia del Covid, como cada 9 de septiembre y  en la víspera del santo patrono, San Nicolás de Tolentino, los aldeanos celebraron este viernes la Bajada de la Rama, que este año al coincidir con el fin de semana y a las ganas de diversión contó con una mayor participación que en ediciones anteriores. Este festejo de los aldeanos, su  hospitalidad y las preocupaciones por las vivencias de sus tradiciones, volvió a  contagiar de jolgorio a los visitantes, animándoles a participar de una desbordante manifestación popular llena de colorido y alegría, preludio de la gran bacanal de la deseada fiesta del Charco.

Como es costumbre en La Aldea, familiares y amigos se reunían pasado el mediodía  para participar en animadísimos tenderetes donde no faltó una suculenta comida, buenos rones, timples y guitarras. Ya sobre las cuatro de la tarde, como si de una peregrinación se tratara, empezaron a emerger grupos de todos los rincones, en animadas y alegres parrandas, para reunirse en al Almacén de los Picos, tradicional lugar de partida de La Rama. Desde este emblemático lugar, a las cinco en punto de la tarde,  niños, jóvenes y mayores, emulando la costumbre de los aborígenes canarios para rogar al dios Alcorac de la lluvia, que en un pueblo agrícola como La Aldea es imprescindible para la supervivencia de sus gentes, salían bailando al ritmo de las populares charangas y acompañados de papagüevos en dirección al Barranquillo Hondo, lugar donde suele finalizar el festejo.

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Rama y fiestas en La Aldea LP / DLP

No obstante, la gran participación de este año, más de 3.000 personas, impidió llegar a ese punto porque el permiso para el cierre de la carretera expiraba a las diez de la noche y a esa hora la Rama aún estaba saliendo del casco urbano de La Aldea. A las nueve pasaba por la plaza de la iglesia, donde se concentra el mayor número de 'rameros' y público espectador.  

Durante horas, y a pesar del fuerte calor, la gente no dejó de bailar con la música populachera de  las bandas de Agaete y la Charanga de La Aldea, agitando ramas en alto y gesticulando unos cuerpos alegremente desenfrenados, bajo la atenta mirada de las muchas  personas expectantes en aceras y azoteas por donde pasaba el cortejo.

Una vez que la banda dejó de tocar, la gente empezó a disgregarse, pero no a dormir y descansar para la Romería de hoy sábado, sino a ducharse, cambiarse y volver de nuevo a los actos de la medianoche centrados en la verbena y chiringuitos.

Con gran asistencia de público, durante la mañana y en terrenos colindantes con la avenida San Nicolás se celebró la Feria de Ganado, en la que participaron unos 200 animales, la mayoría de los sectores vacuno, caprino y caballar. Se repartieron premios por un importe de 1.000 euros.