ANÁLISIS

Bandama: frenemos el ocaso de un paisaje emblemático

Los autores reivindican un centro de visitantes e interpretación, y las necesarias inversiones para dignificar el mirador del Pico

Bandama: frenemos el ocaso de un paisaje emblemático

Bandama: frenemos el ocaso de un paisaje emblemático / LP/DLP

Alex R. Hansen Machín / Guillermo Morales Matos

A menudo se asocia la innovación solo a la tarea creativa humana, cuando han sido las fuerzas de la naturaleza las que han tenido ese papel protagonista. Hará unos 2.000 años que se creó el doble volcán de la Caldera-Pico de Bandama, erupción que transformó el entorno de la comarca que reconocemos como Monte Lentiscal y, más recientemente, como Paisaje Protegido de Tafira. Después de esa erupción, la capa de piroclastos (picón para los grancanarios) volvió a cubrirse de un bosque termófilo caracterizado por el predominio de los lentiscos (Pistacia lentiscus). Tras la conquista de la Isla (1478-1483) el colono neerlandés Daniel Van Damme introdujo las vides en las laderas de la Caldera. Pero no fue hasta finales del siglo XVIII y primeras décadas del siglo XIX con la enajenación de las tierras realengas del Lentiscal en favor de grandes propietarios y especialmente del Marqués de Acialcázar, que la comarca fue totalmente deforestada y reconvertida en paisaje de viñedos. El moteado manto vitícola, con lagares, bodegas, haciendas y algún caserío, es decir, el nuevo paisaje agrícola, adquirió empaque e identidad, tal como ocurriera pocos años atrás con los enarenados resultado de las erupciones volcánicas de Timanfaya (1730/36), especialmente en La Geria y su entorno inmediato de la isla de Lanzarote.

Varios son los elementos de interés natural y cultural que podemos encontrar en este espacio tan característico:

- Un volcán doble, cono y caldera, que constituye desde el punto de vista volcanológico la más grande y reciente estructura fruto de la más violenta erupción de la Isla hace unos dos mil años. Una erupción cuya modalidad y morfologías resultantes no tienen igual en ninguna otra isla del Archipiélago.

- Desde el punto de vista biogeográfico, el biotopo de matorral costero y bosque termófilo con más biodiversidad de la isla (mas e 170 especies vegetales y unas 22 especies de avifauna).

- El patrimonio arqueológico, cuenta con un poblado troglodita y un silo fortificado en el interior de La Caldera, así como otros poblados indígenas en Monte Quemado y, probablemente, en La Atalaya.

- Es y ha sido un lugar de visita obligatoria para todos los viajeros y científicos que han recorrido Gran Canaria desde los inicios del siglo XIX.

- Es también la más destacada y mejor atalaya paisajística y de tradición turística del nordeste insular (por lo cual se construyó la primera carretera con fines exclusivamente turísticos de la isla, a principios de la década de 1940).

- Fue durante todo el siglo XIX y buena parte del siglo XX, la comarca vitivinícola más importante de Gran Canaria, en la que se generó la mayor concentración de bienes patrimoniales etnográficos de bodegas y lagares de la isla y, probablemente, del Archipiélago.

- Vuelve a ser hoy la comarca que reinició el auge moderno de la viticultura en Gran Canaria, llegando a tener la primera denominación de origen de la Isla: Monte Lentiscal) y, es actualmente, la que concentra el mayor número de bodegas en producción.

- Casi por inercia, sigue siendo hoy un lugar visitado por el turismo internacional y nacional y su magnífica Caldera se ha convertido en un lugar emblemático de senderistas, estudiantes y deportistas de montaña.

Así pues, la actividad volcánica y la acción de nuestras gentes a lo largo del tiempo, contribuyeron a crear un espacio singular, que ha merecido por Ley, su declaración como Paisaje Protegido de Tafira y Monumento Natural de Bandama. Su valor natural y cultural, se ve acrecentado además por: a) su valor turístico (es una atalaya desde la que se divisa todo el cuadrante NE isleño), que recibe más de 400.000 visitantes al año; b) ha acrecentado su valor vitivinícola, pues desde el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Monte Lentiscal, ahora englobada en la de Gran Canaria, única de la isla, se ha reactivado su puesta en valor; c) su espacio se ha incorporado al turismo rural y vacacional; d) atesora un valor testimonial por su conjunto de lagares armoniosamente dispersos en todo el paisaje, y muy bien representado en el Caserío de Bandama, de enorme interés etnográfico y antropológico. En suma, su valor icónico en el ámbito grancanario es inestimable.

A pesar de los anterior, y reconociendo como mérito que desde 2006 estén aprobadas unas Normas de Conservación del Monumento Natural de Bandama, en las que se recoge la necesidad de «establecer» en dicho caserío un Centro de Acogida de Visitantes e Interpretación, la desidia y la inacción se han apoderado de este hermoso paisaje. Ni obras de conservación, ni higiene ni limpieza, ni paneles informativos ni señalética suficiente y adecuada. Y por supuesto, ausencia total de vigilancia en un lugar tan frecuentado y con una naturaleza tan frágil.

Es impropio de un lugar tan visitado como éste, que no está de paso, sino que es un objetivo concreto de interés, que mantenga un mirador desvirtuado, en mal estado de conservación, con una casa abandonada desde hace años, unos baños insuficientes y cerrados, con una potente antena de telecomunicaciones como mástil del «pico piroclástico»; incluso los vallados y pavimentos del mirador son de distintas hechuras. No se advierte al que entra en el Monumento Natural por la única vía existente, que se encuentra en un lugar extremadamente frágil; no hay información sobre la identidad de cada elemento natural o cultural del espacio protegido. Incluso antes de la ascensión al Pico, por la falda del cono de Bandama, casi pasa desapercibido el caserío de las Casas de Bandama preñado de antiguos lagares y bodegas que se están cayendo a cachos, especialmente un lagar de factura decimonónica, de uso comunal y en muy buen estado de conservación y su entorno de construcciones rurales. Lástima nos da a veces acompañar a amigos que vienen por primera vez a conocer nuestra tierra y cultura. Desaliento en el mejor de los casos.

Pero quizá lo más grave es que no haya un lugar ad hoc, para recibir adecuadamente a aquellos visitantes que deseen ampliar sus conocimientos del espacio geográfico sobre el que se encuentran. La carencia de un Centro de Visitantes e Interpretación, que aún potencia más la anomia que invade a nuestros visitantes, sean foráneos o locales. Es decir, la inexistencia de un centro de referencia. Esta carencia es una pérdida de oportunidad que no permite organizar los flujos turísticos, no permite establecer los aforos necesarios tanto para la visita al Pico como a la Caldera, no permite ofrecer las infraestructuras necesarias para la información y el aseo, no permite tampoco conectar con el antiguo Monte Lentiscal, con la cada vez más presente red de bodegas de vino, con las vides cada vez mejor cuidadas, con las casas solariegas vinculadas al negocio del vino, y con los nuevos usos hosteleros y de restauración. Tampoco facilita canalizar el senderismo en el Monumento Natural con vistas a la sostenibilidad de sus senderos y del importantísimo patrimonio vegetal, arqueológico y etnográfico que atesora este complejo y rico espacio.

Además hay problemas que se eternizan, como el necesario cierre de la carretera programado por las Normas de Conservación del Monumento. Y es que esa vía en caracol es cada vez más una amenaza (no hay límite de tara a guaguas y otros vehículos) que una carretera segura de conexión con la cima. Siendo como es el ramal de la GC-302 que sube al Pico, lo más razonable sería reconvertirla en una vía peatonalizada para paseantes y senderistas, una vía de vehículos ligeros eléctricos, lanzaderas y bicicletas, disminuyendo así los impactos sobre las laderas inestables del volcán que activan la erosión y facilitan los peligrosos desprendimientos.

Además de las dos figuras de Espacios naturales Protegidos de Canarias y de sus Normas de Conservación, que ya debían haberse actualizado, ha habido otras iniciativas documentales para intervenir adecuadamente en este espacio, todas ellas en vano. El arquitecto Ricardo García Molina y su equipo redactaron en 2018 por encargo de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo Insular, un Anteproyecto de Infraestructuras y Acogida, en el que señalan que las edificaciones del Caserío de Bandama son la localización idónea para establecer un equipamiento de acogida de visitantes y gestión activa del uso público, que también contribuirá a conservar y poner en valor este significativo recurso cultural que suponen las edificaciones de valor etnográfico del Caserío de Bandama.

Pese a todos estos rigurosos estudios, normativas y recomendaciones, pese a la importancia cultural del espacio y a las innumerables cualidades descritas más arriba, pese a que la propia Caldera de Bandama es propiedad pública adquirida por el Cabildo en la década de 1970, las actuaciones del Cabildo Insular de Gran Canaria han sido durante muchas décadas excesivamente tímidas, con inversiones escasas que, en consecuencia, no han logrado impedir un deterioro continuado del monumento natural, la degradación del importantísimo mirador del Pico de Bandama y del patrimonio etnográfico de su Caserío, cuando no su pérdida. Y tampoco se ha ocupado de adquirir los bienes inmuebles de carácter etnográfico que se han señalado en las Normas de Conservación y en todos los documentos de expertos para su necesaria buena gestión. Así ocurre con el lagar comunal situado a la entrada de Las Casas de Bandama, único lagar original que queda en el caserío y además el único de uso comunal de toda la comarca.

Consideramos que este es en efecto el mejor espacio para su posterior conversión en Centro de Visitantes e Interpretación de los espacios naturales indicados. Así se ha demandado desde la Asociación de Amigos de Bandama en numerosos escritos presentados al Cabildo, escritos que han sido apoyados, solidarizándose con las demandas que reclamamos, haciéndolas suyas, las siguientes instituciones, departamentos, grupos y asociaciones: el Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Gran Canaria (Crdogc); Asociación de Viticultores y Bodegueros de Gran Canaria (Vinigran); Asociación Insular para el Desarrollo Rural de Gran Canaria (Aider Gran Canaria); departamento de Geografía de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC); Grupo de Investigación Geología en Terrenos Volcánicos de la ULPGC (Geovol); Grupo de Investigación Biología Integrativa y Recursos Biológicos (Birb), perteneciente al Instituto de Estudios Ambientales y Recursos Naturales (Iunat) de la ULPGC; Real Sociedad Económica de Amigos del Pais de Las Palmas de Gran Canaria; Orden del Cachorro Canario; Ayuntamiento de Santa Brígida, con una moción aprobada por unanimidad de todos los grupos políticos en el Pleno de 28 de Enero de 2021.

Además, la gestión de las competencias cabildicias en el monumento natural de Bandama se reparten entre demasiados departamentos: la consejería de Turismo, que ostenta con desidia y abandono la gestión del Mirador del Pico; la consejería de Medio Ambiente; la consejería de Patrimonio Histórico, responsable de los bienes patrimoniales (etnográficos y arqueológicos); la consejería de Agricultura, con competencias en el importante sector vitivinícola del Paisaje protegido de Tafira, en cuyo interior se encuentra el Monumento Natural de Bandama. Y aún podríamos añadir a la Consejería de Vías y Obras, que parece ignorar que las carreteras que gestiona se encuentran dentro de espacios protegidos y que, por tanto, debieran recibir el tratamiento adecuado a su condición. Reclamamos desde aquí, la necesaria e imprescindible coordinación entre las mismas con vistas a mejorar estos importantísimos e icónicos espacios protegidos de Gran Canaria. Es por ello que: exigimos al Cabildo Insular, una acción proactiva e inmediata para que este espacio vuelva a tener la dignidad y prestancia que su importancia merece, dotándolo de un Centro de Visitantes e Interpretación, y realizando las inversiones necesarias para dignificar el mirador del Pico y la gestión del mismo.

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