Gáldar

Un baile bajo la lluvia de Santiago

Gáldar celebró ayer la romería ofrenda a su patrón

«Mi hija tiene cinco años y ya tiene su traje de canaria», según Bárbara, que lleva la tradición por bandera

C. G. A.

La primera vez que Carmelo Bolaños acudió a una romería tenía seis años. Era apenas un crío cuando ya apuntaba maneras, y junto a su padre, que por aquel entonces era encargado de romerías, decidió comenzar una tradición que hoy en día, más de sesenta años después, sigue viva. Ha llovido mucho desde esos tiempos, y los cambios, como es de obviar, han sido notables. «Recuerdo las calles siendo de piedra, y bajo mi gusto todo era mucho mejor», rememora nostálgico. 

El municipio de Gáldar vivió durante la tarde de ayer su tradicional Romería Ofrenda a su Santo Patrón Santiago. Una fiesta que estuvo marcada por el buen ambiente y la lluvia, que tras una semana de calor se hizo notar entre los asistentes. Vestimenta típica canaria, rondallas, quesos, chorizo de Teror y papas arrugadas entre otras comidas, que pusieron el gusto a una fiesta que, cada año, pone a Gáldar en lo más alto. 

Mientras espera a que lleguen las ofrendas para su carreta, Carmelo intenta controlar su alrededor, pues quiere que todo salga a la perfección en un día que, según explica, es de muchas emociones. «Lo que más pena me da es que las nuevas generaciones no van a tirar del carro», dice. «La juventud cree que la carreta es un bar para beber, no tienen ganas de trabajar y no van a seguir con las tradiciones de nuestros antepasados», comenta. 

Además de llevar su carreta a todas las romerías que puede, Carmelo presume de pertenecer a varios grupos de música. «Empecé a tocar hace seis años porque me jubilé y no tenía nada que hacer», expresa. Desde entonces, pide a la organización que las rondallas, a poder ser, vayan detrás de su carreta. De este modo, él podrá ir tocando mientras disfruta de su carreta, a la que trata como si fuera de la familia. «Yo no tengo hijos, por eso trato a mi carreta como si lo fuera. Le tengo mucho cariño y hasta que me muera seguiré con ella en cada romería que se celebre», concluye. 

Agaete se suma a la comitiva oficial junto al pueblo anfitrión y Guía dentro de un encuentro comarcal

Yessica Jiménez, por su parte, acude por décima vez junto a su hijo, que al igual que ella, va perfectamente vestido para la ocasión. «Mi hijo me acaba de preguntar que si no existiese esta tradición, qué haríamos», explica. «Yo le he dicho que si no hubiese esta, habría otra a la que iríamos», dice entre risas. Junto a una de las carretas, madre e hijo intentan seguir una tradición que Yessica comenzó cuando era pequeña por la educación que le dieron sus padres, y es que tal y como dice, «para que la tradición siga adelante, las nuevas generaciones dependen de lo que padres, colegio y entorno inculquen a los más pequeños". Una iniciativa por la que todos los interesados deberán remar a contracorriente. 

La melodía de la romería corrió a cargo de Manolo Arencibia y Fernando García entre otros muchos. De Arucas y Gáldar respectivamente, tocan en aires del norte Agáldar, un grupo de música que componen varios amigos atraídos por la tradición canaria. «Tocamos de todo a través de un repertorio, desde las folías que crean sentimiento, hasta las isas canarias que forman parte de las parrandas», aseguran con sus guitarras en la mano. 

Dos niños cargan la ofrenda durante el inicio de la romería

Dos niños cargan la ofrenda durante el inicio de la romería / José Pérez Curbelo

Poniendo a punto los últimos detalles de las carretas se encuentra Dunia Velázquez, que pertenece a la carreta de Juncalillo de Gáldar. Llevan toda la vida acudiendo a esta romería, pero con el incendio que azotó el pueblo y el covid, tuvieron que hacer un parón hasta este año, cuando han vuelto a retomar la tradición de llevar a lo más alto al pueblo de Juncalillo. «Hoy es como si volviéramos a la primera vez, porque después de tantos años tenemos la ilusión de un niño pequeño», comenta algo nerviosa. Una de las novedades que incluye este año la carreta, es un uso de lino, con el que buscan que este material forme parte de la tradición y se empiece a utilizar mas. Yessenia Velázquez ha sido la encargada de montar en la carreta el uso de lino, un trabajo que le ha llevado tres días. «Lo he hecho todo con materiales reciclados, y toda esta tradición la llevo a cabo para rendir homenaje a mis abuelos, que sentían estas fiestas con mucho sentimiento, algo que ahora conservo yo». 

La afición de tejer

Entre risas, bailes y alguna que otra foto están Carmen, Fermín, Francis y Elisa. Ellos son un grupo de amigos que lleva esto de las fiestas populares en la sangre. Lo ven como una manera de seguir las tradiciones de los antepasados. «Venimos a todas las romerías que podemos principalmente porque nos gusta la fiesta», dice Francis entre bailes. Carmen, sin embargo, es la encargada de tejer y formalizar las vestimentas de cada uno de ellos, una afición que lleva a cabo desde hace unos años. «Le hago la ropa a mi familia y amigos porque me gusta que todos los que van a romerías vayan bien vestidos», explica. 

Ella, tiene una hija de 22 años, a la que ha intentado transmitir los valores de la tradición canaria. «Yo creo que todo esto hay que inculcarlo desde la niñez, sobre todo creo que es una tarea de los colegios y de los padres, porque el que quiere que esto se mantenga, puede hacerlo realidad a través de la educación de los más pequeños», sentencia. Llegados desde diferentes partes de la isla, este grupo de amigos asegura que terminará el día entre rondallas, comida y risas. Eso sí, con la mente puesta en la próxima salida, que será la de las fiestas de La Aldea y La Rama de Agaete, una cita que intentarán no perderse. 

Una de las rondallas que estuvieron presentes en el recorrido

Una de las rondallas que estuvieron presentes en el recorrido / José Pérez Curbelo

A punto de unirse a la fiesta está Rubén Caballero junto a familiares y amigos, que afronta su primera vez en la romería de Gáldar. Aunque ha ido a otras muchas repartidas por los pueblos de la isla, esta vez disfruta de la tradición del municipio del norte atraído por la insistencia de su novia. «De momento me está gustando mucho, la veo tranquila y con buen ambiente», desvela.

Ya con el inicio de la romería, padres, abuelos, amigos, primos y conocidos disfrutaron de la música canaria que retumbaba por cada esquina de la Bajada de Las Guayarminas, lugar en el que dio comienzo el eterno baile. En un cruce de opiniones entre el futuro de las tradiciones canarias se encuentran los que lo ven todo muy negro, como es el caso de Carmelo Bolaños, o el punto de vista de los adolescentes que, mortificados por esas declaraciones, intentan defender la parte que les toca. Es el caso de Bárbara Caballero, que acude junto a dos de sus amigas a la que considera «una de las romerías más bonitas de la isla». 

Los vecinos de Juncalillo quisieron resaltar en su carreta el uso del linaje como una tradición

Va perfectamente arreglada con su traje de canaria, una compra que hizo el año pasado para poder acudir a las romerías adecuadamente. «Yo no creo que la juventud vaya a acabar con estas tradiciones, porque hay muchos jóvenes que se dedican a preparar carretas y ofrendas. Hay de todo, pero no se puede juzgar por un porcentaje», comenta. Ella, según recuerda, lleva toda la vida acudiendo a estas fiestas tradicionales. Primero con sus padres, y ahora junto a su hija pequeña o sus amigas, como es el caso. «Mi hija tiene cinco años y ya tiene su vestido de canaria y ha ido a romerías en Fuerteventura, lugar que frecuentamos durante el verano», dice orgullosa. 

De este modo, entre lluvia, canciones típicas, trajes canarios, carcajadas y emociones, finalizó, un año más, la tradicional romería ofrenda a Santiago. Una fiesta popular en la que veteranos y jóvenes luchan por mantenerla.

Suscríbete para seguir leyendo