ANÁLISIS

Las imágenes lujanianas de San Sebastián en Guía, Gáldar y Agaete

El de la villa guiense fue donación de Ignacia de Silva, presunta novia del escultor

La isla tuvo ocho ermitas dedicadas a esta advocación contra la peste y quedan tres

Ermita de San Sebastián de Guía construida en 1528

Ermita de San Sebastián de Guía construida en 1528 / LP/DLP

Pedro González-Sosa

Varias son las localidades de Gran Canaria que tienen o han tenido ermitas dedicadas expresamente a San Sebastián que preferentemente fueron construidas casi siempre a la entrada de aquellos pueblos para, al considerarlo protector de epidemias, evitar la entrada de aquellas enfermedades, sobre todo la peste. Las Palmas tuvo en su tiempo dos ermitas dedicadas a este santo. Una primitiva levantada a principios del siglo XVI situada en las inmediaciones del Banco de España. Estaba allí fuera de la muralla que protegía la ciudad desde el castillo de Santa Ana al de Mata. Todavía se localiza allí en 1559 en el mapa de Torriani y en 1599 en el de Prospero Cazola. Pedro Agustín del Castillo, en 1686, ya no se refiere a la antigua sino que dice que «demolida la primitiva situada extramuros se edifico una nueva frente a la de San Telmo». En 1792 el ingeniero militar Luís Marqueli la sitúa ahora «en Triana y donde está la de San Telmo», para tener una última referencia en 1833 cuando Pereira y Pacheco menciona la de San Bernardo y nada dice de la de San Sebastián, suponiéndose que ya había sido derribada. También Arucas tuvo asimismo una ermita al santo construida en los años inmediatos a 1515 y que estuvo situada en el lugar que hoy ocupa la llamada Plaza de la Constitución.

Ermita en Guía, de 1528

Lo más curioso es la presencia de la devoción en las tres localidades del noroeste de la isla, Guía, Gáldar y Agaete, tres pequeñas iglesias levantadas precisamente a la entrada de sus vecinos. Guía cuenta desde 1528 con una ermita, existencia que conocemos en el testamento de Pedro Báez, natural de Villarreal en Portugal, que trabajaba en el ingenio blanco de los Riberoles cuando entre sus mandas señala una «para la ermita de San Sebastián que se hace en Guía». La de Gáldar, igualmente levantada a la entrada de la localidad, fue construida a finales del XV o principios del XVI en solar cercano a la vivienda que ocupó en su tiempo Pedro de Argüello cronista que fue de la isla y sobre la que se conoce su existencia ya en 1519 cuando se bautiza en la iglesia galdense un niño con el nombre de este santo «porque lo dejaron delante de la ermita de San Sebastián», nos contó en su día el cronista López García, además de la mención que figura en el testamento de Margarita Fernández Guanarteme, dictado en Guía ante San Clemente en 1526 por su tercer esposo Blas Rodríguez en el que deja una manda para «la ermita de San Sebastián de Galdar…». En Agaete existe otra construida iguamente a la entrada del pueblo que aunque aparece en algunas publicaciones levantada en el XVII por el capitán Alonso Imperial, Sebastián Sosa aportó en su día el dato que fue construida a mediados del XVI por Rodrigo Hernández, afirmando que así lo declara éste en su testamento de 1596, legajo que no ha podido consultarse al estar retirado en el AHPLP por el mal estado del los folios. Pero sí contamos con los testamentos de Alonso Imperial fechados en 1687 y 1690 en los que no alude a la fundación de la pequeña iglesia. Estas tres ermitas del norte de la isla cuentan con imágenes de Lujan Pérez (la de Guía donada por Ignacia de Silva) sobre las que Sebastián López García escribió que «mientras que la de Guía es de extremada delicadeza, en la de Gáldar es patente su forma hercúlea», y si en las dos primeras aparece el santo mirando al cielo en agonía mientras es martirizado, en la de Agaete nos la muestra el imaginero en una representación poco habitual, con el rostro caído y en la actitud serena de la muerte.

Telde también tuvo su ermita a San Sebastián situada en el barrio de San Francisco y según Hernández Benítez consta ya su existencia en 1490, año en que se conoce la fundación de su cofradía, vetusta pequeña iglesia, señala, que fue demolida en 1868 cuando era alcalde José Falcón Vega quien a pesar de las súplicas del párroco Juan Jiménez Quevedo, ordenó la demolición.

Finalmente nos queda la iglesia parroquial de San Sebastián de Agüimes que no fue entronizada a la devoción de este santo por ningún temor a epidemias, sino porque fue el 20 de de enero de 1487 –festividad litúrgica del santo-- cuando los Reyes Católicos firman la cédula de incorporación de Gran Canaria a la Corona de Castilla, aparece en 1526 en el testamento de Catalina Hernández Guanarteme cuando expresa su deseo de ser «enterrada en la ermita de San Sebastián» de aquella villa.

Ignacia de Silva y Luján

La actual imagen titular de la ermita de Guía está venerada hoy en la parroquia, para evitar males peores, dada la precaria situación de seguridad de aquella. La talló Luján por encargo de la dama guiense Ignacia de Silva, recibiendo como pago una cuarterola del buen vino que aquella guardaba en sus bodegas de Llanos de parra. Respecto a la colocada en la primitiva ermita una vez concluida su construcción puede tratarse de la misma talla de madera, bastante mutilada, que parecio hace algunos años en una vieja casa del lugar conocido como Cuevas Fregenales, colindante con el lugar donde está la pequeña iglesia..

¿Y quien era Ignacia de Silva? Si bien las relaciones amorosas de Lujan Pérez con Joaquina Barrera e Isabel Calderín -con las que tuvo dos hijos: Francisca la madre de los Martinez de Escobar y José- están confirmadas documentalmente, la de Ignacia de Silva aparece en su vida sentimental de forma tangible porque creemos que fue un amor hipotético o, quién sabe, si a modo de un amor imposible. La noticia acerca de esta relación fue recogida -¿dónde?- por José Batllori y Lorenzo, acaso de la tradición oral, siendo por ello poco o nada fiable. Lo que sí se sabe con verdad es que ella fue la persona que encargó al artista la pequeña imagen de San Sebastián que se venera en la ermita de su nombre, a la entrada de Guía con el pago de aquel buen vino que la señora guardaba en sus bodegas elaborado con los frutos de las cepas de los Llano de Parras.

A nosotros sólo nos ha sido dado conocer unos pocos datos sobre la existencia de esta señora, entre finales del siglo XVIII y bien entrado 1800. Por ello sabemos que murió casi nonagenaria y que, según un censo hecho por el Ayuntamiento de Guía en 1838, vivía en la antigua calle de la Carrera, hoy llamada Médico Estévez. Nació en Guía el 10 de julio de 1768, doce años después que Luján. Fue su padrino de pila el presbítero don Gaspar Montesdeoca, uno de los famosos hermanos clérigos. Murió soltera el 16 de julio de 1857, a la edad de 89 años. Fue hija de don Hipólito de Silva y de doña Ana Sarmiento, familia relevante en la vida social y económica guiense. Testó doña Ignacia ante el escribano José Hernández y, según consta en su partida de defunción, «se le hizo oficio de cera entera (lo que, antes de la última reforma litúrgica, equivalía a entierro de primera), en recompensa a los muchos servicios que hizo a la iglesia de Guía», y enterrada en el viejo cementerio de San Roque.

Las fiestas de San Sebastián tuvieron destacado esplendor en Guía hasta los años cincuenta, gracias al entusiasmo de Lolita Jiménez que, a modo de camarera, se encargaba de organizarlas y en las que no falto la función y procesión y el «arco» conteniendo diversos productos de la tierra y otras chucherías que se rifaban al caer la tarde de cada 20 de enero.

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