Meteorología

En la cama con un ojo en el cielo

Las lluvias que deja la DANA dan un respiro a los agricultores del sureste después de un año de sequía

«Me acuesto y me levanto mirando a las nubes», señala Pepe Guedes 

La presencia fugaz de una DANA dejó durante la jornada de ayer al sureste de Gran Canaria como una de las zonas más beneficiadas por la lluvia. Unas precipitaciones que los vecinos, pero sobre todo los agricultores, han recibido con mucha alegría y con los brazos bien abiertos. Chusbascos que llegan en un momento crítico para la isla, en el que la palabra ‘escasez de agua’ no ha dejado de sonar, arruinando plantaciones. 

"Mi último pensamiento antes de acostarme a dormir era la DANA, y el primero cuando me despertaba también era la llegada de la DANA". Y no es para menos, porque tras un invierno seco, la llegada de la primavera ha traído un agua que para agricultores como Pepe Guedes, supone un gran respiro ante una sequía prolongada. Tiene sus tierras en La Pasadilla, la zona alta de Ingenio, un campo que ayer recibió en torno a los 16 litros de lluvia por metro cuadrado, donde cultiva trigo, avena y cebada. "Llevamos años muy malos en la agricultura y el grano necesita agua", asegura Guedes.

Durante la jornada de ayer, el sureste de Gran Canaria estuvo pasado por agua. Una depresión aislada a niveles altos que devolvió al archipiélago canario la sonrisa y la respiración después de un año en el que las lluvias apenas se han hecho notar. Mientras que el municipio de Ingenio fue precavido y optó por la suspensión de todas las actividades al aire libre, incluyendo la cabalgata de Carnaval de Carrizal, que tenía previsto celebrarse ayer, así como por el cierre de las instalaciones municipales, Agüimes y Santa Lucía mantuvieron el pulso a una DANA que regó de manera desigual casi toda la isla.

La DANA causa escorrentías en la Playa de San Agustín, en el sur de Gran Canaria

LP / DLP

Escasez de agua

"Esta lluvia se ha recibido con los brazos, el corazón y el alma abiertos. Teníamos tanta necesidad de agua que es inexplicable la alegría que sentimos por este regalo", asegura Pepe Guedes, que explica que las plantas ya no podían resistir más. Este año, su finca solo ha podido ver crecer unos granos contados, en comparación con lo que solía plantar en antaño, cuando los inviernos traían consigo más agua. "El verano constante que nos venía acompañando durante estos últimos años no me daba esperanza de plantar, y aunque planté trigo, avena y cebada, no ha servido de mucho porque al no llover, la siembra no tardaba en secarse", argumenta.

«Había tanta necesidad, que esta lluvia la hemos recibido con los brazos y el alma abiertos», relata Guedes

Uno de los principales problemas para los agricultores en Canarias es que no hay agua, y tal y como ellos mismos explican, el grano la necesita para poder crecer. "Llevábamos tres años en los que la lluvia iba a peor con diferencia, y el peor de todos tanto para mí como para todas las personas que ronden los 70 años, como yo, es este", garantiza Pepe Guedes. Y no solo hace referencia a esa frase por la ausencia de lluvia, sino también por la presencia de fenómenos atmosféricos como los que ha habido estos últimos meses, en los que la abundante tierra, el viento y el calor han sido los principales protagonistas.

Dos personas se refugian de la lluvia bajo un paraguas en Agüimes

Dos personas se refugian de la lluvia bajo un paraguas en Agüimes / Jose Carlos Guerra

Vanesa Sarmiento llegó desde Ingenio hasta Agüimes atraída por una competición de natación, que se estaba celebrando en la piscina municipal del municipio. Refugiándose de la lluvia que estaba cayendo en ese momento, asegura que hacía tiempo que no veía una lluvia de estas características en el sureste, y menos aún con la cantidad que lo ha hecho, donde Agüimes ha llegado a registrar durante los últimos días más de 37 litros por metro cuadrado. "Cuando hay este tipo de alertas intento no salir si no es por alguna urgencia o por trabajo, y el prevenir siempre es bueno porque cuando pasa algo, siempre somos los primeros en quejarnos", sentencia.

Turismo imprudente

Unos kilómetros más arriba, en el Barranco de las Vacas, Protección Civil actuaba junto a unos turismos imprudentes que a pesar de las recomendaciones de seguridad de no aparcar en barrancos, hicieron caso omiso. "La gente imprudente viene a caminar al barranco y ahora, cuando regresaron de su aventura, se han encontrado con sus vehículos enterrados. Ahora tendrán que esperar a que la grúa pueda venir y llevarse el coche", explican estos operarios, que aseguraron que por la zona del sureste, hasta la hora del mediodía y a pesar de las constantes lluvias, no se registraron desperfectos más allá que algún que otro desprendimiento.

Protección Civil tuvo que actuar en las inmediaciones del Barranco de las Vacas por coches atrapados

En la cara de Eva María, dueña del supermercado Conchita, ubicado en Santa Lucía de Tirajana, se podía ver su felicidad. Una alegría que le llega tras dos días consecutivos en los que las lluvias, la bajada de temperaturas y el tiempo invernal han sido protagonistas. Desde que era muy pequeña ha estado ayudando en el negocio familiar, y estas aguas han dado beneficio a todo un pueblo en el que las tierras son muy importantes. "Nosotros, aunque no tenemos tierras propias, compramos nuestros productos a los agricultores del municipio, y ahora con estas lluvias, aunque parezca que no, los beneficios se van a notar", dice.

Todos los canarios, sin importar si son agricultores o no, coinciden en una misma cuestión, y no es otra que la del daño que ha hecho a la isla una sequía que hasta ahora estaba resultando insoportable. Una época complicada en la que los cultivos no terminan de salir y las cosechas han disminuido por miedo a las pérdidas que la falta de lluvia podría suponer. "Ahora viene la época de las ciruelas y los albaricoques, y con esta agua que ha venido seguro que salen mucho mejor", asegura Eva María. Un tiempo que invita a la compra de naranjas, aceitunas del país o incluso bizcochos, en el caso de los más golosos.

Eva María junto a su supermercado, ubicado en Santa Lucía

Eva María junto a su supermercado, ubicado en Santa Lucía / Jose Carlos Guerra

Echando la vista hacia atrás unos años, los vecinos del sureste de Gran Canaria recuerdan la pandemia por el coronavirus como uno de los grandes desastres, unido sin lugar a dudas a la sequía de este año. "El covid fue complicado porque las cosas fueron muy mal y costó mucho volver a tirar hacia adelante, pero con ese capítulo ya superado, la falta de agua ha asustado tanto a la población que no exagero si digo que el miedo está nivelado a esos meses del 2020", sostiene Eva María.

Entre curiosos y amantes de la lluvia, impulsados por el tiempo invernal que llega en primavera después de un invierno pasado por las altas temperaturas, Yacoan Sánchez terminó en uno de los restaurantes de Santa Lucía. Acompañado por su hijo, su padre y su hermano y procedente de La Isleta, este canarión asegura que decidieron poner rumbo hacia el sureste debido al buen tiempo que había en la capital grancanaria a primera hora de la mañana. "Nos levantamos, vimos que la DANA no era para tanto, cogimos el coche y pusimos rumbo hasta aquí, donde hemos parado a comer y a disfrutar de este tiempo", dice.

Sorprendidos por la lluvia

La lluvia sorprendió a esta familia en el municipio de Agüimes, uno de los más beneficiados por las precipitaciones, que convencidos de que la alerta había finalizado por la presencia del sol en las inmediaciones de la playa de Las Canteras, se encontraron con una sorpresa que incluso agradecieron. "Ya tocaba algo de tiempo así, se agradece mucho, y sobre todo lo van a agradecer los campos de la isla, que seguro que en los próximos días lucen sus mejores galas, con el color verde como figura principal".

Cuestionado por las alertas lanzadas por el Gobierno de Canarias durante estos días a consecuencia de la DANA, Yacoan no duda al decir que "a veces se pasan y asustan a la gente", pues algunos municipios de la isla publicaron una serie de recomendaciones que podían dar pie a una alarma entre los vecinos. "Aquí siempre hemos sido muy precavidos, pero si te paras a pensarlo, al final es agua, aunque nosotros, por desgracia, no estemos muy acostumbrados a ella", sentencia.

Los canarios coinciden en que este año ha sido muy complicado para los cultivos debido a la escasez de agua

Unas precipitaciones que han llegado a Gran Canaria en forma de regalo, haciendo que la primavera se estrene de forma invernal en casi todos los puntos de la isla. Temperaturas que se han desplomado, abrigos que han vuelto a los armarios y una depresión aislada a niveles altos que hizo una visita sin dejar desperfectos notables.

Y es que tal y como explica Pepe Guedes, en Canarias hay un problema y es que no hay agua. Y cuando no la hay, solo se puede echar cuentas al cielo. De ahí a que cuando se enteró de la proximidad de una DANA en la isla, su último pensamiento antes de dormirse, y el primero al despertarse fuera la presencia de la misma.

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