El hijo de Fernández-Tapias murió buceando en Lanzarote en 2010

Las circunstancias de la muerte de Bosco Fernández-Tapias fueron extrañas y su cadáver emergió de las profundidades marinas casi dos años después

Momento del traslado del cuerpo del submarinista Bosco Fernández-Tapias el 21 de junio de 2012.

Momento del traslado del cuerpo del submarinista Bosco Fernández-Tapias el 21 de junio de 2012. / Javier Fuentes

Soraya Déniz

Soraya Déniz

Una circunstancia amarga liga a Canarias al empresario y vicepresidente primero del Real Madrid Fernando Fernández-Tapias fallecido este miércoles. A finales de septiembre 2010, uno de sus hijos, Bosco Fernández-Tapias desapareció cuando buceaba en solitario en aguas de Lanzarote. Las circunstancias de su muerte fueron extrañas si se parte de la base de que cualquier experto buceador, como él lo era, sabe que bucear en solitario es una temeridad.

Tras varios días de infructuosa búsqueda, el operativo de rescate se abandonó y 21 meses después, el 19 de junio de 2012, dos submarinistas -un instructor de buceo y su alumno- hallaron a 90 metros de profundidad el cuerpo de Bosco Fernández-Tapias. Así, casi dos años después de su desaparición, el cadáver emergió de las profundidades marinas.

El hallazgo de Bosco Fernández-Tapias se produjo en el veril de Playa Chica, en el litoral de la zona turística de Puerto del Carmen, en el municipio de Tías, uno de los lugares más concurridos en Lanzarote para la práctica del buceo. También es una zona para buceadores experimentados, con cuevas submarinas a grandes profundidades. Un día de finales de septiembre de 2010, el hijo de Fernández-Tapias, que llevaba varios meses residiendo en un apartamento alquilado en la localidad de Las Caletas, se lanzó a bucear en ese sitio.

Un vehículo de la Guardia Civil, en el muellito de Playa Chica, el 19 de junio de 2012, tras el hallazgo del cuerpo de Bosco Fernández-Tapias.

Un vehículo de la Guardia Civil, en el muellito de Playa Chica, el 19 de junio de 2012, tras el hallazgo del cuerpo de Bosco Fernández-Tapias. / Javier Fuentes

Buceador experimentado

Estaba acostumbrado a practicar el submarinismo con distintos centros de buceo de Puerto del Carmen, a los que se desplazaba en coche de alquiler. Sin embargo, ese día se aventuró en solitario. Se supo que había desaparecido cuando dos de sus hermanos se trasladaron desde Madrid a Lanzarote después de varias jornadas sin noticias suyas.

El 28 de septiembre, los hermanos denunciaron su desaparición en la Guardia Civil. Seis días después, el lunes 4 de octubre de 2010, se halló el último vehículo que había alquilado en una zona de estacionamiento próxima a Playa Chica. En su interior encontraron su traje de neopreno y la bombona de inmersión, así como sus gafas de sol y la cartera. La llave del coche apareció bajo una rueda, aparentemente escondida.

Gráfico de la zona de buceo de Playa Chica, en Puerto del Carmen, donde fue hallado el cadáver de Bosco Fernández-Tapias a 90 metros de profundidad.

Gráfico de la zona de buceo de Playa Chica, en Puerto del Carmen, donde fue hallado el cadáver de Bosco Fernández-Tapias a 90 metros de profundidad. / La Provincia

Cueva de la Gamba

El análisis de una de las tarjetas de crédito permitió desvelar que el desaparecido había adquirido plomadas de buceo ajustadas a su peso que no aparecieron ni en el coche ni en el apartamento. Con ellas, supuestamente, penetró en el océano en una zona donde a tiro de piedra de la costa ya se alcanzan los 35 metros de profundidad. A partir de ahí, un cantil deja paso a un abismo de unos ochocientos metros que se abre entre Lanzarote y la vecina Fuerteventura.

De las indagaciones entre los conocidos de Bosco, se supo que Bosco había mostrado su deseo de alcanzar una oquedad del cantil conocida en la zona como la Cueva de la Gamba. Según los expertos, se trata de un espacio de una gran belleza, pero no exento de serios riesgos. Al no encontrar acompañantes para esta incursión, habría decidido hacer la inmersión por su cuenta.

Embarcaciones y submarinistas, en las labores de rescate del cuerpo de Bosco Fernández-Tapias el 21 de junio de 2012.

Embarcaciones y submarinistas, en las labores de rescate del cuerpo de Bosco Fernández-Tapias el 21 de junio de 2012. / Javier Fuentes

Hallazgo fortuito

El 6 de octubre, tras varias incursiones, los buceadores de los Grupos Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil abandonaron su búsqueda, dándola por imposible. El propio Fernando Fernández-Tapias agradeció las muestras de apoyo recibidas tras el "trágico accidente" de su hijo.

De hecho, fue algo fortuito que apareciera dos años después cuando un instructor y su alumno practicaban una modalidad de inmersión denominada buceo técnico (no recreativo) para la que se requiere un extenso entrenamiento y un equipo especializado por sus elevados riesgos. Hallaron el cuerpo tendido sobre la arena en una repisa del veril, con su equipación de buceo al completo: traje, chaleco, regulador y plomos.

El 28 de junio de 2012, las pruebas de ADNpracticadas al cuerpo hallado el 19 de junio en el veril de Playa Chica a 90 metros de profundidad, determinaron que se trataba de Bosco José Fernández-Tapias Arribas, hijo del empresario Fernando Fernández-Tapias.