Cáritas Diocesana ha decidido hacer un control de si las familias que acuden a sus ayudas cumplen con los requisitos necesarios o si se encuentran o no en situación de exclusión social ya que en los seis primeros meses de 2011, la organización ha atendido a 5.007 familias en el 44% de las parroquias de la provincia de Las Palmas, y estima que cerrará el año con cifras superiores a las de 2010, cuando prestó ayuda a 11.432 familias.

Así se debatió ayer en la asamblea general de carácter bienal celebrada en el colegio Claret de Tamaraceite, bajo la presidencia del obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Casas, para marcar sus objetivos en los próximos dos años, ya que los recortes de las administraciones han obligado a llevar a cabo cambios en la institución.

Cáritas, además, remarcó la necesidad de que haya más voluntarios y que se logre una mejor formación y calidad de los mismos. Para prestar sus servicios, Cáritas Diocesana de Canarias dispone de 1.067 voluntarios, 822 vinculados a parroquias y 245 a los proyectos específicos que lleva a cabo y en esta última etapa se ha conseguido incrementar la colaboración entre los voluntarios de las parroquias y los servicios generales.

La asamblea aprobó también sus informes sobre la evolución económica desde 2009 hasta octubre de 2011. De estos dictámenes se deduce que, en estos momentos, Cáritas Diocesana de Canarias precisa de 360.000 euros mensuales para poder atender los proyectos de atención social que lleva a cabo entre las personas que carecen de recursos económicos. Las principales demandas de las personas que acuden a la organización humanitaria son alimentación, ayudas para pagar la vivienda, el suministro agua y luz, así como orientación para buscar un empleo.

En esos informes se constata la presencia de nuevas familias con más gente en paro de larga duración, la vuelta a la exclusión de personas a las que se había reintegrado en la sociedad, y un alto porcentaje de mujeres -en torno al 84 por ciento- que reclaman ayuda para su familia.

Desempleados

También se advierte un mayor número de familias jóvenes, de menos de 29 años en paro, un aumento de desempleados mayores de 45 años, y hombres solos que acuden a Cáritas, no por problemas relacionados con las drogas, sino porque no tienen trabajo, y se sigue la atención a inmigrantes irregulares.

En cuanto a la situación económica de Cáritas, entre 2009 y 2011 los ingresos procedentes de los socios y de los donativos han descendido, al registrarse 1,2 millones de euros en 2009 y 1,1 millones en 2011, mientras que las subvenciones de las administraciones han pasado de 2,7 millones a 3,3 millones, debido al aumento de las acciones que desempeña por la creciente demanda de servicios. En cuanto a las ayudas, se ha expuesto el problema derivado de la lentitud con la que se reciben estos ingresos, pues un tercio de los proyectos subvencionados este año aún no han sido abonados a la organización.