Un viaje de gofio para Tinduf. La Piña cumple en estas fechas con el encargo del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para proporcionar ayuda humanitaria a los refugiados saharauis en el campamento argelino. La fábrica grancanaria ha trabajado a un alto ritmo de producción para cumplir con las exigencias de la organización de Naciones Unidas, que habitualmente saca a licitación sus misiones. Así, los contenedores han salido puntualmente hacia África desde La Luz, en donde el PMA tiene su base logística.

En toda la región del Sáhara el gofio es un producto de consumo generalizado, desde la época en que la región era colonia española. Muchos canarios que viajaron hasta la zona exportaron la costumbre de tomar una harina de millo que los saharauis prefieren con agua y azúcar, en frío, y de las variedades más tostadas. Este es justo el contingente que La Piña envía a África, como explica su director general, Luis Vázquez, a pie de fábrica. En las instalaciones una inspectora del PMA vela porque los contingentes que se empaquetan con destino a Tinduf cumplen con las debidas garantías.

La carga sale de la capital grancanaria rumbo a los puertos peninsulares del sur o el levante, y desde allí toman rumbo a Argelia, en un viaje de unos 20 días. No son los primeros contenedores de gofio que han partido hacia Tinduf. En 2008 llegaron dos delegados del PMA, un italiano y un holandés, para calibrar la capacidad de la empresa para cumplir con la encomienda. Satisfechos con lo que vieron, La Piña asumió la tarea. Sólo el año pasado se despacharon para el campamento 1,3 millones de kilos, casi el equivalente al consumo que la marca registra en las Islas.

En Naciones Unidas son especialmente exigentes con las condiciones y requisitos que deben cumplir las compañías que asumen sus encargos. "Eso nos ha ayudado a crecer, hemos aprendido logística, que es un mundo complicado, y nos ha permitido progresar como empresa y profesionalizarnos", subraya Vázquez. De hecho, La Piña ha comenzado a comercializar su gofio en Senegal, y, sobre todo, en Mauritania, donde vislumbran un posible nicho de mercado. Además de Alemania, o a la Península, "que es como otro país para nosotros, por tratarse de un producto desconocido para ellos".

En la piel de toro el gofio de la empresa se vende como cereal soluble. Aunque sus variedades comerciales superan la veintena, e incluyen un producto bioecológico, otro con añadidos de soja y hasta unas barritas cubiertas de chocolate que han comenzado ya a venderse en Canarias. La empresa, en efecto, ha hecho suyo el reto de la internacionalización y la diversificación de su carta, además de cumplir con el PMA.