El barrio de La Isleta vivió ayer un momento histórico con la inauguración del Castillo de La Luz como Museo de Sitio por los Príncipes de Asturias. Pero el acontecimiento no se vivió con pleno entusiasmo entre los varios centenares de vecinos que se dieron cita en las inmediaciones de la calle Doctor José Guerra Navarro, donde se encuentran el centro de Mayores y el de Salud, para saludar a la pareja real. Una treintena de personas, de diversos colectivos políticos y sociales, enrareció la tarde; ya de por sí gris, al gritar consignas contra la Monarquía y la Familia Real durante todo el tiempo en el que la pareja estuvo en la fortaleza. La protesta empequeñeció los aplausos de la mayoría de jubilados y personas de mediana edad que acudieron a ver de cerca a Felipe de Borbón y Letizia, que manifestaron la vergüenza que les producían los improperios. La desilusión llegó una hora más tarde, cuando la pareja salió del Castillo de La Luz y se montó en el coche oficial rumbo al aeropuerto de Gando sin unos minutos para acercarse a los allí congregados.

Consolación Hernández, vecina de La Isleta, se marchaba a media tarde "desconsolada" tras más de una hora esperando a ver a los Príncipes. "Mañana [por hoy] van a creer que todos los canarios somos así; y no. Lo bueno no va a salir en la televisión", comentaba enfadada en referencia al grupo de personas que increpó a la pareja desde que ésta llegó a la fortaleza.

La mujer aseguraba que otro gallo hubiera cantado si hubieran dejado pasar a primera línea a la gente que había acudido a aplaudir a los Príncipes. "La culpa la tiene protocolo. Lo deberían de haber tenido en cuenta porque venían de Tenerife. Si nos hubieran dejado pasar a nosotros no se habrían puesto los del Mpaiac de Cubillo, que se han comunicado con whatsapp para venir".

El Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC) no estaba presente en la zona acotada por seguridad salvo por las banderas canarias de las siete estrellas que ondeaba el grupo díscolo junto a otras republicanas. Pero sus cantos Felipe, Borbón, trabaja de peón, Yo quiero un pisito como el del Principito o Fuera los borbones, entre otros, y pitos no fueron del agrado de la mayoría de la concurrencia. Tanto es así que hubo gente que les increpó para que se callaran y se fueran a protestar a otro sitio.

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