Doreste remite al Gobierno a quienes rechazan el centro de metadona

El concejal de Urbanismo, Javier Doreste, remitió el pasado martes al Gobierno canario a los vecinos y empresarios de Santa Catalina que rechazan la instalación de la Unidad de Atención a las Drogodependencias (UAD) en la calle 29 de abril, justo al lado del Gánigo, el centro de atención a personas sin hogar, que está en la calle Miguel Rosas y el comedor social que atienden las monjas del colegio del Carmen. Doreste escuchó las quejas de los vecinos y les aseguró que la decisión de instalar el centro de metadona en esa calle es una decisión del Gobierno canario, contra la que el Ayuntamiento nada puede hacer. "Me parece un error concentrar en esa zona tantos dispositivos" dirigidos a los drogodependientes y "le hemos mostrado nuestra disconformidad al Gobierno canario, pero también es verdad que la Unidad de Atención a la Drogadicción es el centro menos conflictivo" de los tres, por "los protocolos que tiene la unidad" para evitar que se formen colas en la calle y por el perfil de los usuarios, que son personas que están en proceso de desintoxicación. A juicio del concejal, lo que "más preocupa" al Ayuntamiento es "la seguridad y la limpieza de la zona" y añadió que se han tomado medidas para garantizar ambas cuestiones.

Los vecinos, comerciantes y hoteleros preparan, por su parte, medidas de protesta para evitar la apertura de la unidad, prevista para el próximo mes de abril. Así lo aseguraron ayer Ana Aurora Peñate y María Asunción Aizpurúa Sánchez, representantes de la asociación de vecinos Istmo de Santa Catalina, que volvieron a expresar su rechazo a la "concentración de tres dispositivos relacionados con la atención a los drogodependientes en la misma zona, una zona que además es turística y en cuya rehabilitación urbanística se han invertido varios millones de euros".

Peñate y Aizpurúa acusaron a Doreste de "pasarle la pelota" al Gobierno canario y aseguraron no creerse que el Ayuntamiento no supiera nada de la apertura de la UAD en la calle 29 de abril.

"Nunca hemos protestado contra el comedor social del colegio, pese a que las colas cada vez son más grandes y que la gente se pone a comer fuera, pero esto ya es demasiado y no lo vamos permitir. Nosotros somos solidarios, pero la solidaridad debe ser compartida por toda la ciudad. No pueden concentrarlo aquí todo", se quejaron Peñate y Aizpurúa, que aseguraron que los vecinos evitan el tramo de Miguel Rosas frente al Gánigo, porque "les da miedo". Ha sido, aseguran, la presencia de los usuarios del Gánigo en la calle, mientras esperan en la calle para comer, la que ha provocado, por ejemplo, que los dueños de los locales de la planta baja no puedan alquilarlos. "Nadie quiere montar un negocio ahí", destacaron. Aizpurúa criticó a algunos hoteleros, "no todos, que se han bajado los calzones y han aceptado el centro de metadona. Me da mucho coraje que se deteriore esta zona y si tenemos que hacer una sentada delante para que no lo abran, la haremos".