La Provincia - Diario de Las Palmas

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Crisis del coronavirus Los que no paran

De guardia en tiempos de pandemia

Las farmacias recuperan la tranquilidad tras días de caos y de demanda masiva de mascarillas, alcohol y termómetros

El personal de la farmacia de Rogelio Tenorio Hernández, con Epis, mientras desinfectan el mostrador del establecimiento. JOSÉ CARLOS GUERRA

Muchos lo advierten en sus puertas: no quedan mascarillas ni alcohol. El coronavirus ha arrasado, literalmente, con las provisiones de estos dos bienes tan preciados últimamente. También lo ha hecho con los termómetros, la glicerina o la vitamina C. Aún así, después de días de caos y estrés, la calma ha vuelto a las farmacias de Las Palmas de Gran Canaria, si bien la imagen de sus interiores sigue dictando mucho de la cotidiana. Y es que son de los pocos establecimientos que tienen que seguir abiertos en plena pandemia mundial y los profesionales del sector se han visto abocados a extremar las precauciones para evitar el riesgo de contagio.

"La semana pasada fue horrible, esa es la palabra: horrible", asegura Ayoze Rubio Vera. Él es una de las seis personas que trabaja en la Farmacia Giner García de la calle León y Castillo esquina con Obispo Rabadán donde hace tan solo unas jornadas se podían ver colas desde las cristaleras. El pánico se apoderó de gran parte de la población que se echó a la calle, antes de que se prohibiera, para hacer acopio de todo aquello que pudiera alejarles o protegerles del temido Covid-19. Ya fuera comida, desinfectantes o Epis (equipo de protección individual). Aunque sobre esto último, la 'fiebre' empezó algo antes.

"Cuando se hizo pública la existencia del coronavirus, los primeros que empezaron a venir a comprar mascarillas fueron las personas chinas", cuenta Montse Tenorio, quien trabaja en la farmacia familiar que dirige su padre, Rogelio Tenorio Hernández, en el 163 de León y Castillo. Poco a poco, cuenta la joven, "se fueron sumando las personas que iban a viajar a Asia y después ya todo el mundo". El resultado de esto es el desabastecimiento ya que, tal y como explica la farmacéutica, las mascarillas "no son artículos que se tengan normalmente en grandes cantidades en las farmacias".

Lo mismo ha ocurrido con las provisiones de hidrogeles y alcohol de 70º o 96º. Se han agotado como lo han hecho prácticamente los productos para reforzar las defensas y la vitamina C; así como con la glicerina, después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicara una receta para elaborar un desinfectante de forma artesanal. "Los termómetros también se nos han acabado", cuenta José Juan Bordón, empleado de la farmacia de María del Pino Megías Martín que está entre las calles Murga y Perojo.

A pesar de la falta de estos productos y de que farmacias como la de Giner García hayan puesto un cartel en la puerta que avisa de la carencia, todavía hay gente que entra a pedir mascarillas o alcohol. No obstante, ahora, las miras están puestas en el paracetamol. "Persona que entra, persona que pide paracetamol. Y nosotros, de momento tenemos, pero hemos tenido que racionar a una caja por persona porque no sabemos cuánto va a durar esto", cuenta Rubio Vera al lado del mostrador desde el que atiende con guantes y nariz y boca protegidas, al igual que el resto de sus compañeros.

Y es que a pesar de que la entrada en vigor hace una semana del decreto que obliga a la ciudadanía a quedarse en sus casas para contener la propagación del coronavirus ha reducido la presencia de personas en las farmacias, extremar las precauciones en estos establecimientos sigue siendo una necesidad. Por eso, aunque ya no hay una peregrinación masiva a sus estanterías, se han establecido ciertas medidas que permitan trabajar sin saltarse las recomendaciones fijadas por las autoridades sanitarias y políticas.

Una de las cosas que se puede ver desde hace días en las tres farmacias son las tiras amarillas y negras colocadas en el suelo, a metro y medio de los mostradores, para ayudar a que los clientes mantengan la distancia aconsejada. "Nosotros también hemos colocados precinto en los laterales del local para que la gente no esté tocando los productos, aunque obviamente pueden coger lo que necesiten", apunta Tenorio. En su farmacia también evitan que el personal coincida en los vestuarios, ni siquiera durante el cambio de turno, así como han decidido que se desinfecten las manos cada vez que atiendan a alguien. "El que quiera también puede llevar mascarilla y guantes, pero eso lo hemos dejado como algo opcional". En Giner García, sin embargo, los trabajadores van provistos de estos Epis.

En lo que sí coinciden las tres farmacias consultadas por este periódico es en la solicitud de mamparas de metacrilato. Estructuras cuya llegada están a la espera y que serán colocadas sobre los mostradores con tan solo un hueco por el que se dispensarán los medicamentos o diferentes productos y se procederá al pago durante las próximas semanas. Con esta medida, los farmacéuticos esperan poder reforzar más la seguridad para reducir y evitar riesgo de contagio de coronavirus ya que la suya también es una de las profesiones más expuestas.

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