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CRISIS DEL CORONAVIRUS Rastreo en los barrios

Sin tregua en La Isleta

El Centro de Día de Mayores recibió este domingo a muchas familias para hacerse el test rápido v Las pruebas continuarán hasta el viernes

Coronavirus en Canarias | Cribado de covid en La Isleta

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La Isleta continúa respondiendo favorablemente a la llamada de Sanidad para rastrear posibles casos de covid-19 en el barrio. El Centro de Día de Mayores, donde se ha instalado el operativo para realizar los test rápidos, permanecerá abierto hasta el próximo viernes. Ayer, pese a ser domingo, seguían con el rastreo y numerosos vecinos se acercaron a hacerse la prueba. Todos repetían la misma frase: "ojalá no la hubieran hecho antes".

José Luis Juárez e Isabel Gutiérrez fueron una de las familias que acudieron a la cita previa de Sanidad a la hora del almuerzo. "Es un pinchazo de nada", manifestó José Luis con el dedo aún caliente tras sacarle una gota de sangre para el test. "Que salga lo que tenga que salir pero cuanto antes lo sepamos antes se acorta todo esto; es por el bien de todos", aseguró el hombre, de 64 años, convencido de que no tendrá el virus porque se pasa la semana en solitario pescando.

Su mujer manifestó que una sobrina estaba en cuarentena al haber dado positivo tras estar con otra persona, que también pillo el virus. "Mi hermana y su marido se hicieron la prueba y dieron negativo. Yo tenía un poco de miedo, la verdad, porque había estado con ella pero me quedé más tranquila al saber que no lo tenían", confesó la mujer, que no entendía como su sobrina, fisioterapeuta, había podido contagiarse. "Es muy estricta por su trabajo pero está en contacto con mucha gente", reconocía.

Carlos y Dunia, residentes cerca de la iglesia del Carmen, venían con dos de sus tres hijos. "Llamaron a uno de ellos para el test y preguntamos si nos lo podíamos hacer todos y nos dijeron que sí", contó el padre. Uno de sus vástagos, sin embargo, decidió no acudir, ya que la prueba es voluntaria. "Es un negacionista", decía el padre en broma, mientras que la madre lo excusó por "el miedo que le tiene al pinchazo; es un cagón".

La familia hacía cábalas para ver cómo se organizaba la semana al tener que trabajar ambos y no poder llevar a su hija, con parálisis cerebral, al Centro de Día ocupacional ya que hasta el día 26 no abrirán este tipo de centros por decisión de la administración en prevención al covid-19. "Tendré que pedir días de asuntos propios porque en la Autoridad Portuaria podremos estar teletrabajando", añadió Carlos.

José Juan Baez y Rosario Betancor acudían también con sus hijas al Centro de Día de Mayores de La Isleta. La familia, residente en Las Coloradas, también se había prestado voluntaria a venir pese a que solo habían llamado a una de las hijas, una joven de 21 años que casualmente es sanitaria en la clínica Perpetuo Socorro.

"Por protocolo a ella le hacen la PCR cada semana así que, por ese lado, estamos tranquilos pero hemos decidido hacernos el test de todos modos para asegurarnos del todo", decía el padre, aunque con conocimiento de que la prueba es determinante para una fecha concreta pero no avala para frenar al virus por lo que las medidas sanitarias se tienen que seguir a pie juntillas. "Es lógico que hayan empezado por La Isleta, si había un foco de infección como dicen pues había que hacerlo. Es por el bien común", continuó.

La familia, que en unos días marchará a Punta Mujeres en Lanzarote a disfrutar de unos días de descanso, conocía el caso de un vecino que había tenido el virus, aunque con síntomas leves.

A la puerta del bar Nico, en la esquina de Anzofé con Benecharo, Pedro también estaba de acuerdo con que Sanidad hubiera empezado a hacer test rápidos por los barrios, aunque a él no le habían llamado aún. "Ojalá me llamen. Todo el mundo se quiere, nadie quiere estar malo, así que ¿por qué no me lo voy a hacer si es por mi bien?", respondía. El hombre aclaró que no solo la juventud, tenía la culpa de los contagios con su comportamiento, "sino también los mayores, que a veces nos desprotejemos".

José Antonio Negrín, por su parte, manifestó su contrariedad porque no hubiera habido más policía en la calle durante estos meses para controlar a la población, incluidos los inmigrantes que habían llegado en patera a la Isla.

Otro residente de La Isleta, Blas Santana mostró su temor porque hubiera tantos casos en el barrio consciente de que a sus 63 años es una persona de riesgo. El vecino tildó de irresponsables a los jóvenes que no colaboran tomando las medidas impuestas por las administraciones para frenar los contagios del coronavirus. Y declaró que el Ejecutivo canario debería de haber tenido más "mano dura" con los que se saltan la normativa sanitaria.

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