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Honores y distinciones | Hija predilecta
Dania Dévora Barrera Directora de DD&Company Producciones

Dania Dévora: «La curiosidad que hay en Las Palmas de Gran Canaria nos hace ciudadanos del mundo»

«El encuentro con el público tras el parón de seis años del Womad fue como si no hubiera pasado nada»

Dania Dévora a las puertas de la Casa de Colón. ANDRES CRUZ

Dania Dévora comenzó de muy joven a trabajar «por necesidad» con una discográfica. Tras convertirse en representante de CBS en Canarias en 1971 empezó una carrera en ascenso que se vio recompensada en 2003, momento en el que ganó un grammy. Dévora, conocida por comisionar el Festival Womad en España desde 2003, será reconocida como Hija predilecta de la capital grancanaria el próximo 23 de junio. 

Hija predilecta el mismo año que es reconocida por el Cabildo. ¿Cómo se lleva eso?

Con mucho vértigo. Es como si de repente te dieran un bono para una noria. Al final es un reconocimiento que se lo debes a tanta gente que ha confiado en ti.

Ha dedicado toda su vida a la producción cultural. ¿Cómo se internó en ese mundo?

La necesidad familiar y las circunstancias me llevaron a hacer de ella mi profesión. Tuve la suerte de caer de manera circunstancial en una discográfica. Las personas que somos huérfanas de muy temprana edad, la manera de enfrentarte a las cosas es diferente porque has perdido el pilar que son tus padres.

¿Por qué la música?

Era una necesidad imperiosa tener un trabajo y caí en un compañía pequeñita de discos, Marfe. Si hubiera caído en una aseguradora los derroteros me habrían llevado por otro lado. La gran oportunidad me llegó al ser seleccionada para hacerme cargo de CBS en Canarias. Ahí empieza la verdadera historia de todo esto, en 1971.

¿Recuerda algo en especial de esos años 70 y 80?

Todo era especial. Todo se tenía que inventar, que iniciar. No teníamos prácticamente referencias. Tuve la suerte de haber nacido aquí, en una isla muy cosmopolita. Eso fue también el gran empujón en mi vida profesional por cómo vivía y sentía las cosas.

Su carrera la ha desarrollado principalmente en Canarias. ¿No quiso dar el salto?

Mira, cuando fui pregonera de las Fundacionales decía que con tan solo seis años mi padre me pidió en el Muelle Grande que mirara al horizonte y que detrás de todo ese mar había un mundo por conocer. Nunca olvidé ese consejo. Eso me hizo ver que aunque mi trabajo me llevara muy lejos, siempre he tenido esa necesidad de volver, de estar aquí. Nunca he tenido una sensación de lejanía, nací en un sitio privilegiado. Además, la curiosidad de tenemos aquí nos hace ciudadanos del mundo.

Dania Dévora minutos antes de la ceremonia de los Grammy Latino 2003 en Los Ángeles. LP/DLP

El Womad llegó a la capital en 1993 de su mano. Un espacio símbolo precisamente de la diversidad cultural.

Conocí el festival a finales de los 80 en Inglaterra y para mí fue una explosión. Venía de la industria del disco; a mí ese concepto me cambió la visión de la música y la cultura. En el 92 fui invitada al Womad de Cáceres; eso provocó en mí esa cosa que tenemos los isleños: apertura hacia distintos valores, solidaridad. Un mosaico de sentimientos con los que uno va creciendo. Me dije «esto en la isla funcionaría perfectamente».

¿El proyecto ha pasado bien los baches que ha tenido?

Hay dos momentos importantes en el transcurso del festival. Uno fue el parón de seis años [de 2011 a 2017], volvimos y el encuentro con el público fue como si no hubiera pasado nada. Por otro lado, el parón de la pandemia. Fue emocionante ver ese regreso al parque.

Cuando pasa por el parque Santa Catalina y ve el cartel del Womad. ¿Qué siente?

Me produce un vuelco en el corazón. Es emocionante cuando la gente te manda fotos desde allí durante todo el año. Hay gente de aquí que se hace fotos allí cuando sale a pasear, como si fueran turistas. No solo es un recuerdo constante, tiene mucho significado.

¿Cómo ve el resurgir de la cultura tras la pandemia?

La ciudad, la isla en general, tiene que estar muy orgullosa de cómo se manejó en tiempo de pandemia la actividad cultural. No es mirarnos el ombligo, fuimos referente de muchas ciudades a nivel nacional. Cuando hablaba con artistas y les decía que estábamos poniendo cosas en marcha se quedaban en silencio, con incredulidad. Era una suma contradictoria, había ganas e incertidumbre a la vez. Eso nos ha marcado como referente en muchos circuitos.

En los últimos años han cerrado numerosos locales de música en vivo. ¿Cómo ve el panorama actual en la capital?

Hay que hacérselo ver. Una ciudad tiene que ser una ciudad viva, la oferta que tiene debe organizarse muy bien para disfrutar todos. Quiero pensar que habrá un cambio generacional que empiece a apostar por la música en directo. Debe existir impulso desde la administración para que eso suceda. Aquí hay gente muy emprendedora, estoy segura que empezará a resurgir más pronto que tarde.

Y usted, ¿Qué está emprendiendo ahora?

Estamos con un documental maravilloso sobre Tomás Morales de cara a su centenario. Además ya estamos trabajando con el Womad de noviembre y el Maspalomas Soul Festival que vuelve en julio con mucha ilusión y expectativa tras el parón de la pandemia.

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