La artesanía toma el Santa Catalina

La feria cuenta con 140 puestos, entre ellos el de Roxana Vega, una argentina que llegó a las islas hace 23 años y ha sacado tres hijos adelante con los puros

Desde puros hechos a mano con tabaco cultivado en La Palma, hasta pasta de dientes ecológica de La Gomera, sin olvidar los oficios más tradicionales de todas las Islas, como los cachivaches del grancanario Domingo Suárez Ortega, un artista en el manejo de la caña para hacer jaulas de pájaros, o de la madera y el hierro para crear sofisticados artilugios con los que coger lapas. La Feria de Artesanía de Canarias cosechó ayer un gran éxito de público y de ambiente, con centenares de visitantes que llenaron las carpas montadas para la ocasión en la plaza anexa al Parque de Santa Catalina.

La muestra, que cumple 38 años y se celebra de manera alternativa en la dos capitales canarias, acoge 140 puestos de artesanos hasta el próximo jueves, siempre desde las 10.00 hasta las 21.00 horas y con entrada gratuita. «Es fantástico, felicito a todos los artesanos porque los productos tienen mucha calidad y están hechos con muy buen gusto», opina Gabriel Marcelo, un italiano que se rinde, sobre todo, a la «platería» elaborada en el archipiélago.

Moda italiana, pasta de dientes de La Gomera y altavoces de madera destacan en la muestra

Lo único que echa en falta Marcelo es «más productos para hombres». Esta edición tiene a la mujer como protagonista, un acierto que celebran el resto de entrevistados, entre ellos Gladys Díaz, Antuanett, Isabel o Santiago Rodríguez, que bajó desde Tejeda hasta la capital para disfrutar de la feria, con un día soleado que invitaba al paseo y hasta tres cruceros atracados en el muelle Santa Catalina.

Historia de una emigrante

En este homenaje a la mujer rural o artesana, como la describen las autoridades de la Feria, no podía faltar el nombre de Roxana Vega Lorca. Elabora los puros La Patrona, en Tenerife, isla a la que llegó desde Argentina hace 23 años. Cuenta que lo pasó fatal, con unas necesidades económicas importantes. Era fotógrafa y el exceso de competencia impidió que pudiera ganarse la vida con la cámara. Todo cambió cuando hizo un taller de emprendeduría sobre el arte de hacer puros. Ahí aprendió a cultivar tabaco y los secretos del torcido de la hoja. Hicieron el taller 15 mujeres, con la idea de formar una cooperativa, pero solo siguió Roxana, que ahora vive de la venta de estos cigarrillos artesanales. «Este oficio me ha permitido sacar a mis tres hijos adelante», revela.

Por eso le puso a sus puros La Patrona, en honor a la virgen de La Candelaria. «Lo pasé muy mal al llegar y le estoy agradecida a Tenerife por la oportunidad que me ha dado para reinventarme», añade.

De los puros asegura que es un artículo que «los fuman mucho los hombres y los regalan mucho las mujeres», sobre todo como detalle de un viaje o en estas fechas navideñas. Ella los elabora con tabaco cultivado en La Palma y en República Dominicana, un mezcla de hoja que ofrece un sabor suave como resultado. Los vende a 1,80 euros el individual y a 50 euros el mazo con 25 unidades.

Roxana Vega llegó sin papeles y tuvo que empezar desde cero porque carecía de recursos. «Salí adelante gracias a la emprendeduría en un oficio en el que son mayoría los hombres», explica. Su historia concentra la esencia de la Feria, lo mismo que la Valeria Scoppa, una diseñadora de moda con 30 años de experiencia también afincada en Santa Cruz de Tenerife.

Cuenta Scoppa que está especializada en moda sostenible y que tenía un taller de sastrería en Milán. Trabaja con materiales y tejidos antiguos, incluso de archivo, siempre enfocados al mundo del reciclaje o la sostenibilidad, como una falda que tiene a la venta en su puesto y que está hecha a partir de una sábana de calado canario. Es de algodón, con botones madre perla de los años 40, y la vende por 500 euros al ser una pieza única pensada para ocasiones exclusivas, sobre todo de noche.

Otra especialidad son los estampados botánicos en seda italiana hechos con hojas naturales, o el cachemir de los años 90 y las telas de organza creadas con fibras naturales de ortiga, entre otros tejidos propios de la sastrería antigua que trabaja la italiana. Solo hace una colección al año para respetar lo máximo posible el medio ambiente.

Su pareja, Máximo Corneo, elabora unos altavoces con madera reciclada que han tenido bastante aceptación en la feria. Es carpintero, por lo que usa la madera sobrante de su taller para restaurar los equipos de sonido. Le gusta respetar la veta original para darle un acabado noble al producto. Tanto la diseñadora como el carpintero llevan 12 años afincados en Tenerife.

También destaca el macramé de La Palma; los muebles del ebanista Carlos Alzola o los gorros playeros de Arantxa Arenas, ambos de Gran Canaria, sin dejar atrás la cerámica moderna que Timijota Studio se ha traído de Lanzarote, o la abundante marroquinería, la roseta y el calado de todas las islas, por citar algunos de los puestos que levantaron expectación entre el público. «La feria es una forma importante de acercar la artesanía a la gente para que no se pierda», señala Gladys Díaz.

«Es importante acercar la artesanía a la gente para que no se pierda», afirma Gladys Díaz

Mención aparte merece Domingo Suárez Ortega. Tiene 71 años y lleva desde los 7 construyendo jaulas para pájaros con trozos de caña. Su especialidad es el falsete, una casa trampa diseñada para «trincar al pájaro», que entra a comer y se queda atrapado al activar la trampilla con su propio peso.

Además vende artilugios hechos a mano para escarbar y plantar en la tierra, separar las lapas de la roca o descender por cualquier barranco, aunque lo mejor es la conversación que se genera alrededor de su stand.

-«¿Te acuerdas del barco que atracaba donde ahora está el acuario y se iba a Venezuela cargado de pájaros?», se oye a una voz que pregunta.

- «Claro que me acuerdo. Los pájaros se pagaban a peseta y media. Schamann y Los Tarahales se hicieron con el dinero de Venezuela», responde el aludido.

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