El Hollywood de Triana

La famosa calle capitalina acogió durante los años 60 un paseo de compañías nacionales e internacionales de cine como la Universal

La calle Triana en los años 60.

La calle Triana en los años 60. / LP/DLP

La calle Triana durante los años 60 se convirtió en el Hollywood de Gran Canaria. A lo largo de la famosa vía las productoras de cine nacionales como internacionales alojaron sus sedes. La Universal Pictures, Metro-Goldwyn-Mayer, Columbia, Tropical Film de Canarias, Perinex, Cifesa y Estudios Cinematográficos Chamartín tenían alojadas sus sedes en este espacio de la capital grancanaria.

En esa época era común que las empresas tuvieran sucursales por todo el mundo, por lo tanto, contaban con oficinas por todo el territorio español. En el caso de Canarias las oficinas se encontraban en Gran Canaria y Tenerife. El trabajo de estas distribuidoras era trasladar las cintas de las películas por todos los cines de la Isla y del resto del Archipiélago en cada provincia, además de acoger a los actores que venían a presentar sus trabajos. Para Andrés Padrón, que trabajó durante dos décadas en Tropical Film de Canarias, esos años fueron la "época dorada del cine".

En la actualidad, las delegaciones de estas multinacionales solo se encuentran en las grandes ciudades como Madrid o Barcelona. "Antes estaban expandidas por todo el mundo, habían sucursales por todos sitios, tenía amigos que en aquella época vivían en Venezuela y había en todas las ciudades", recuerda Padrón. Fueron años en los que cada pueblo tenía su cine y en la capital se contaban con varios dedos. "El cine ha desaparecido, ahora te encuentras a dos personas y antes aquí se inauguraba la temporada de invierno, que siempre era de noviembre a diciembre, donde se anunciaban los grandes estrenos y se agotaban las entradas y las colas eran enormes", opina Padrón. "Había más afición al cine, en la actualidad, hay muchas plataformas audiovisuales", añade.

Todos los pueblos tenían sus propios cines y la capital grancanaria contaba con una gran variedad

La gran cantidad de distribuidoras y cine convertía el trabajo en una competición para reproducir las películas de la marca en el máximo de cines. En ocasiones, los cines no ponían los largometrajes hasta un mes después porque tenían un exceso de compañías que les ofertaban sus películas.

Los perfiles de trabajadores también eran diferentes a los actuales, existía un cargo exclusivamente para recibir las cintas después de la emisión en algún cine y revisar posibles imperfectos para cortar y pegar trozos dañados. Andrés Padrón era el jefe de ventas en su compañía, por lo que se encargaba de contratar las películas de todos los cines de la Isla y acompañar a las estrellas cuando arribaban para presentar las películas.

Todos los empleados de las sucursales de las distribuidoras eran canarios o españoles aunque fuera una compañía extranjera y entre todos mantenían una gran relación. "A veces había problemas para cobrar porque algunos empresarios eran unos morosos impresionantes y hablábamos entre nosotros si habíamos tenido suerte o no o si estaban poniendo las películas, en general, teníamos un contacto muy asiduo", recuerda Padrón.

Las productoras también grababan en la Isla. El rodaje más llamativo fue el de Moby Dick, protagonizada por el ganador de un Óscar a mejor actor, Gregory Peck. En un principio el rodaje estaba planteado en las islas Azores pero un temporal los transportó hasta Las Canteras, donde durante un tiempo una ballena hecha de madera copó las miradas de los curiosos.

Un amor detrás de pantallas

"Era un acontecimiento cuando venía algún actor aunque recuerdo que en el rodaje de Moby Dick yo iba a clase por la zona y cada día que pasaba me encontraba a Gregory Peck sentado en el muro mientras lo maquillaban y no había ni un solo policía que te prohibiera acercarte a él y hoy no te dejan ni verlos", destaca Padrón. "Era una tranquilidad tremenda", añade. Padrón incluso confiesa que el actor se enamoró de una joven de la zona pero fue un amor imposible porque los padres de la chica prohibieron cualquier contacto entre ellos. "Tenían muy mala fama por aquella época", explica y añade que la mala fama era con razón de peso.

El paseo de las distribuidoras duró lo que duraron esos años de gloria del cine y el modelo antiguo en el que aún las cintas tenían que ir de un lado a otro para proyectarse. "Cifesa fue la primera que cerró y luego cuando me jubilé, Columbia había cambiado de sitio a León y Castillo", recuerda. "Hoy lo envían todo por medios digitales y es solo apretar un botón", resume Padrón.

"Había un movimiento impresionante en Triana, los empresarios te visitaban cada día y estaban pendientes de si la película era comercial o no para programarla, teníamos las películas tres años en explotación, primero se estrenaba en los locales más importantes y que gastaban más dinero y luego en otros pueblos", apunta.

A pesar de ser una gran época había que lidiar con la censura franquista: "Un cura en Teror ponía las películas en la parroquia y me preguntaba si tenían alguna escena comprometida y cuando la proyectaba y llegaba el momento ponía el sombrero delante", rememora entre risas Padrón. 

Una isla en rodaje

Gran Canaria sigue siendo escenario de grandes producciones audiovisuales. La diversidad de paisajes, el buen clima y las ventajas fiscales convierten la Isla en un lugar ideal para muchas productores y que deja beneficios económicos para el tejido empresarial local. Entre los productos que se han realizado destacan en los últimos meses las producciones de El Zorro, protagonizada por Miguel Bernardeau y la actriz mexicana Renata Notni, Aliados, de Robert Zemeckis, con Brad Pitt y Marion Cotillard como protagonistas,The Mother, de Netflix, con Jennifer López, Gael García Bernal y Joseph Fiennes, La mujer dormida, protagonizado por Javier Rey junto a Almudena Amor y Marta Armengol. De esta forma, Gran Canaria desfila por las pantallas de cine y de los hogares de todo el mundo a través del quinto arte. 

Suscríbete para seguir leyendo