Las Palmas de Gran Canaria implora a Costas que desaloje los búnkeres de El Confital

“No me voy hasta que no cobre la pensión”, asegura uno de los ocupantes de los nidos de ametralladora

La policía impide a un hombre instalar una tienda de campaña sobre el bunker vaciado esta semana

El marinero gallego Vicente Alonso llegó al búnker de La Punta del Confital hace ocho años, al menos eso es lo que él asegura. Con el paso del tiempo ha ido cambiando la fisonomía de este nido de ametralladora, construido a comienzos de la II Guerra Mundial: lo ha pintado por dentro de blanco, ha abierto huecos y ha hecho ampliaciones con planchas, cartones y plásticos. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha vuelto a requerir ante la Dirección General de Costas el desalojo de las dos construcciones militares del litoral de La Isleta que siguen ocupadas.

Esta semana procedieron a la limpieza y tapiado de otra infraestructura de similares características, en la que también han estado pernoctando, con vistas a un plan de preservación a futuro que tiene varios flecos por cubrir.

"Ya lo he hablado con la asistente social, de aquí no me moverán hasta cobrar mi pensión", resalta Alonso, mecánico naval retirado. Por lo demás, afirma que de allí nadie le ha invitado a marcharse. Tan solo recibió una sanción de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias por colocar cemento en las rocas que llegan al peñón en el que está viviendo y poner una especie de barandilla para sujetarse, "antes de eso una mujer embarazada se cayó cuando estaba bajando". Pese a que retiró una parte de esta escalera improvisada, el material de obra sigue pegado a la roca volcánica de este espacio natural protegido.

España en la II Guerra Mundial

El búnker de La Punta del Confital -realmente, un nido de ametralladora cuyo interior apenas tiene un par de metros cuadrados- forma parte de un sistema defensivo antiaéreo que copaba el litoral isletero. Fue diseñado y construido entre 1941 y 1942 en vísperas de un posible ataque de los Aliados en caso de que España entrara en la II Guerra Mundial junto a las Potencias del Eje. De estas construcciones, se conservan cuatro en la parte civil de La Isleta. Todas han sido testigo de la desidia de las administraciones desde que Defensa las dejara a su suerte en los años 60 al no encontrarles utilidad.

Costas deberá instar al juez ordenar el desalojo de quienes ocupan los nidos de ametralladora

Junto al peñón donde vive el marinero gallego hay dos búnkeres de escaso tamaño e interconectados por un pasillo fortificado, donde presumiblemente se guardaba la pólvora y la maquinaria de guerra. Habría una tercera construcción con una rampa que finaliza en un promontorio al borde del acantilado, desde donde se obtiene una amplia vista panorámica de la bahía de El Confital, interconectada con uno de estos habitáculos mediante un camino empedrado que fue dañado en una intervención del Cabildo en 2014.

El miércoles dos patrullas de la Policía Local se acercaron hasta este punto de El Confital. Tras ser alertados, los agentes detectaron la presencia de un hombre que había pernoctado en una caseta de campaña y estaba pasando allí el día, justo en lo más alto del promontorio, "como si me creyera el rey del mundo", ironizó él mismo. Tras decirle que no podía acampar en todo este paraje natural -a la entrada hay una señal que así lo especifica- el sudamericano procedió a recoger sus pertenencias. "Vamos a realizar mayores controles", señalan desde Ciudad de Mar.

El búnker 'okupado' en El Confital

José Carlos Guerra

La idea es recuperar estos espacios de la II Guerra Mundial como centro cultural y educativo

A principios de esta semana el concejal del área, Pedro Quevedo, visitó las instalaciones. Lo hizo tras haber acometido el personal municipal una batida de la zona -estas construcciones también estuvieron ocupadas hasta hace unos meses- y posteriormente han sido tapiadas. La intención del Ayuntamiento es poder recuperar también -desalojo mediante- las otras dos construcciones que siguen habitadas, la del Peñón y otra situada unos metros más allá, antes de llegar a los restos de las antiguas salinas del Confital.

Fuentes municipales indican que han vuelto a hacer un nuevo requerimiento a Costas. De esta manera, debe ser la Dirección General la que insta al juez a activar el desalojo de estas personas. Esta actuación deberá ser en colaboración con el Ayuntamiento y el Cabildo, dado que es quien tiene las competencias en materia de patrimonio histórico y de medio ambiente -estas construcciones están dentro del Paisaje Protegido de La Isleta-. El Consistorio, además, deberá buscar entonces una solución habitacional para estas personas.

Centro de gestión cultural y educativa

Solo entonces podrá hacerse una limpieza integral de todo este espacio. Y es que el búnker en el que vive el marinero gallego dejó de estar camuflado con el paisaje hace tiempo. Ha colocado hasta placas solares para alimentarse de energía eléctrica. En el interior, habilitado para apenas un puñado de soldados, tiene dos camas y una pequeña cocina. Además, ha encalado todas las paredes y modificado a modo de ventana las ranuras para las ametralladoras. En la otra construcción asegura que viven dos mujeres, aunque en este caso la intervención aparentemente ha sido menor.

La idea del Ayuntamiento es poder recuperar todo este espacio y, rehabilitación mediante, convertirlo en un centro de gestión cultural y educativa. Para el arqueólogo Artemi Alejandro, experto en la arqueología del conflicto, estas construcciones son muestra del papel que jugó el Archipiélago en una hipotética entrada de España en la II Guerra Mundial junto a la Alemania nazi.