La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El análisis de los expertos El análisis de los expertos

"Debemos estar preparados para una segunda oleada"

"Confinar a toda la población es una decisión difícil de tomar, ahora ya no es momento de cuestionar, sino de aprender de los aciertos", apunta la viróloga del CSIC Margarita Del Val Latorre

Margarita Del Val Latorre, en su laboratorio. CÉSAR HERNÁNDEZ (CSIC COMUNICACIÓN)

¿Cómo valora, como viróloga e inmunóloga, las medidas del Gobierno español para atajar la propagación del SARS-2?

Como científica, una puede opinar, pero se pierde parte de la película, porque no ve los condicionamientos económicos y sociales. Yo empecé a trabajar en esto en enero y los virólogos saben que en China surgen continuamente epidemias, en la última década han aparecido tres.

¿Por qué en China?

Porque allí está la mitad de los habitantes del mundo, con una gran densidad de población, y están muy expuestos a los animales silvestres, los comen, los usan en la medicina tradicional... Hasta ahora esos virus nunca causaban más allá de una decena de muertos, porque no se contagiaban entre personas. En enero, yo sabía que aunque algunos decían que esto no era más que una gripe, China lo estaba haciendo bien confinando a la gente, demasiado bien, diría yo, porque no respetan algunos derechos fundamentales, y en cuanto vi que el virus salía de China me di cuenta de que iba a acabar aquí. Italia empezó a confinar a la población una semana por delante de nosotros, me di cuenta entonces de que España lo tenía que hacer también ya. Hasta que Italia no lo hizo, hasta que no cerró Lombardía, aquí no caímos del guindo.

¿Muy tarde?

Desde que España vio el alcance del asunto y tomó medidas pasó una semana, se hizo con una rapidez extraordinaria, aunque en mi opinión deberían haber sido más estrictos y poner en cuarentena no solo a los primeros enfermos sino también a todos sus contactos. Después de España ha ido Nueva York, y lo ha hecho tan bien y tan mal como nosotros. Confinar a toda la población es una decisión difícil de tomar, ahora ya no es momento de cuestionar cuándo y cómo se hizo, sino de aprender de los aciertos de esta primera oleada.

Los científicos dan por segura que vendrá una segunda oleada de COVID-19.

Todo lo que podemos saber ahora es lo que hemos observado en otros sitios, viendo lo que ocurre en otros países se aprende un montón. En China ha habido nuevos casos, muy poquitos, y la mayoría eran importados. A Singapur, que tenía muy pocos al principio, ahora se les han ido de madre y están como nosotros hace dos semanas. En Hong Kong lo que hubo no se puede llamar ni brote, la anterior epidemia de SARS-1 fue para ellos como un gran ensayo general; el 23 de marzo les entró una segunda oleada, sus propios ciudadanos que habían salido y traían casos a la vuelta a sus domicilios. La pandemia se contagia si hay gente disponible, eso es lo que tenemos que tener presente. Debemos estar preparados para una segunda oleada, que quizás se retrase por el calor, pero con tantísima gente disponible es difícil que las altas temperaturas puedan con ella.

¿Tiene fundamento pensar que con el calor cesará?

La Agencia Nacional de Meteorología ha hecho un estudio muy interesante, con la correlación por temperaturas y humedad y casos. Hay más casos en la Meseta que en las costas del Norte y Levante, y no digamos ya que en Canarias. Pero a otro nivel, España e Italia no están en el norte de Europa sino en el Sur cálido. El MERS surgió en Oriente Medio, donde las temperaturas no son precisamente frías. Lo importante es que ahora mismo no hay suficientemente gente inmune. En Alemania, en un pueblo, han calculado que está inmunizado el 15 por ciento de la población, en Austria menos de un uno por ciento? Así es altamente probable la segunda oleada.

¿Qué porcentaje debería estar inmunizado para contener la epidemia?

Cuando un virus es poco contagioso no hace falta mucha gente inmune; si es muy contagioso, como el sarampión, para tenerlo controlado hace falta un 95 por ciento. Este es medianamente contagioso, necesita entre un 60 y 70 por ciento, pero eso es decir algo muy vago, porque en una residencia de ancianos, más vulnerables, más bien tendrían que haberlo pasado todos, y, en cambio, en un colegio, dado que en niños suele ser una enfermedad leve, no sería necesario que fueran tantos.

¿La vacuna será equiparable a la inmunidad adquirida de un modo natural?

Depende de lo buena que sea. Para muchas enfermedades no tenemos vacuna. La vacuna del papiloma es buenísima, la de la gripe hay que ponérsela todos los años, la del tétanos combinada con la tosferina es buenísima. Hasta que no ha pasado tiempo no se sabe. La de la tosferina al principio daba una reacción de aúpa, se hizo una variante que lo solucionaba y a los 20 años nos dimos cuenta de que no duraba más de 20 años, ahora sabemos que hay que revacunar. Todo eso se aprende con el paso del tiempo. Del virus anterior, el SARS-1, sabemos que la inmunidad dura dos años, del MERS tres. Las vacunas más complejas, con más componentes del virus, son las mejores, porque estimulan el sistema inmunitario de una manera más parecida a como lo haría el virus de forma natural. Las vacunas son como un libro, cuanto más pueda leer el sistema inmunitario en ellas mejor. Las que contienen el virus entero atenuado son las mejores, pero tardan en fabricarse. España tiene que fabricar la vacuna del COVID-19 y tenemos que empezar ya en cómo vamos a hacerlo.

¿España puede hacerlo?

Estados Unidos va superacelerada, iniciará los ensayos en personas en septiembre, y China va a empezar ya, aunque me temo que lo haga saltándose la seguridad. ¿Si los chinos hacen la vacuna en China nos la van a vender mientras ellos la necesiten? ¿Qué ha pasado con los respiradores, las mascarillas?? Hay que hacer una vacuna en España, fabricarla y comercializarla. Ahora cualquier vacuna nos llega con un par de años de retraso. No hay fábricas de vacunas en España, solo un grupo con un prototipo frente a la tuberculosis, de investigadores de la Universidad de Zaragoza, con el certificado para hacerlo. Montar una fábrica de vacunas cuesta menos dinero que todo el que se va a gastar el país en recuperar el destrozo de la economía, rescatar a las pyme, los autónomos, pagar los ERTE... Es más barato. Y luego hay que pensar en otra cosa, si no estamos vacunados los españoles, ¿los turistas van a venir a infectarse? Una fábrica de vacunas se podría tener en unos meses, con seguridad y mucho cuidado.

Supongamos que ya tenemos la vacuna, ¿cómo hay que administrarla?

Desde la sanidad pública. Hay vacunas que no se pueden aplicar en embarazadas, las hay que son para los grupos de riesgo y otras para todos menos para los grupos de riesgo... Hay tantas variantes que no puedo contestar. Si no les funciona a los ancianos, los protegeremos vacunando a los niños y los adultos para que no puedan contagiarlos.

Dice que los estados deben ir pensando en tener su propio ejército de científicos.

Lo primero que hay que hacer en todos los países es aumentar la inversión en ciencia y mantenerla. Hasta ahora, en España solo había un equipo trabajando en coronavirus. Cuando el CSIC preguntó, de un viernes a un lunes, si alguien más podría empezar a investigar en coronavirus respondieron 150 grupos y ahora tenemos 200, muchos con donaciones privadas. Es gente con un bagaje, con una capacidad y un rigor que no se improvisa y que puede hacer frente a retos de esta envergadura. Como este vamos a tener muchos más, la resistencia a los antibióticos, la resistencia que va a surgir a los antivirales, el cambio climático nos va a traer enfermedades, zoonosis que se están acelerando porque estamos cambiando el mundo muy rápido, porque somos más urbanos, más viajeros, deforestamos los hábitats naturales... Si metes la mano en el avispero, de vez en cuando te picará una avispa. Tener a científicos preparados para responder a esas situaciones es una inversión.

Donald Trump anuncia que retira la aportación de Estados Unidos a la OMS (Organización Mundial de la Salud).

La investigadora española Cristina Rabadán-Diehl trabaja en Estados Unidos y en el encuentro con los senadores y los diputados españoles ha dicho que si Estados Unidos se va de la OMS lo sufrirán los países más pobres. Es una muy mala noticia, sin duda; la colaboración internacional siempre es buena. En ciencia somos muy internacionales.

El Gobierno español dice que está planificando la salida del confinamiento.

Yo lo haría con la máxima prudencia. En lugar de estar todos confinados, pequeños y mayores, lo mejor sería el confinamiento selectivo, los positivos y todos los contactos que hayan tenido, aunque sean lejanos. Serían muchas menos personas. Para eso necesitamos aplicaciones en el móvil. Hay una ya para toda Europa, desarrollada sin ánimo de lucro y aplicando el criterio ético de la OMS. Y para la economía, confinamiento selectivo sería bueno.

¿Hay que extender los test a toda la población?

España los está utilizando para triaje, y está muy bien usarlos así. ¿Quizás habría que extenderlos a los contactos de los positivos? Lo más sencillo es el confinamiento selectivo. Corea hizo un testado masivo, pero fue muy al principio, cuando había cuatro casos. Lo importante es saber qué porcentaje de la población está inmunizado y para eso se pueden hacer encuestas con muestras representativas de población.

¿Las manifestaciones del 8M han sido el gran error en la gestión de la crisis sanitaria del coronavirus?

Fueron un domingo y Lombardía se había cerrado el sábado. Yo, personalmente, no fui. Me pregunto si debería haberse celebrado el congreso de Vox y por qué siguieron tanto tiempo los partidos, cuando el Mobile de Barcelona se había cancelado ya, y el fútbol es más prescindible.

Compartir el artículo

stats