Fallece Juan Medina, oficial notarial de Las Palmas de Gran Canaria

El más pequeño de once hermanos nacidos en Visvique, acaba de marcharse a sus 97 años

Juan Medina, oficial notarial.

Juan Medina, oficial notarial. / LP/DLP

A.S.M.

Juan Medina, el más pequeño de once hermanos nacidos en Visvique, acaba de irse a sus 97 años. Como un señor. Cariñoso y afable, serio cuando había que serlo, sonriente cuando lo pedía el momento y equilibrado siempre. Con ese aire reflexivo y desde esa planta de canario recio, supo tomar sabias decisiones. Primero consigo mismo. Para aprender a timonear la vida con holgura, comenzó a bajar a bajar a Las Palmas capital a adquirir la formación necesaria. Al tiempo vivía ya en una residencia, de donde regresaba a casa los fines de semana.

Juan Medina, oficial notarial.

Juan Medina, oficial notarial. / LP/DLP

Y en esa época se reen contró con su amigo de la infancia Pedro Rodríguez, ambos de Arucas. De él aprendió la primera base importante de su futuro como oficial notarial, labor que ya ejercía éste por entonces. Y como todo saber es poco, aprovechó para estudiar inglés en el espacio que por entonces ocupaba Susana Ensell en el actual Hotel Parque. 

El joven y decidido Juan, nacido en 1925, lograba por fin adentrarse a la profesión, de la mano primero del notario Manuel Barraiba y luego del también fedatario Marcos Guimerá, ambos en la calle Triana. Pero si hay una etapa que marcaría su vida profesional -humana y familiar también- sobrevino al unirse al equipo del notario valenciano Ramón Risueño Catalán, con el que compartiría nada menos que cuarenta años de su vida. Su etapa profesional, desarrollada íntegramente en Vegueta, se saldaría finalmente en las notarías de José María Villanueva, en Juan E. Doreste; y de Uribarren y Luis Prieto (con quien se jubilaría), ambos en la calle de los Reyes Católicos. 

Esas décadas con Risueño Catalán, marcaron su vida. Juan Medina acompañaría a este antiguo político -alcanzó a ser Gobernador Civil en Córdoba- durante aquel imparable bum turístico de los años sesenta y setenta en Gran Canaria, especialmente en el área económico de la construcción en Las Palmas de Gran Canaria, que vivía en aquel momento una auténtica efervescencia inmobiliaria. Risueño es recordado en la familia, por encima de cualquier otra consideración, como un hombre respetuoso y a menudo atento con la familia, que cuando partían por Arucas a firmar escrituras, acababan la jornada delante de un tazón de leche y gofio en casa de la familia Medina, por petición del notario.

Juan Medina, oficial notarial.

Juan Medina, oficial notarial. / LP/DLP

 Medina fue siempre un apasionado de su profesión, era para él como un gran hobbie. Nunca tuvo pereza para sus estudios .. ni para aprender algo nuevo. Y por eso le gustaba actualizarse, sobre todo en las novedades del complejo quehacer de su profesión. No era raro hallarlo sumido entre libros y periódicos junto a su considerable biblioteca. 

Pero si hay alguna causa que mereciera aún más nuestro recuerdo, es por haber sido una persona educada, correcta y honesta, con todos; y por haber servido de una ayuda siempre desinteresada a cuantos en su momento lo necesitaron. En muchas ocasiones incluso a jóvenes abogados -por no decir también a su propia hija Saro como abogada- necesitados de buenos consejos, especialmente en el área hipotecaria que tanto le apasionaba y dominaba. Porque en en su mente y en su corazón tuvo siempre algo presente y que aguantó con él hasta el último hálito de su vida, su enorme generosidad.

Quienes lo sabemos y lo hemos querido y amado y disfrutado, y sobre todo el núcleo de sus hijos Saro, Juanjo y Toni Medina Ruiz con todos sus nietos y bisnieta estaremos presentes este próximo lunes 27 a las siete de la tarde en la Iglesia del Cristo, para que don Juan Francisco Medina Santana y su esposa querida doña Carmen Ruiz, puedan oír nuestras palabras desde donde se encuentran.

A.S.M.