Hábitat para el espacio profundo, es la exposición individual de la artista Tania García, comisariada por Sonia Cabrera, en la que encontramos su trabajo más reciente: instalaciones, vídeos, y fotografías.

La muestra nos sumerge en un viaje conducido por las reflexiones de la artista acerca del sujeto, de cómo construye su identidad y de los múltiples elementos que interfieren tanto en su construcción como en la realidad en la que vive. Las obras de esta exposición presentan un equipaje personal de la artista, pero invitan al visitante a cuestionarse su equipaje, a plantear los requisitos y necesidades de un mundo nuevo. Para iniciar este viaje debemos plantearnos: si mañana nos invitaran a ir a Marte, ¿cuál sería el equipaje?

"La idea de "otros mundos posibles" ha impulsado la creación de un imaginario que articule la construcción de la vida en un planeta distinto; planteamientos mágicos, científicos y las imágenes más futuristas que rayan lo distópico nos acercan a mundos (im)posibles que abrirán la puerta a vidas futuras.

Estas diferentes perspectivas suponen un anhelo casi inherente a la esencia humana: el miedo a lo desconocido y al pleno vacío del universo, el ego colonizador, que busca erigirse en la especie dominante del espacio exterior y en las últimas décadas, la necesidad de un planeta en el que empezar de cero una vez agotados los recursos de la Tierra.

Las aproximaciones a la vida en otro planeta están preconizadas por los Hábitat para el espacio profundo. Estas colonias ideadas para vivir en órbita de manera autosuficiente representan la apremiante necesidad de búsqueda de soluciones, el paso previo al establecimiento definitivo… Sin embargo, resulta tentador cambiar el sentido, ¿y si cuando hablamos del "espacio profundo" en lugar de referirnos al espacio exterior nos estamos refiriendo al espacio interior? Esa profundidad casi negra, ese mundo interno que se transformaría en el viaje; quimeras para recordarnos lo insignificante de nuestra presencia en un universo infinito e indescifrable… por fin, ese negro, negrísimo absoluto en el que nos vamos a perder, el vértigo del abismo inconmensurable…

¿Cómo deberíamos prepararnos? Esta exposición plantea la necesidad de preparar el hábitat propio, aquel que configura la esencia misma del individuo, aquella que no queremos transformar: ¿cómo afrontamos el viaje exterior desde el espacio interior?

Hábitat para el espacio profundo convierte la Casa de los Coroneles en uno de esos hábitats en los que vamos a depositar lo que llevamos a Marte; objetos que materializan no solo necesidades básicas, también recuerdos, experiencias, símbolos de lo que somos: se trata de empacar la vivencia que queremos perpetuar."