La crisis económica ha despertado la solidaridad de muchas más personas que el año pasado". Así lo manifiesta a nuestra redacción la secretaria general de Cáritas Diocesana de Canarias, Fátima Díaz Mederos, quien valora como "muy buena la respuesta de nuestro llamamiento, la gente está muy sensibilizada".

No sólo la gente, también algunos ayuntamientos han subido en sus presupuestos las partidas dirigidas a esta ONG católica ante el incremento de las demandas básicas de parados y pobres. La necesidad toca a los corazones y alienta la solidaridad personal, comunitaria y, a veces, institucional. No en vano las instituciones públicas son conscientes de que Cáritas -en sus diferentes niveles- es una entidad eficiente, porque se basa en el compromiso y la gratuidad de sus voluntarios.

Las consejerías de Asuntos Sociales regional e insular y las concejalías de Servicios Sociales saben que lo destinado a Cáritas termina en las manos de los más necesitados, en las manos de los que están bajo el umbral de la pobreza. Pero se da el caso que muchas instituciones dan por cumplidas sus responsabilidades mediante ayudas o subvenciones a Cáritas u otras ONG.

"Cáritas no trabaja sólo para proporcionar alimento. Es mucho más", apunta también Fátima Díaz Mederos. "Es mejor que las donaciones se inviertan en las necesidades que conocemos y manejamos todos los días", añade. Cáritas, además de la ayuda, dedica varios proyectos a la promoción de las personas y a su organización para que sean protagonistas de su historia. Ahí están Las Palmas Acoge, de atención a los inmigrantes, y la Asociación Yrichen de atención a los drogodependientes, cuyos orígenes están en Cáritas Diocesana y Cáritas de La Pardilla.

Pero, la caridad no debe hacernos olvidar que si existe es porque no hay justicia. Ojalá no haya Cáritas, porque eso significa que la sociedad es solidaria, no individualista y competitiva. Por eso, la nueva secretaria de Cáritas, que también es militante del movimiento cristiano obrero HOAC, sabe que, junto a la promoción de la caridad, es urgente la concienciación de las personas, la denuncia de las causas de la pobreza, y su movilización para lograr una sociedad que supere las diferencias.

El reto es lograr que todos -las instituciones y sus gestores incluidos- asuman sus responsabilidades, para que la caridad no oculte las injusticias, sino que sea la antesala de la justicia.