El 31 de octubre de 1979, hace ahora 30 años, el Boletín Oficial del Estado publicaba la Ley 29/79, por la que se creaba la Universidad Politécnica de Las Palmas (UPLP). La ley fue impulsada principalmente por el diputado constituyente Nicolás Díaz Saavedra. Esta colaboración pretende marcar y recordar este importantísimo aniversario, en un año en el que la ULPGC también conmemora el 20º aniversario de la Ley Territorial 5/89 de 4 de mayo por la que se reorganizaba el mapa universitario en Canarias, una vez que habían sido asumidas las transferencias derivadas del Estatuto de Autonomía de Canarias, y como fruto de las grandes manifestaciones del 82 y del 88 y de la Iniciativa Legislativa Popular pro Universidad de Las Palmas. El rectorado, la web y los medios de comunicación de la ULPGC muestran estos días el logo conmemorativo de los 20 años, pero pienso que conviene echar la vista algo más atrás y conmemorar los 30 años de la creación de la Universidad en Las Palmas. Existe la tentación de dejar en el olvido una década decisiva en esta historia: 1979-1989.

Cuando hablamos del nacimiento de la ULPGC hay que hablar, primero, de la creación de sus centros -algunos más que centenarios, ya dependientes directamente del ministerio de turno, ya dependientes de la Universidad de La Laguna (ULL)-, luego, de la creación propiamente de la universidad en 1979, y finalmente de la modificación de sus centros y de su nombre en 1989. Sostengo que la única ley que crea universidad en Las Palmas es ésta de 1979. El resto de legislación lo que ha hecho es modificarla, sin solución de continuidad, como también ha modificado a La Laguna. La ley 5/89 y su decreto de ejecución 150/89 (y a partir de él los demás decretos de ejecución de junio, septiembre y diciembre) no creaban nada sino que establecían que "la Universidad Politécnica de Canarias pasará a denominarse "Universidad de Las Palmas de Gran Canaria", perdiendo su carácter politécnico e impartiendo todo tipo de estudios, cualquiera que sea su carácter, técnico, científico o humanístico, bajo esta denominación", y pasaba a readscribir y reorganizar todos los centros de Canarias.

En efecto, fue la ley de 1979 que hoy conmemoramos la que en su artículo 3 creó la Universidad Politécnica de Las Palmas, UPLP, con las Escuelas Técnicas Superiores de Arquitectura y de Ingenieros Industriales y la Escuela Universitaria Politécnica existentes en Las Palmas de Gran Canaria y las Escuelas Universitarias de Arquitectura Técnica y de Ingeniería Técnica Agrícola de La Laguna, todas ellas hasta entonces centros de la ULL, y la Escuela Universitaria de Informática de nueva creación.

Y fue la UPLP la que impulsó decisivamente la manifestación del 82 tras la llegada de Francisco Rubio al rectorado. La fase más importante de la capitalización de la manifestación fue la negociación de la UPLP con el Ministerio en Madrid. En el verano del 82 Francisco Rubio se desplazó con varios miembros de su equipo (Juan Pulido Castro, Eduardo Cáceres, Félix Marco y yo mismo) a las entrevistas que tuvimos con el director general de Universidades Gabriel Ferraté y sobre todo con el ministro de Educación y Ciencia, Federico Mayor Zaragoza. Había mucha prisa: la legislatura estaba terminando. En una larga sesión el ministro finalmente comprometió la creación de un Centro Superior de Ciencias del Mar en la UPLP (que nosotros veíamos de hecho como Facultad y vía de extensión potencial a Biología, Química o Física y que encajaba con la visión de Campus Marino y Universidad de Pesca que tenía Juan Díaz), y lo más importante: la creación por decreto de nuevas divisiones en el Colegio Universitario de Las Palmas adscrito a la ULL, para Derecho, Filología y Geografía e Historia. Recuerdo que al salir del ministerio, tomando algo en la calle de Alcalá, hicimos la valoración de aquello como un gran éxito en medio del aparente o real fracaso. Íbamos a por la universidad completa ya, y sólo nos daban "un centro superior de Ciencias del Mar" y simples "divisiones" (de la ULL) en Las Palmas. Pero sabíamos que en cuatro o cinco años, en cuanto las nuevas divisiones humanísticas del CULP -con elevada demanda social- tuvieran que pasar a cuarto curso de carrera en La Laguna, la presión social para crear esas facultades y continuar el estudio en Las Palmas sería imparable.

Las cosas se complicaron de nuevo cuando en 1986 el Cabildo (Carmelo Artiles) se ve en la situación de entregar todo el CULP a la ULL, liberándose de esa ya muy pesada carga económica y laboral. Además la Ley de Reforma Universitaria LRU del 83 había establecido la obligación de integrar los colegios y escuelas universitarias "en una universidad", y había plazos. La ejecución de este paso dio nuevas alas, bajo la presidencia de Fernando Fernández en el Gobierno de Canarias, a la opción de una única universidad regional de La Laguna, e hizo indispensable ir a una segunda manifestación que giró en torno a tres ejes de acción. Primero, la conversión ya en 1985 de la UPLP en UPC (Universidad Politécnica de Canarias) pero con estatutos ratificados por el Gobierno de Canarias de Jerónimo Saavedra, donde en su artículo 5 nos habíamos empleado a fondo dentro de la UPLP para establecer la apertura total de la universidad a todos los estudios científicos, humanísticos, técnicos y artísticos, incluida la integración del CULP. Esta nueva posición de fuerza, con la autonomía universitaria de la LRU del 83, y con las competencias de la Comunidad Autónoma ya asumidas con el Estatuto y la Lotraca del 82, colocaba el balón de la creación de centros en el tejado del Gobierno de Canarias, y no de Madrid. Segundo, la creación a instancias del Cabildo (Carmelo Artiles) en 1987 de la Comisión de la Iniciativa Legislativa Popular pro Universidad de Las Palmas (Antonio Marrero). Y tercero, la creación en 1988 de la Fundación Universitaria de Las Palmas FULP (Juan Díaz), entidad en la que confluyeron las grandes instituciones sociales de Gran Canaria. UPC, Comisión de Iniciativa Legislativa, y FULP fueron el tridente decisivo. Lorenzo Olarte (ya presidente) recogió el guante lanzado por la sociedad y firmó la ley y la cascada de decretos, y ordenó su defensa jurídica ante los tribunales.

No conmemorar 30 años de ULPGC es posiblemente renunciar a la década 1979-1989, la década más apasionante y de mayor lucha social y democrática de la Universidad en Las Palmas. Demostró lo que es capaz de hacer una sociedad unida y vertebrada, estructurada. Yo no creo que esto afecte a la unidad de la ULPGC, pues ha pasado mucho tiempo y bien estuvo lo que bien terminó. Ojalá no dejen de aportar su testimonio todos los protagonistas.