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Javier Durán

RESETEANDO

Javier Durán

Quejío socialista

Da mucho juego la foto del reencuentro de Pedro Sánchez y Susana Díaz en la Feria de Sevilla, que es también el espacio ideológico que distancia a la presidenta del secretario general: o sea, Andalucía es una cosa y el resto, sobre todo Madrid, es otra distinta. Vista sin advertencia parece una imagen exacta de esa España farfullera que puede arreglar casi todo con una juerga, o bien empeorarlo lo máximo posible a la manera de Hemingway u Orson Welles dale que te pego en un tablao refrescándose el gaznate hasta decir basta. ¿Que si se pueden arreglar las cosas? Pero no fue el caso de Sánchez y Díaz en el encuentro casual, o no, pues no se clausuró la caseta para celebrar una minicumbre en torno al rebujito o la manzanilla. Y es que el líder es desabrido hasta más no poder, ni fue con sombrero cordobés, ni flor en la solapa o pañuelo en el bolsillo, destilando señorío socialista. Sí es verdad que hay una imagen en la que la del clavel parece buscar una intimidad política que, a buen seguro, sólo fue un cruce de alientos incompatibles. Estos dos se lanzaron cuchillos y estrellas de kung-fu en las primarias, y ella, aunque molida, todavía le pasa por delante de las narices su poderío. Hasta podían haber hecho una pausa para mostrar sus condolencias por Chaves y Griñán, ambos en el banquillo ante el juez por el sistema opaco de las ayudas del ERE, sustento y caudal del clientelismo en una época donde el felipismo barría sólo con abrir la boca. ¡Qué época! Y es que es de difícil digestión, aunque sea en la Feria de Sevilla, pasar de los rebuznos a unas carantoñas en ambiente de fiestón, de esos donde se tira la casa por la ventana. Se imaginan: el socialismo arregla sus diferencias entre copa y copa, gamba y gamba, choco y choco, jamoncito y jamoncito, acordes y acordes, quejíos y quejíos, olé y olé... Sería la fusión entre el flamenco y la segunda vida del PSOE.

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