Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros".

Así lo decreta el primer artículo de la Declaración Universal de Derechos Humanos, marcando todo un hito en la historia humana, pero algo que aún no hemos llevado a cabo, al menos no del todo.

Bueno, me explico, los humanos son algo complicados, son complicados pero a la vez tan simples que me confunden. Tienen la capacidad de razonar y retener información de manera que puedan pensar y actuar por sí mismos, su inteligencia puede llegar a modelarse y desarrollarse de una manera increíble, y aun así, son los seres más egoístas que han pisado la Tierra.

Por ejemplo, nos situamos en 1919, final de la Primera Guerra Mundial, 40 millones de muertos, tanto civiles como combatientes. Avancemos un poco, 1945, el Holocausto, final de la Segunda Guerra Mundial, casi 100 millones de muertos, se la considera uno de los acontecimientos más inhumanos de la historia, y los criterios y pensamientos que la componen nos hacen replantearnos que ocurrió hace muchísimo tiempo, cuando pensándolo bien, no ocurrió hace tanto. Por eso, el ser humano es un animal que evoluciona en pensamiento, que está continuamente reflexionando sobre sí mismo y su alrededor y que por tanto, en la actualidad, actúa de una manera incorrecta en muchas de las situaciones propuestas.

Por ello voy a hablar de la libertad, y voy a hablar de la libertad ahora, no de la que no había o hubo antes, si no la de ahora, aquella que se esconde en las miradas tristes y que se encuentra en el centro de cada uno de nosotros, o que debería encontrarse.

Porque yo, cuando veo las noticias, y leo que la trata de mujeres y su privación de derechos mueve cinco millones de euros al día en España, no veo libertad, o cuando leo que actualmente hay 250.000 niños de entre 10 y 15 años luchando y siendo esclavizados en todo el mundo, tampoco veo libertad.

Tu libertad acaba cuando empieza la del otro, o debería de ser así, porque somos seres individuales, no podemos anteponer personas frente a personas, no es justo.

Otro ejemplo, la homosexualidad. Me parece totalmente increíble que una persona tenga que huir de su casa, sufrir abusos tanto físicos como psicológicos e incluso llegar a suicidarse por simplemente su orientación sexual. No lo entiendo. No entiendo a las personas.

Lo único que comprendo es que el ser humano podrá vivir libremente cuando se conozca a sí mismo, cuando sepa que una persona no puede ser libre por nadie, cuando entienda el término felicidad como algo que inicia en una sola persona, pero que engloba a muchas más, y cuando comprenda que ser libre, también pretende respetar que los demás también lo sean. Solo cuando esto ocurra el ser humano podrá saber el verdadero significado de la palabra libertad, y comprenderá que la existencia humana es algo mucho más complejo de lo pensado.