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Reflexión

Canarias y el terrorismo yihadista en el Sahel

Canarias no puede permanecer indiferente a la multiplicidad de conflictos armados e insurgencias yihadistas en la región del Sahel dado un notable incremento de ataques violentos interconectados como epicentro de esta crisis que arrasa en Mali, Burkina Faso y Níger metastatizándose hacia África Occidental (el Golfo de Guinea, Togo y Benín hasta Costa de Marfil) lo que presenta una compleja serie de amenazas para nuestra seguridad nacional. Y los desplazados internos por la violencia yihadista en el Sahel hacia África Occidental son ya más de un millón.

Lamentablemente, en Canarias existe cierta miopía referente a estos temas y, sin duda alguna, también se percibe una trágica falta de altura de miras para abordar estas cuestiones institucionalmente. No obstante, el autor sugiere tajantemente que Canarias debe plantearse un debate serio sobre el impacto y las consecuencias de la oleada de violencia que se propaga por el Sahel y los retos y desafíos que se presentan parar estabilizar la región. Canarias también requiere urgentemente una comisión de expertos para abordar, identificar y tratar seriamente las tensiones políticas que exacerban los conflictos violentos en el Sahel además de las iniciativas y las operaciones contra el terrorismo que se están llevando a cabo en esta región próxima a Canarias.

Tras una década de esfuerzos europeos por estabilizar la región del Sahel mediante inversiones económicas, desarrollo de infraestructuras, intervención militar y operaciones contra el terrorismo, el Sahel se ha convertido en una especie de laboratorio de los países que constituyen esta región para darnos cuenta de que todos estos esfuerzos europeos e internacionales han sido tan solo un parche de iniciativas de seguridad internacional y lucha antiterrorista. La inestabilidad y las tensiones políticas en la región siguen incrementando a día de hoy.

Para neófitos en la materia, vale la pena hacer un repaso de la miríada de desafíos que se nos presentan en la región del Sahel: desde Estados fallidos, problemas de gobernanza, insurgencias, terrorismo, subdesarrollo, inestabilidad política e institucional; y migración. La amplia cooperación brindada por Estados Miembros de la Unión Europea no ha sido escasa, pero debido a la carga económica y política que supone estabilizar la región ha provocado que muchos de estos países europeos hayan desistido definitivamente. Durante prácticamente una década, el compromiso político y la intervención militar de Francia en Malí fue ejemplar. No obstante, las tensiones en torno a las relaciones diplomáticas con el gobierno actual de Malí han puesto punto final a la cooperación y a la intervención militar de Francia a la vez que las autoridades europeas también se repliegan de la región al encontrar serias limitaciones operativas sobre el terreno. Curiosamente, en estos momentos el vacío que dejan las autoridades europeas en la lucha contra el terrorismo en el Sahel lo viene a suplir la compañía militar privada Wagner presuntamente asociada al Kremlin.

La inestabilidad política en el Sahel se pone de manifiesto con múltiples golpes de Estado y la proliferación de milicias armadas en Chad, Burkina Faso, Malí. Lo que supone un gran problema en lo que respecta la gobernanza política, el respeto a los derechos humanos y la propia estabilización de estos países, pero sobre todo supone un obstáculo para la lucha contra el terrorismo en la región. En este escenario, la violencia indiscriminada seguirá en auge al igual que el apoyo y la capacidad de reclutamiento por parte de organizaciones terroristas yihadistas.

A pesar de la proximidad con Canarias, el desconocimiento y la desidia política e institucional referente a estos temas de seguridad internacional en el entorno de nuestra vecindad con África es, cuanto menos, deplorable e inexplicable. Sin necesidad ni intención de provocar alarma social, debemos poner en conocimiento la existencia y operatividad de organizaciones terroristas yihadistas próximas a Canarias. Por un principio de precaución y responsabilidad el autor se ve en la obligación de hacer pública las dos principales coaliciones yihadistas que suponen la mayor amenaza en nuestra vecindad con el Sahel. Entre ellas destaca Jama’a Nasrat ul-Islam wa al- Muslimin (JNIM), filial de Al-Qaeda con base en Malí, pero que a su vez opera en Burkina Faso y Níger; y luego está el que tal vez nos queda más próximo a las islas, El Estado Islámico del Gran Sáhara (EIGS o por sus siglas en inglés ISGS) cuya letalidad de sus ataques ha ido en aumento recientemente. En esencia, ambas organizaciones terroristas yihadistas compiten por el control de distintas áreas en la región, pero cabe destacar que ambas operan mayormente en torno a Níger, Chad y Burkina Faso.

En relación a estas organizaciones terroristas, el indicador más preocupante que cabe destacar es el nuevo impulso que han ido ganando estos actores yihadistas; el incremento exponencial de violencia indiscriminada contra la población civil en el Sahel; y su propagación hacia África Occidental. En vista de esto, el Gobierno de Canarias y demás instituciones insulares deberían contar con mayores recursos y expertos para el seguimiento y el estudio de la evolución de estas tendencias al alza en nuestra vecindad y las implicaciones que pudieran tener para Canarias. En cualquier caso, el autor considera que Canarias no puede continuar echando la vista hacia otro lado.

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