Salud

Variadas formas de ser

Martín Caicoya

Martín Caicoya

Decía el bello y sabio Pico della Mirandola que Dios no le había dado al ser humano una naturaleza, sino que lo había puesto en el centro del mundo para poder verlo todo de manera que «libre y soberano artífice te formes y te esculpas en la forma que hayas escogido». Para este filosofo sería el yo, que no es naturaleza, quién decidía cómo ser o qué ser. Quinientos años más tarde, John Watson, fundador del conductismo, reconoce en el ser humano inclinaciones, tendencias, talentos y habilidades pero asegura que entre una docena de niños sanos, puede escoger a cualquiera de ellos y hacer de él lo que desee: médico, abogado, artista, gran empresario, mendigo o ladrón. Basta el estímulo adecuado y el refuerzo a la respuesta con premio o castigo. Por tanto, el poder está en la sociedad, no en la elección del individuo como decía Pico della Mirandola. En ambos casos se niega la existencia de una naturaleza humana, como la de los perros, leones o el escorpión que no puede evitar picar a la rana que lo trasporta en su espalda para atravesar el río.

Es muy interesante la polémica sobre la asignación o elección de sexo. La reproducción sexual se basa en la existencia de dos sexos que combinan sus gametos, en el caso animal son óvulos y espermatozoides. Fundidos crean el nuevo ser. Cada uno de estos gametos tiene 23 cromosomas. En cambio, la célula germinada resultado de la unión de los dos gametos, tiene 46: 23 pares. Así son todas las células de organismo. Para llegar a la reproducción sexual, antes hubo que crear unas células que en vez de dividirse por mitosis, produciendo dos células idénticas a la progenitora, generaban dos en las que solo había la mitad de los cromosomas en cada una. Si no fuera así, cuando se juntaran, la célula tendría 92 cromosomas, y la siguiente 184 así sucesivamente. Otro paso obligado fue diferenciar las células macho y hembra. No la hay en las bacterias que se reproducen por mitosis.

Así apareció el cromosoma Y, más pequeño, que determina el sexo: si está presente, masculino; si ausente, femenino. Todas las células del organismo masculino tienen un cromosoma X y un cromosoma Y, mientras en las femeninas ambos son X. Cuando en el órgano generador del macho las células sexuales se dividen, un espermatozoide portará el cromosoma X y otro el Y. La mitad de los óvulos fecundados lo serán por el espermatozoide X y la otra por el Y. Ovulos que darán origen a hembras o machos. Eso es la esencia del sexo, lo que determina el desarrollo de caracteres sexuales primarios: vagina o pene etcétera . Y lo que en teoría determina el comportamiento reproductor para que sea eficaz. Porque biológicamente es ineficaz depositar gametos masculinos en organismos masculinos, por ejemplo. Sin embargo, se hace, como una manifestación de atracción sexual que no tiene función reproductora. Por eso se decía que es contra natura. Sin embargo, es, ocurre, está en la naturaleza, no en su contra, es una realidad histórica y transcultural con diferentes grados de aceptación.

También es una realidad histórica y transcultural que hay personas que se sienten, se viven, como del otro sexo. Va más allá del rol, que es cultural en gran parte. Perciben que su cuerpo no se corresponde consigo mismo, que nacieron en un cuerpo equivocado. Como una emoción o un sentimiento que reside en el cerebro pero que no es racional. Un sentimiento que no creo que sea fruto del aprendizaje reforzado, como postula Watson, ni de una elección racional, libre, como recomienda Pico de la Mirandola. La posibilidad de que se adquiera por influencias del entorno en el desarrollo cerebral, no puede ser descartada.

En mi opinión, indemostrable por ahora, tiene que estar en la naturaleza, en la expresión genética de una tendencia. El desarrollo de caracteres sexuales está absolutamente determinado por la presencia o ausencia del cromosoma Y, pero quizá no lo esté tanto la conformación del cerebro. Es posible que variantes genéticas o, más probablemente, influencias de origen microambiental en la expresión de algunos genes durante el desarrollo fetal y post natal, produzcan variante en las vivencia de la identidad sexual. Naturalmente, facilitado o impedido por la cultura, que tiene una potente capacidad de modificar la expresión de los genes, sobre todo, los que tienen que ver con la conformación cerebral. Allí donde reside la identidad.

Sobrevivir y crear una progenie capaz de reproducirse. Eso es la eficacia biológica. En un aparente contradicción, la atracción sexual puede ir contra ese mandato. Es una manifestación más de la variabilidad de la naturaleza. Lo mismo que hay personas que sienten ser del otro sexo o habitan en los muchos estadios intermedios, lo que llaman sexo fluido o no binario. Son distintas formas de ser, todas humanas, todas naturales, manifestación de los azares en el proceso de desarrollo de esa célula germinada hasta construir un organismo tan complejo y adaptativo como es el nuestro.

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