Reseteando

Las medallitas de los diputados

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, en una sesión plenaria, en el Congreso de los Diputados, a 15 de diciembre de 2022, en Madrid (España).

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, en una sesión plenaria, en el Congreso de los Diputados, a 15 de diciembre de 2022, en Madrid (España). / Europa Press

Javier Durán

Javier Durán

Aefectos meramente autocontemplativos o de autofoco no veo ninguna diferencia entre los gastos asumidos por el graduado en plan birrete y foto de la orla, y la medalla con cordón, estuche y otras filigranas del diputado canario. Existen cuestiones viejunas que por los cambios del planeta deberían revisarse, y no mantenerse ahí como si fuesen los órganos incorruptos de una santidad. Viene el extremo a cuento por la alegría versallesca que ha llevado al Parlamento a seguir la tradición de pagar la chapas y complementos a sus señorías. La factura de la joyería de los madriles es como sigue a continuación: 26.000 euros por 80 piezas (70 para los elegidos y 15 para los suplentes), a 312 por cuello (con o sin papada) «con baño de oro y esmalte fino a fuego con pasador y su consiguiente cordón de seda trenzada con los colores de la bandera canaria». Yo no me voy a poner como los del movimiento Drago, porque no es razonable que se pierda la artesanía del joyero llevado a la ruina por el acaparamiento de la bisutería. Si al negociado de Teobaldo Power le apetece seguir con el extravío, pues adelante. Si bien no estaría mal que tomarán ejemplo de los graduados universitarios y se pagasen de su bolsillo el ornamento, una vez recién aquilatados sus sueldos, subidas salariales e indemnización. Así, la preciosidad puede ser hasta más versátil: lo mismo hay alguno que reclame un diamante incrustado o un cordón de piel de serpiente. Eso sí, abonados sin resquicio de duda por los distinguidos. Otro detalle que nos debe preocupar es que estos honores sean a perpetuidad, aunque el beneficiado por la generosidad del erario público pase a ser un tránsfuga o reciba una condena judicial por corrupción. El auto del juez no le va a exigir que devuelva la medalla de marras, que llevará consigo toda su biografía a la manera de una alianza matrimonial. No sé si está estipulado el retorno por sus señorías de la medallita, si se diese el caso de fechoría probada o traición a su electorado. Ahí lo dejo caer. O por lo menos que se les ocurra agradecernos el reconocimiento, que no es gratis.

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