Objetos mentales

Manifiesto tardígrado

En esta ocasión electoral, la naturaleza freática de las mentiras es profunda, si bien callada e inesperadamente permea y asoma y humedece el retablo del poder

Antonio Perdomo Betancor

Antonio Perdomo Betancor

Terminamos saturados de la campaña electoral del 28M y comienza la campaña electoral del 23J. Porque no habrá paz electoral para aquéllos que supuestamente votaron mal el 28M desobedeciendo los vaticinios del arúspice Tezanos. Con esta nueva y frenopática campaña electoral se hostiga al personal con la calima de julio y los rayos secos de la tormenta. En esta última ocasión, salvo los que llevan razón en todo, nadie había pedido la voz y la palabra puesto que el electorado acababa de ser consultado y a la vez, por sorpresa, momento después, zarandeado por el shock que supone unas nuevas elecciones sin solución de continuidad. En julio y cuando más saben las cañitas.

Ese traumatismo nos recuerda el rayo que no cesa de Miguel Hernández. No sé por qué me viene a la mente, pero igual es debido a que Miguel Hernández sufrió el desamor y su infortunio. A Sánchez le desquicia políticamente ese infortunio despechado. En teoría sexual es un caso de acoso erótico-político de amor no correspondido lo que plantea Sánchez en lo personal con las elecciones del 23J. Él, despechado, sigue obstinado. Se resiste a creer que su problema no radica en la disociación entre su persona y la vedad. Tampoco el lector de poesía está disociado del poeta. Pienso que el que escribe poesía es porque lee poesía y lee poesía porque escribe.

Vuelvo a mi propósito; ya es norma que el votante encuentra dificultades para decantar su voto con cierta racionalidad. Algunos se abstienen porque consideran que los programas electorales son un ejercicio de cinismo que no están dispuestos a tolerar. Existen personas que soportan mal el cinismo, si bien, mejor analizado la cuota de aceptación de cinismo concierta con el rango de autoengaño que las personas están dispuestas a tolerar. Una de las razones por la que se acepta ese cinismo es por el hecho de que detestamos mirar el mundo como es, y lo sustituimos por uno que se corresponda por tal como somos. El electorado eligió aquello que más o menos probablemente en silencio había muñido, por sobre de la realidad y la encomienda audaz del cálculo y la planificación numérica del poder. Pero los deseos son conjuros para que los designios de lo oculto se manifiesten.

Día a día, cuando los arquitectos del nuevo estado de cosas hacían y deshacían, con rapidez de vértigo, el ardid del lápiz y los artificios; y el tajo entre unos y otros se ensanchaba. El arquitecto del poder cree ser el arquitecto del futuro cuando sólo lo es de su pasado. La otra forma de decirlo es la objeción que se le achaca al despotismo ilustrado: todo por el pueblo, pero sin el pueblo.

En esta ocasión electoral, la naturaleza freática de las mentiras es profunda, si bien callada e inesperadamente permea y asoma y humedece el retablo del poder. Pese a Maquiavelo, nada retiene la fuerza de los hechos que confirman la verdad. Los hechos de la verdad son de largo alcance, los de la ilusión y el marketing, humo que se desvanece. Hasta se pensó en una reencarnación de un Eugène Delacroix al sur de los Pirineos; hubiese sido sorprendente si hubiera resultado auténtico. ¡Por fin un milagro de libertad al sur de los Pirineos!, pienso. Una vez más la tragedia se torna tragicomedia.

Algo grandioso habría de nacer de las alturas sin el pueblo, pensaban, pero la dificultad estriba en que el pueblo está ahí en la profundidad freática de su memoria. No era una nueva ilustración radical como postulaban unos sino un remedo de ilustración desvaída, sin cuajo. Lo cual que es una pésima señal en un pueblo esquilmado por las extracciones abusivas de las élites y exenciones fiscales del poder.

Visto con perspectiva de género, una campaña clavada literalmente como una estaca en pleno julio, antes que estimular al personal lo encabrona. Julio es un mes que encabrona cuando cada ciudadano en su jaula física construye su universo a la contra. Demasiado calor, piensa. Demasiada y desaseada humedad en la espalda pese a los chores, piensa. Piensa que la cerveza barata ni el abanico le alcanza para levantar el ánimo. Y piensa que necesita recuperar su latido. Piensa en la jodida falsedad de las mentiras políticas y en la mentira.

Para colmo esta campaña electoral parece un manifiesto tardígrado. Los tardígrados son organismos microscópicos que viven en ambientes extremos, aguas ácidas, gélidas, en ebullición; soportan condiciones ambientales infernales, a los rayos letales cósmicos... Y pienso en la población a la que se dirigen y a la que piden su confianza política. No imaginan que vive en la meseta parasimpática de la existencia. Como a los tardígrados Sánchez somete a los electores a las urnas el 23J, los empuja, aunque no vivamos en el espacio exterior ni zambullidos en un afán tanato-político.

Suscríbete para seguir leyendo