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Reflexión

Feijóo ofrece una oportunidad histórica al PSOE

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo Marc Trilla - Europa Press

En Mayo del 2022 durante una entrevista en Telecinco, Feijóo habló de sus inicios en la política revelando que votó por Felipe González en las elecciones de 1982 (y no por Fraga Iribarne) y en estos calurosos días de junio del 2023 Feijóo ha ofrecido con algo de soberbia al PSOE desde su propia deseada y supuesta victoria una «oportunidad histórica» si el PP que Él- Feijóo - acaudilla ganase las próximas elecciones generales.

¿En qué consiste tal histórica oportunidad? Feijóo ha dicho: «Si el PP gana y gobierna, habrá una oportunidad histórica para reconstruir el PSOE que existía antes de Sánchez». O sea, eliminar a Sánchez y volver al Felipe González por el que Él, Alberto Núñez Feijóo, votó en 1982. La proposición resulta curiosa y uno se puede preguntar: ¿es que este señor siente añoranza por aquel PSOE derechizado por el que votó en aquellos su años mozos? ¿Y eso significa que si así fuera volvería a votar PSOE?

La mayoría del electorado no tiene la costumbre de recordar y sólo mira lo que los medios le transmiten como actualidad y Verdad. Si recordasen se alarmarían y no votarían a un P.P. encabezado por alguien que cambió de chaqueta, de Partido y de opinión y cuyas actuales promesas se tambalean de un día para otro, como hacen sus secciones regionales en Extremadura, Andalucía, Valencia, etc.

¿Sólido o frívolo?

En sus discursos actuales Feijóo ha afirmado: «Mi proyecto es desterrar la frivolidad a través de un partido sólido». Hay que suponer que está refiriendose como sólido al Partido Popular a cuya cabeza le han catapultado los mismos que eliminaron fulminantemente a Casado, sin ninguna explicación ni proceso electoral interno.

Se dice de una persona que es frívola si es insustancial y veleidosa. y ligera con poca sustancia.

La frivolidad es una actitud ante la vida, política o social, que se caracteriza por el pensamiento banal, frágil, carente de ideas, de convicciones y de sentimientos profundos.

Mientras la derecha Alemana representada por la Democracia Cristiana CDU rechaza cualquier alianza con la extrema derecha, en España se abrazan y se besan.

Las negociaciones y pactos de las secciones regionales del Partido Popular con la extrema derecha han mostrado a un P.P. sin líneas rojas comunes. Feijóo en sus discursos aireaba generalidades y no ofrecía una línea roja (el color rojo es peligroso en su entorno) y parece que busca con esa la falta de criterio único salir ileso en las proximas elecciones generales de los pactos realizados regionalmente con el extremismo derechista que representa Vox.

Para mí y para muchos ciudadanos, politicos o no, la palabra dada tiene un valor casi sagrado, y dar la palabra significa comprometerse a cumplirla. Por eso cuando en Extremadura la señora Guardiola, líder del Partido popular extremeño se distanciaba del acuerdo de los Populares en la Comunidad Valenciana, parecía que le eran importantes ciertos principios: «No puedo dejar entrar en mi gobierno a los que niegan la violencia machista». Y advirtió de que «si hay que ir a nuevas elecciones, se va»

Y prudentemente añadió: Confío en Mazón y en cómo va a presidir la Generalitat Valenciana». «Él habrá valorado qué es lo mejor, y yo estoy centrada en mi tierra». La candidata a presidir la Junta de Extremadura aseguró que si el socialista Fernández Vara se presentase a la investidura sería un «paripé», porque ella no facilitaría su elección.

La candidata popular, María Guardiola, en la campaña autonómica del pasado Mayo reafirmó sus «líneas rojas» con la ultraderecha de VOX incluso antes de abrirse las urnas y después lo venía repitiendo más suavemente hasta que la llamaron al orden desde «arriba», sea ese «arriba» el trono de Feijóo o la jefatura secreta de la Ex-presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que criticó pública y abiertamente la postura de la extremeña Guardiola: «La señora Guardiola ha dicho que admite todo menos Vox, no sé qué pretende hacer, Fernández Vara se va a presentar a la investidura y creo que nos va a perjudicar al Partido Popular de cara a las elecciones generales porque se va a hablar más de la investidura de Vara que de las propuestas de Feijóo». Eso ha dicho Aguirre en declaraciones a los periodistas en la toma de posesión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Y las presiones abiertas junto a las ocultas han empujado a la Guardiola al precipício que quería evitar: el Pacto con el machismo y la ultraderecha neofranquista de VOX. Y después de firmar el pacto de coalición con Vox ha declarado: «Mi palabra no es tan importante como el futuro de los extremeños».

Eso supondría si se considera como común con la actitud de la Dirección del PP que no hay que tener en cuanta sus palabras y promesas hechas puesto que al pronunciarlas no han tenido en cuenta al futuro de la nación, ni el porvenir de los españoles a los que llaman a votarles por lo que afirman ser su programa «serio, sólido y nada frívolo». Sus discursos son palabrería electoral y hablar por hablar para ganar electoralmente sin garantízar el cumplimiento.

Las malas lenguas y los errores de feijóo no tienen importancia

En ciertos medios arremeten contra Feijóo por haber dicho que un kilo de naranjas cuesta 12 centimos. Eso dijo el 28 junio en El Hormiguero, con una audiencia de 3 millones. Y lo daba como «buena noticia». Se sobreentiende que aunque Feijóo coma naranjas de la Huerta valenciana, nunca ha ido a comprarlas personalmente. Ni sabe su precio ni el de los plátanos canarios. Y de ahí le llovieron los ataques y las burlas de las buenas y de las malas lenguas.

La Esperanza Aguirre, millonaria y exdirigente ‘popular’ ha declarado su «máximo respeto por Vox» y ha dicho que el PP tiene que pensar en sus votantes, en su programa electoral y ha destacado que tiene «gran admiración por el presidente Popular de Valencia, que sin dar tres cuartos al pregonero y rápidamente, a pesar de quitar al número uno de la lista de Vox, ha conseguido un acuerdo en el que figura con toda claridad el poder elegir lengua en educación». Y no la lengua valenciana. O sea nada de las malas lenguas como la catalana o la vasca.

¿Feijóo incompetente?

La fundadora y líder de SUMAR, Yolanda Díaz, que no es familiar mía pese a su apellido y con la que no simpatizo mucho desde su veto a Irene Montero de Podemos, ha dicho que Feijóo es un gran adversario, pero es un gran incompetente. Lo de incompetente a nivel económico no puedo juzgarlo directamente, pero como autor de constantes errores politicos, gramaticales y desconocimiento de la realidad de la vida cotidiana de los ciudadanos no-millonarios de esta España cuya mandato se disputa, sí que puedo afirmarlo.

Y lo de «gran adversario» hay que situarlo en el acomodamiento del Partido Popular con las fuerzas oligarquicas que le respaldan desde medios financieros e informativos y critican despiadadamente al «sanchismo»(?) y al «social-comunismo».

El gobierno de Feijóo en Galicia recibió numerosas críticas por sus recortes en servicios públicos. Y es de temer que sus silencios de hoy y sus ataques a las medidas sociales del Gobierno de coalición Sanchez-Unidas Podemos vayan en un sentido poco social y favoreciendo a los más ricos. Durante su mandato gallego se cerraron una de cada 10 escuelas públicas, más de 140 en toda la Comunidad Autónoma. Se redujeron las dotaciones en educación en más de 100 millones. Cosa que tiene alguna relación también con el aumento del envejecimiento de la población gallega. Las críticas a su gestión de la sanidad pública fueron constantes y numerosas tanto desde la izquierda como desde los sindicatos. Fue especialmente criticado el cierre del paritorio o salas de parto atendido de Verín. Tanto las mujeres como los niños no estaban en el horizonte de la Xunta que presidia Feijóo.

En 2018 tras la moción de censura contra Mariano Rajoy y la dimisión de este de la presidencia del Partido Popular, se le ofreció presentarse a las elecciones del partido. Él prudentemente optó por la seguridad de seguir al frente del gobierno de Galicia, pese a ser uno de los favoritos para suceder al defenestrado Rajoy, dijo: «Ser presidente de la Xunta es lo que más me pesa en mi decisión». Lo seguro seguro está.

Pero el paso del tiempo no ha significado ausencia de errores ni de malas lenguas. En este caso no se incluye la gallega cuyo texto de protesta rezaba entonces : Baixo o lema ‘Verín non se pecha. Recortar os dereitos das nais é violencia’ o colectivo volveu reclamar a reapertura da sala de partos de Verin áis do servizio de urxencias pediátricas; pendentes, ambos, de que se cubran as dúas prazas de pediatra das que dependen, segundo o último anuncio do presidente Alberto Núñez Feixoo.

Pero si no cumplió sus promesas gallegas, durante una charla del Foro Global Youth Leadership celebrada en Santander en octubre de 2022, Núñez Feijóo confundió el título de la famosa novela antitotalitaria de ciencia ficción 1984 con su fecha de publicación. Feijóo dijo en aquel evento: «La mentira o la posverdad nos esclaviza. Y de hecho podemos situar el nacimiento de la posverdad en aquella distopía escrita por ‘Orwell allá por el año 84. Que como saben describe un régimen totalitario con toda su crudeza»- Aquí la ignorancia se juntaba con lo jocoso y algo más tarde, Feijóo aclaró en un tuit de tono jocoso que simplemente había sido un lapsus suyo. (Uno de los muchos que ha tenido)

En la presentación de los candidatos de las elecciones municipales de 2023, se refirió a sus líderes en Madrid y su Comunidad con el sobrenombre de «Triple A», haciendo referencia a sus apellidos y a sus pretendidos resultados electorales (Almeida, Ayuso y absoluta). Dicho nombre coincide con el del grupo terrorista Triple A. Está claro y no es de suponer, que aquí estuviera calificando a su correligionarios de terroristas.

El que tiene boca se equivoca. Y el que mucho promete, la pata mete, aunque quiera desplazar al Sánchez y sustituirle para que venga un PSOE a su gusto. Aquí se equivoca también. Y si su ofrecimiento a los del PSOE de que «si el PP gana y gobierna, tendrán una oportunidad histórica para reconstruir el PSOE que existía antes de Sánchez», no es generoso, ni tampoco producto de una Egolatríá poco reñiida con la prudencia gallega, entonces habrá que esperar a su éxito o fracaso electoral para ver cómo decide la mayoría de los españoles. Y luego llorar o reir.

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