Hoja de calendario

Mujeres futbolistas

El fútbol femenino ha pasado a ser un espectáculo que comienza a levantar pasiones y a generar audiencias

Las jugadoras de la selección celebran su pase a las semiffinales del Mundial.

Las jugadoras de la selección celebran su pase a las semiffinales del Mundial. / EFE

Antonio Papell

Quienes no sentimos una afición extraordinaria por el fútbol, aunque lo veamos con agrado en ocasiones y sigamos la información que genera este deporte-espectáculo, constatamos con satisfacción que, por primera vez, nos llegan noticias potentes de un campeonato mundial de fútbol femenino, que se celebra en Australia y en el que el equipo español demuestra sus muchas aptitudes, que lo colocan en un lugar señero del ranking mundial.

Parece claro que algo ha cambiado cuando la versión femenina de un deporte de masas que hasta hace poco estaba vinculado a una masculinidad vehemente y hasta a una genitalidad agresiva ha pasado a ser también un espectáculo que comienza a levantar pasiones y a generar audiencias.

Un análisis publicado en la prensa resumía hace poco algunas de las causas ideológicas y humanitarias que están palpitando explícitamente bajo la superficie del campeonato australiano: la defensa de los derechos de los aborígenes de aquel remoto continente-isla, que aún forman una minoría hasta cierto punto discriminada; la igualdad de derechos entre hombres y mujeres que en este caso se resumen en la reivindicación de equiparación salarial entre unos y otros; la protección de los derechos LGTBIQ+, que parecen ser más fáciles de defender de momento en el ámbito femenino que en el masculino. Estamos, en fin, inesperadamente, dando nuevos pasos hacia la igualdad al calor de un deporte. Es una magnífica noticia que tenemos que aprovechar, que interiorizar y que extender.

Suscríbete para seguir leyendo