Volando bajito

Amargo verano

Marisol Ayala

Marisol Ayala

Hace 15 años que el vuelo 5022 JFK de Spanair que hacía la ruta Madrid Barajas- Gran Canaria, tristemente no pudo elevar el vuelo, dejando 154 fallecidos y 15 supervivientes. La magnitud de la tragedia llenó de dolor a toda la sociedad española, muy especialmente a la sociedad de Gran Canaria. Era mediados de agosto y el avión estaba ocupado por muchos viajeros de la isla que regresaban a casa de sus vacaciones. Esos son los datos del suceso pero nos esperaba conocer el alcance terrible de la tragedia humana.

Fueron muchas las familias canarias que se acercaron al aeropuerto felices de recibir a sus seres queridos. De hecho muchos familiares de las víctimas llegaron al aeropuerto sin conocer la gravedad real del accidente. Los periodistas que estábamos en la redacción supimos de inmediato el dramático alcance de la tragedia. Los compañeros de La Provincia estaban o almorzando buscando datos de un suceso que cada vez era más preocupante. Solo recuerdo sus voces cantando víctimas. Avisé a mis jefes y pedí un taxi. La noticia estaba en el aeropuerto de Gando y hacia allí me fui. Recuerdo que el taxista estaba tan impactado que no dejaba de hablar. En el camino me llamó Dunia Torres, una de las jefas del periódico. No recuerdo ni de qué hablamos. Cuando llegué volvieron a llamarme para decirme que mi hijo Miki subía en otro taxi. Los compañeros de todos los medios estábamos emocionados. Ver y escuchar el llanto y los gritos de la gente tratando localizar a sus familiares fue muy duro.

Una de las veces traté de localizar a mi hijo Miki. Allí estaba. Desencajado. Como todos.

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