Venga, circule

Pisar lo fregado

Pisar lo fregado

Pisar lo fregado

Meryem El Mehdati

Meryem El Mehdati

Clama Cristina Ibarrola, la ahora exalcaldesa de Pamplona, que preferiría fregar escaleras a ser alcaldesa con los votos de Bildu. Menos mal que por fin termina 2023, ya apenas quedan unas horas de domingo, aunque es este un domingo raro, un domingo que no se siente domingo porque la usual ansiedad que lo acompaña a uno a partir de las cuatro de la tarde no existe. Será porque el lunes muchos no trabajamos, qué maravilla. Los festivos que caen en lunes o viernes se sienten casi como un regalo divino de Dios. Me encuentro de vez en cuando fantaseando con todo lo que haría si no tuviese que trabajar, es mi forma de escapismo favorita. Volvería a estudiar algo, Historia del Arte o Matemáticas. Iría a entrenar por las mañanas al gimnasio y por las tardes me dedicaría a ir a clase, hacer resúmenes o trabajos; podría comer todos los días en casa, podría ver más a mis amigos y a mi familia, organizar mi vida entorno a algo que no fuese fichar cada mañana y ver cómo mi bandeja de entrada en Outlook no para de recibir y recibir correos que tardo horrores en responder. Nunca sé muy bien qué escribir en las cajas de los emails, cómo saludar, cuántos signos de exclamación poner sin parecer demasiado insistente pero simpática, juiciosa pero agradable, organizada pero flexible. Para cuando estoy satisfecha con el resultado ya han pasado horas. Días, en realidad, porque el tiempo ha ido poco a poco configurándose de tal manera que ahora está hecho de una sustancia que se deshace ante el más mínimo contacto. Los lunes parecen miércoles, los sábados desaparecen en un abrir y cerrar de ojos, el año pasado siempre es 2020. Una no sabe todavía qué se hará de comer hoy pero ya tiene una lista con los objetivos profesionales de 2024 organizados por bloques, cada bloque detallando las distintas etapas que llevarán a la consecución de cada uno de esos objetivos. Le temps prend tout son temps, et moi, je perds le mien. En estos días lentos de teletrabajo que consisten en mover el ratón cada cierto tiempo para que el circulito de Teams no se ponga en amarillo, construyo un relato, un thriller en el que el mundo funciona de otra forma a la que estamos acostumbrados, algo digno de series como Black Mirror. En ese mundo imaginario, un político rinde cuentas cada año ante sus jefes, es decir, ante la ciudadanía. Aparecería con las promesas que hizo durante la campaña bien organizaditas en una lista que habría de revisar una a una con nosotros, jueces con el poder de hacer que mantenga su trabajo o bien tenga que ponerse a buscar otro. Quizá entonces si cambiaran algunas cosas, no lo sé. Comenzarían a respetarnos y a tomarnos en serio, que ya va siendo hora.

En la lista de actividades extremadamente desagradables que repugnan a Cristina Ibarrola y que no querría hacer jamás en la vida está “Fregar escaleras” justo por debajo de “Gobernar con los votos de Bildu”, pero de irse tras perder los muebles ni hablar. Dimitir sigue siendo un nombre ruso en lo que a los políticos españoles respecta, el chiste sigue valiendo más de diez años después. Le pedí a ChatGPT que me nombrase al menos a un solo político al que no pareciera asquearle la plebe y el ordenador comenzó a echar humo, imagínense. Hasta ahora la historia consistía en que un ciudadano ha de entenderlo todo, debe mostrar comprensión por tantas, tantas cosas. El rescate bancario con dinero público que todavía no nos han devuelto, las tramas de concesiones de contratos a dedo para la compra de mascarillas defectuosas, la decisión de no derivar a los ancianos enfermos de las residencias a hospitales… Sin embargo, a pesar de dedicarse a la política, parece que muchos políticos no entienden cómo funciona nuestra democracia, nuestro sistema parlamentario o el hecho de que en nuestro país existe un procedimiento que permite que los partidos con representación en la Cámara Baja o en un Pleno Municipal puedan exigir responsabilidad política a la figura de gobierno en cuestión. En este caso, a una alcaldesa. Ojalá los Reyes Magos le traigan carbón, es lo que se merece.

Suscríbete para seguir leyendo