Reflexión

Con el micrófono y en el camino

Con el micrófono y en el camino

Con el micrófono y en el camino

Lucas López

Lucas López

Ella (conviene no decir su nombre) dirige una emisora en una ciudad fronteriza con Colombia en el caribe venezolano. «No hay más: o se van o viven entre la victimización y la inclusión en las bandas del crimen organizado». Describe así el panorama de elección que tienen ante sí las y los jóvenes miembros del pueblo ancestral en la región. Ella pertenece a esa comunidad indígena y vive en una región en la que el Estado Venezolano parece haber tercerizado el control social en las mafias que trabajan la mina, la madera, el tráfico de personas, armas y narcóticos. «Nuestra emisora quiere ayudarles en su elección: que sepan a lo que se enfrentan si emprenden el camino migratorio, sobre todo si miran hacia el norte», cuenta la directora.

En la ruta desde Bachajón a una de las comunidades que atiende el equipo jesuita en la región de Chiapas descendemos desde la sierra hacia el valle donde carreteras más amplias unen las principales ciudades de este estado fronterizo mexicano con Guatemala, donde los cárteles se disputan el negocio del tráfico de personas. A lo largo del 2023, cerca del millón de personas se sumaron a la marcha. El volumen de las personas que migran es creciente a pesar de que las políticas migratorias de las sociedades de destino son reiteradamente más represivas. En la Red Jesuita con Migrantes de América Latina y el Caribe se habla de «movilidad forzada», evitando así una distinción entre un supuesta migración económica y otros movimientos que tienen que ver con persecución política o situaciones de violencia indiscriminada. Radio Ach’Lequilc’op, la emisora jesuita en Bachajón, que emite en lengua tzeltal, se pregunta cómo abordar en su programación la realidad migrante, mientras más al sur, todavía en Chiapas, el JRS (Servicio Jesuita Refugiados), en la ciudad de Tapachula atiende en primera línea a quienes han conseguido llegar hasta allí provenientes de Guatemala tras un periplo durísimo a través de una complicada centroamérica.

El pasado 2023, la Red de Radios Jesuitas de América Latina y el Caribe, en adelante RRSJLAC, abordó una reflexión sobre la misión informativa en torno a las migraciones poniendo en común perspectivas diversas. El primer aprendizaje es que como medios de comunicación tenemos una misión que va contra la corriente simplista de presentar a la población migrante como fuente de problemas, delincuente o aprovechada. En muchos países de destino, las autoridades hablan de las familias migrantes como fuente de problemas y muchos medios de comunicación abundan en esa dirección ignorando otros ámbitos formativos en los que la población migrante es protagonista: cultura, economía, trabajo, iglesia, salud, vivienda. En la mayoría de los medios de los países de destino se caricaturiza a las familias que migran confundiéndolas con las mafias, sin entender que precisamente las mafias se fortalecen con las políticas que tratan de hacer cada vez más difícil el derecho a migrar.

Pero lo cierto es que en nuestras sociedades son muchísimas las entidades, organizaciones sociales y personas que entienden la hospitalidad como un deber y el mestizaje cultural que implica el movimiento migratorio como una oportunidad y un desafio. Por eso, si queremos ser fieles a una realidad lejana a las caricaturas, las emisoras tienen que aliarse con estas entidades, escucharlas y acompañarlas, impregnarse de su experiencia y de su saber hacer.

Los medios tienen en su mano un enfoque acorde a la realidad de personas migrantes mayoritariamente emprendedoras que son protagonistas de sus propias historias. Ese enfoque reflejará los contextos que obligan a una movilización forzada y los escenarios duros de las rutas que atraviesan. El enfoque subrayará que las personas tienen derecho a salir de sus países y buscar soluciones a sus vidas. Mostrará las consecuencias negativas para las personas que migran, para las sociedades de paso y de destino de una legislación empecinadamente represiva que crea oportunidad de negocio para las mafias. Por supuesto, nuestro enfoque evitará cualquier tratamiento de las personas migrantes, víctimas de la pobreza, la violencia, la persecución política o deterioro ecológico, que haga de ellas un espectáculo que las revictimiza. Al fin y al cabo, todas y todos somos migrantes en la vida. Aunque nos quedemos siempre en nuestro lugar de nacimiento, no dejamos de estar en tránsito, y nuestra propia sociedad está en un cambio continuado y acelerado que también nos hace sentir el vértigo de quien no conoce el territorio al que llega. Nos toca ser fieles a lo que pasa. Las migraciones no son narrativas, son personas que afrontan su vida y se proponen resolver problemas. Los radialistas estamos siempre con el micrófono y en camino.