Opinión | El lápiz de la luna

Una pastillita y a seguir (mal)viviendo

Cómo cuidar el sueño de los mayores sin recurrir a pastillas para dormir.

Cómo cuidar el sueño de los mayores sin recurrir a pastillas para dormir. / Wiroj Sidhisoradej. Adobe Stock.

Mi marido duerme con la radio. Me explico mejor: mi marido duerme conmigo, pero escuchando la radio. Dice que esta manía le viene de sus años de estudiante en La Laguna, pues su compañero de piso, hoy en día su cuñado -las cosas de la vida-, se dormía con el transistor encendido. Yo me he acostumbrado a ignorar esa argamasa de voces a deshora, salvo cuando mi radar detecta algún anuncio fuera de tono que pone en marcha la maquinaria cerebral y puedo escuchar a las neuronas tecleando el artículo en mi cabeza antes de pasarlo a word. Esta mañana mi antena para incongruencias se activó al oír el siguiente anuncio: «¿Nervioso por volver al trabajo? Tome Ansiomed con triptófano y vitaminas del grupo B para un buen funcionamiento del sistema nervioso». Antes de continuar con esta columna quiero explicar que no estoy en contra de tomar la medicina necesaria para encontrarnos bien. Lo que me llamó la atención de la publicidad no fue el producto en sí, sino poner remedio sin atender a la causa. Si volver a tu trabajo te genera ansiedad, ¿no sería conveniente que te preguntes por qué? ¿Qué condiciones se están dando en ese espacio para que tu sistema nervioso esté en alerta? Quizá el problema está en que nos han educado para seguir produciendo a costa de nuestra salud. Frases como: «Por lo menos tienes trabajo», «hay gente peor que tú» o «es la época que te ha tocado vivir» solo generan culpa y nos obligan a ignorar las señales de nuestro cuerpo y de nuestra mente e, incluso, a aguantar mobbing laboral, ya sea por parte de tus jefes o de tus compañeros (que también se da y les puedo asegurar que es más hiriente que el de tus superiores). Curiosamente, esta misma mañana, mientras desayunaba y leía la prensa, me topé con el siguiente titular: «A tres de cada diez canarios les «come» la ansiedad y la depresión». La ansiedad y la depresión se abren camino entre la población a pasos agigantados mientras las industrias farmacéuticas sacan productos naturales para contrarrestar estos síntomas, ya que se pueden comprar sin receta médica. En el reportaje se abordaban los problemas económicos como desencadenantes de estos estados ansioso-depresivos. De esta forma, el anuncio de la radio cobra todo el sentido del mundo. «¿Nervioso por volver al trabajo?, pues una pastillita y a seguir (mal)viviendo». No podemos dejar de trabajar porque tenemos que ganar dinero para pagar una casa cada vez más cara, una cesta de la compra cada vez más cara, facturas cada vez más caras, mientras los sueldos o no suben o son tan precarios que la mayoría de la población vive con el agua al cuello. Sin embargo, toda esa gente tan culta que está en los gobiernos, en lugar de cambiar los factores predisponentes, anestesian a la población. Pasamos unas ciento sesenta horas al mes en el trabajo. Hay quienes muchas más. Debería ser, cuando menos, un espacio seguro para nuestra salud física y nuestra salud mental. Si los empresarios quieren empleados creativos, competentes y leales, deben tratarles con respeto y dignidad. Y si los compañeros quieren faenar con un buen clima laboral, estaría bien que dejen de criticar, injuriar o infravalorar a sus colegas de profesión. Esto es responsabilidad de todos, aunque después nos demos golpes de pecho asombrados entonando un «¿Yo? Yo no he sido».