"Integrarte" utiliza desde hace diez años las herramientas culturales como un vehículo de comunicación social entre distintos grupos de población, como presos y policías.

En una entrevista hoy con Efe, Morell explicó que trabaja mucho con "menores infractores" e internos del sistema penitenciario mexicano, ya que considera que la cultura es "un motor de cambio" que puede ayudar a estas personas a reorientar su vida.

Para celebrar su décimo aniversario, "Integrarte" acudió al Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Menores Infractores San Fernando Distrito Federal, en la capital mexicana.

El lugar es un reformatorio con un siglo de historia a sus espaldas, bien conocido por sus conflictos internos y que ha vivido numerosos motines de los adolescentes.

Allí, el grupo teatral representó ante un centenar de jóvenes internos de 14 a 18 años la obra "Chavos y chavas de Tlaxcala".

La pieza está protagonizada por adolescentes de entornos difíciles y de hogares donde sufrieron el azote de la violencia, sin experiencia previa en cantar y bailar, que lanzan un mensaje contra la violencia de género.

"En este centro hay chicos que han sufrido mucha violencia intrafamiliar. Estoy seguro que uno de los orígenes del delito es la violencia que se vive dentro de las casas", explicó Morell.

El académico es de la opinión de que si se consigue mentalizar a los chicos de que la violencia no es algo normal y no está bien, se da un crucial primer paso hacia la rehabilitación social.

"Es importante trabajar con los internos inyectándoles cultura, que no que la vean solamente, sino que ellos la hagan, la escriban, la actúen y la dirijan", explicó el dramaturgo.

Aunque el programa tiene ya mucha experiencia en internos adultos, ahora se quiso empezar a trabajar con menores "para ir un poco atrás, antes de que lleguen a ser adultos y entren en una cárcel", agregó.

"Les vamos a enseñar cómo crear y dirigir una pastorela, que es el género teatral que habla de la lucha entre el bien y el mal y el ser humano", dijo Morell.

El fin es que los jóvenes participen después en un festival de teatro con sus propias creaciones artísticas.

Se pretende, además, que cuando el interno quede libre "quiera cambiar su realidad" y, para ello, en lugar de una férrea disciplina es mejor dotarle de cultura, porque ésta es un elemento "catártico", aseguró el impulsor del programa "Integrarte".

"Si podemos sembrar la semilla de la cultura, podremos mejorar la sociedad", aseveró después.

La mayoría de los internos mostraron un poco de indiferencia ante la obra al principio, pero después fueron entrando en ella e incluso seguían animados el compás musical con los pies.

Las impresiones de los jóvenes tras el espectáculo retrataron la iniciativa como positiva y esperanzadora para el futuro. Sin embargo, alguno afirmó que su situación era mucho más seria y que veía la experiencia como "una pérdida de tiempo".

"Integrarte" tiene también obras interpretadas por policías, ya que su propósito es usar la cultura para "unir todas las partes" implicadas en el círculo de los conflictos y los crímenes.

Morell indicó que algunos de sus espectadores adultos le han llamado al quedar libres, y se han unido al trabajo de su compañía.

"Un día, cuando estaba en la mesa comiendo con una mujer policía y un ex interno para preparar una obra me di cuenta de que verdaderamente la cultura va más allá de las diferencias sociales e ideológicas", concluyó.