Está científicamente comprobado que el hambre agudiza el ingenio. Como muestra, el proyecto de investigación que ha dirigido en Méjico Juan Hernández Guerra, profesor de Matemáticas de la Universidad de Las Palmas, cuya idea parte de un grupo de campesinos, y ha demostrado que el crecimiento de peces en acuicultura se ve mejorado con la introducción de plantas autóctonas en la dieta, en concreto con hojas de chaya, una especie salvaje que crece en Yucatán.

El estudio, fruto de la colaboración entre la ULPGC y el Departamento de Recursos del Mar del Centro de Investigación y Estudios Avanzados de Mérida (Méjico), es el resultado de la tesis doctoral de Gaspar Román Poot, dirigida por el profesor Hernández, y su principal novedad radica en el uso de complementos naturales en la dieta de los peces. La idea surgió en las aldeas de campesinos de Yucatán, fundamentalmente agrícolas, a los que el gobierno federal dotó de tanques de acuicultura hace una década como parte de un programa destinado a proveer de proteína animal a zonas rurales marginales.

"La chaya es una planta cuyas hojas forman parte de la dieta tradicional de Yucatán desde tiempos prehispánicos, de sabor similar a la espinaca. Los indígenas mayas ya las utilizaban en su alimentación y se ha mantenido hasta nuestros días. La idea de probar esta planta como suplemento a los peces que cultivaban, tilapias, surgió desde los propios campesinos. Al irse acabando el alimento industrial facilitado por el gobierno al principio del cultivo, empezaron a probar con suministrarles esta planta y, al ver que se la comían, lo tomaron como práctica habitual", afirmó el científico, miembro del grupo de investigación en Economía del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de la ULPGC.

El doctorando Gaspar Poot observó las prácticas de los campesinos e ideó un experimento en las instalaciones del centro de investigación de Mérida para obtener la mejor combinación en términos biológicos y económicos de chaya con alimento industrial en la dieta de los peces.

"A partir de ese experimento se planteó un problema económico que era buscar la mejor combinación entre el alimento industrial y las hojas para que la relación coste/beneficio fuera lo más óptima posible. Llegamos a la conclusión de que el 50% de pienso con el 50% de las hojas de chaya minimiza el coste en Méjico", explica Hernández Guerra, que colaboró en formalizar la parte matemática del modelo, así como en la redacción del trabajo que fue publicado en la revista científica internacional Agricultural Systems.

Los resultados han sido satisfactorios y podrían ser utilizados en otras regiones rurales donde crece la planta, como Centroamérica, África, Asia y Oceanía. "El uso de esta planta, que crece libremente en Yucatán, permitiría reducir el coste de producción, y redundaría en la integración de los tanques de acuicultura con la actividad principal de los productores, que es la agricultura", matizó Juan Hernández .

Asimismo, el trabajo abre nuevas posibilidades de investigación sobre otros tipos de plantas autóctonas que pudieran servir como complemento alimenticio a peces en zonas rurales. No obstante, el profesor Hernández apuntó que su aplicación en Canarias es poco probable, "porque no tenemos ese campesinado del que surge la necesidad, sino una industria consolidada en acuicultura a gran escala".

La ULPGC y el Departamento de Recursos del Mar del Centro de Investigación y Estudios Avanzados de Mérida, también colaboran en el estudio técnico, económico y social de la combinación de tilapia con camarón (langostino) en el mismo tanque, a fin de darle un valor añadido al tanque de cultivo y obtener una producción final que proporcione mayores rentas a los pequeños productores. El trabajo se ha realizado en Yucatán y Guatemala con buenos resultados técnicos y de viabilidad financiera.