- En términos generales, ¿qué abarca hoy en día el campo específico de la investigación marina y marítima? ¿Cuáles son sus capítulos de actualidad?

- Es muy amplio, en realidad, porque abarca prácticamente todas las actividades que tienen lugar en el medio marino y litoral desde la perspectiva de la actividad económica. Con lo cual ahí entran desde la pesca, la acuicultura y los recursos biológicos hasta el transporte marítimo, pasando por la sostenibilidad ambiental marina, que abarca igualmente la cuestión energética.

- Vayamos por partes, entonces. En materia de pesca, ¿cuál es hoy la gran cuestión?, ¿el agotamiento de reservas?

- Lo que se está debatiendo ahora es el tránsito de las pesquerías a la agricultura, que es algo equivalente al tránsito que se produjo en la tierra de los cazadores a los agricultores. En la próxima generación tendremos que producir peces en el mar con proteínas de origen vegetal, y no con el uso de otros pescados en las harinas con los que son alimentados, porque si seguimos sacando pescado para alimentar a pescados estamos contribuyendo de alguna manera a la destrucción del medio. Un segundo reto es sacar a la acuicultura de la costa e ir hacia aguas oceánicas, más profundas. Y el tercero es introducir especies nuevas de crecimiento rápido que permitan una mayor producción.

- Criar peces vegetarianos.

- [Risas] Sí, exactamente.

- ¿Y hacerlo en aguas oceánicas es por cuestión ambiental, por la calidad del pescado, por que permite más variedad?

- También, sí, pero sobre todo porque permite combinarse con aprovechamientos energéticos. De hecho, en el Mar del Norte se está desarrollando ahora mismo, de modo que se obtiene energía eólica en el mar y peces de acuicultura, con lo cual la ocupación del territorio marino es mínima, la eficiencia es máxima y la rentabilidad es doble. E incluso son ya objeto de visitas turísticas, por curiosidad científica, y porque se pueden combinar con otras actividades, como buceo y demás, todo en una plataforma flotante en alta mar. Éste es, por otra parte, otro de los vectores que proyectamos para las Islas, integrar al aspecto turístico en lo que hacemos.

- ¿Y qué aporta Canarias?

- Pues podemos aportar de entrada unas condiciones naturales difíciles de igualar. En las Islas las temperaturas marinas son más altas, el crecimiento de las especies es mucho más rápido que en las aguas frías del Norte, y también las aguas son más limpias, a mar abierto, con lo cual la calidad del pescado cultivado es también mayor. Así que somos un campo de experimentación muy competitivo.

- ¿La dimensión de Canarias como plataforma de experimentación de tecnología marina es competitiva también?

- Sin duda, Canarias es perfecta para probar prototipos tecnológicos que luego se van a emplear en lugares mas crudos. Me refiero a tecnologías que van desde la extracción geológica o energética que se van a desarrollar ahora ante la carrera del Ártico, a la energía del oleaje. Se trata de procesos muy costosos que en la fase de experimentación requieren seguridad y continuidad. Uno de los retos que va a cobrar mucha importancia son los vehículos no tripulados en el mar. Son planeadores, van equipados con sondas, son muy baratos en comparación, pueden estar un año en funcionamiento y permiten obtener todo tipo de información del medio, desde vigilar un cable submarino a explorar recursos marinos, labores sensóricas, de búsqueda o vigilancia y control de zonas costeras, e incluso para el transporte. Otra faceta muy importante es el desarrollo de plataformas oceánicas flotantes para energías renovables. Canarias tiene unas condiciones eólicas off-shore, mar adentro, envidiables. De hecho, en las Islas estamos liderando en este capítulo un gran proyecto europeo de investigación.

- Hablaba antes de gestión ambiental de lo portuario.

- Sí, lo abordamos tanto desde la perspectiva de los mecanismos de seguridad marítima (controles aduaneros y logísticos, sobre todo de mercancías, guardacostas...), de la gestión ambiental de las aguas portuarias y también del desarrollo de energías limpias para las actividades portuarias mismas y los barcos, que son muy contaminantes. En estos campos estamos en condiciones de transferir tecnología a los puertos del entorno más próximo, en colaboración con la Agencia de Seguridad Marítima de África Occidental (Nwamsa).

- ¿Y qué se plantean en relación con el cambio climático?

- Pues ahí el reto está en instalar en el mar observatorios relacionados con el cambio climático, que no hay ninguno, están todos en tierra, cuando ésta es el treinta por ciento de la superficie terrestre. Claro, entonces no hay datos de ese otro setenta por ciento en relación con el clima y las predicción de evolución y de impactos diversos, con lo que los modelos no son fiables. Entonces, igual que Canarias tiene en Izaña un observatorio de referencia mundial para temas climáticos, debe tener lo mismo pero en el mar. E, insisto, se trata de que vaya todo en la misma plataforma -la acuicultura, la energía eólica off-shore, como una pequeña ciudad flotante- de modo que protagonicemos la investigación y desarrollo de prototipos y tecnologías marinas diversas. Las Islas, en definitiva, pueden aspirar a convertirse en la pasarela europea de las tecnologías marinas, que van a tener un desarrollo enorme en un futuro inmediato. Esto supondría una atracción de empresa, patentes, en fin, mucha actividad económica, que vendrán a las Islas a probar sus innovaciones, aunque luego las fabriquen en otros lugares. Incluso si logramos especializarnos en la certificación de los estándares europeos que están apareciendo en estos campos, en la nueva ITV marina, digamos, la atracción de empresas será mucho mayor, al poder auditarse aquí.

- Servicios avanzados.

- En efecto, en esto sí podemos competir, en innovación de servicios, y ahí hay mucho dinero en juego. Desde luego en lo que Canarias nunca va a poder competir con nadie, y menos aún con China o India, es en la producción de componente alguno. Así que por la vía de bajar los costes de producción y de bajarle el suelo a la gente Canarias no va ir a a ninguna parte. Lo único que nos queda es poner el conocimiento que tenemos en valor y al servicio de la actividad económica y la creación de empleo. Se trata de campos nuevos y la imaginación será la que determine quién crea el modelo de negocios. Hay una cosa muy clara: en las épocas de bonanza hay que invertir en crear nuevos conocimientos, pero en las épocas malas, como la actual, hay que concentrarse en rentabilizar los conocimientos ya producidos en el periodo anterior y convertirlos en empleo. Y en Canarias hemos producido un conocimiento científico relevante.