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Crisis del coronavirus Investigación

Dos mundos frente al virus

Un estudio de la ULPGC analiza la respuesta a la pandemia desde la cultura colectivista asiática y desde la individualista de occidente

Dos mundos frente al virus

"El hecho de que en oriente se tienda a favorecer a la comunidad frente al individuo y a valorar lo colectivo por encima de lo particular podría haber ayudado a países como China, Corea del Sur y Japón a responder más eficazmente a la pandemia que los países occidentales, donde el triunfo de las libertades individuales y del individuo podría estar sobrevalorado". Esta es una de las conclusiones del estudio Lo que la respuesta ante la Covid-19 nos dice de las diferencias culturales entre el Este y el Oeste realizado por Richard Clouet, vicerrector de Internacionalización y Cooperación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canariaen el que indaga sobre la respuesta a la pandemia desde la cultura colectivista asiática y la individualista de los países occidentales.

Partiendo de las dimensiones culturales del psicólogo social Hofstede, Richard Clouet analiza lo que diferencia a los países asiáticos de los países occidentales en la gestión de la crisis. "No digo que está mejor o peor, no se trata de caer en simplificaciones o generalizaciones", aclara, "pero es cierto que hay diferencias de comportamiento que tienen sus orígenes en razones filosóficas, en valores propios de cada cultura, y la diferencia que se aprecia más fácilmente es la que gira entorno a los conceptos de individualismo y colectivismo", señala Clouet, profesor del Departamento de Filología Moderna, Traducción e Interpretación de la ULPGC.

En el estudio, publicado en la plataforma de divulgación científica The Conversation, se apunta al colectivismo como un rasgo distintivo de la cultura asiática, donde las personas tienden a verse a sí mismas como parte de un grupo y están dispuestas a sacrificar sus beneficios individuales y personales en aras del bienestar colectivo. Mientras que en los países occidentales, se valora el individualismo, "la gente tiende a preocuparse más, por ejemplo, por la forma en que la crisis afectará a su desarrollo profesional y personal".

Jerarquías

"Los occidentales vivimos en sociedades más independientes, más focalizadas en la realización de los objetivos personales, mientras que para los asiáticos, la causa de todo está en el contexto y en el grupo. Dicha diferencia afecta en muchos aspectos, como la distancia que tenemos hacia el poder. Las culturas con más distancia al poder implica más respeto a las jerarquías, un sistema donde cada uno tiene un lugar bien definido, como sería el caso de las sociedades asiáticas, con valores de lealtad, cohesión con sus organizaciones y sus familias".

En oriente, asegura el investigador, predomina un estilo de dirección de las empresas, o de gestión de problemas "de tipo inductivo", o lo que es lo mimo, se analizan las situaciones a través de contextos que no obedecen necesariamente a una lógica previa y se valora el hecho de seguir la intuición. "En consecuencia, se admite la improvisación, el cambio continuo. Es una visión más holística de las cosas y de los acontecimientos. Se prueban varias soluciones para ver qué funciona, se tiene en cuenta las circunstancias cambiantes y hay cierta tolerancia de la contradicción".

Por el contrario, en occidente, predomina la planificación y la previsión, "se valoran los hechos; prevalece una visión analítica, más enfocada en el concepto de correcto y equivocado, que llevan fácilmente a situaciones de conflicto, mientras que los asiáticos buscan soluciones de compromiso".

Con estos criterios bien definidos que diferencian a unas culturas de otras, Richard Clouet señala como probable que la pandemia de la Covid-19 haya provocado "cambios significativos y duraderos" con respecto a la dicotomía individualismo-colectivismo, ya que dicha amenaza para la salud y la prosperidad ha llevado a los gobiernos a adoptar medidas colectivas para superar la situación.

"Es posible que las sociedades individualistas avancen hacia comportamientos colectivos más societales para mejorar el cumplimiento y la eficacia de las políticas -como el distanciamiento social-, mientras que países más colectivistas podrían beneficiarse de proporcionar una mayor libertad personal al ciudadano y de favorecer la participación de más individuos de diferentes orígenes a la hora de adoptar decisiones colectivas".

En el caso de España, el investigador señala que la pandemia ha permitido valorar la importancia del grupo, de volver a actitudes más colectivistas y dejar de lado los intereses individuales. "El hecho de estar confinado en casa durante varias semanas nos ha obligado a volver a buscar consenso para la convivencia".

Destaca como ejemplo los últimos cambios políticos relacionados con el inicio del curso escolar en septiembre. "Indican que hemos avanzado hacia comportamientos colectivos, según los cuales se analizan las situaciones a través de contextos que no obedecen necesariamente a una lógica previa; por tanto, se admite el cambio y hay cierta tolerancia a la contradicción. Se buscan soluciones de compromiso, se reconoce que ante una situación cambiante las políticas cambian también, y es algo que va a haber de aquí en adelante, pensar más en el bien común".

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