Salud

La Fundación Pequeño Valiente estrena hogar

La Fundación inaugura ‘Casa Pipa’, la primera residencia en Canarias para acoger a las familias de menores con cáncer, fruto del apoyo de empresas e instituciones públicas

Isabel María Martín, Antonio Morales y  José Jerez, durante la inauguración de Casa Pipa, junto a otras autoridades.

Isabel María Martín, Antonio Morales y José Jerez, durante la inauguración de Casa Pipa, junto a otras autoridades. / LP/DLP

María Jesús Hernández

María Jesús Hernández

Para que los niños se lo pasen «pipa». Con este deseo se gestó el nombre de la Casa Hogar de la Fundación Pequeño Valiente, la primera residencia que nace en Canarias para acoger a familias de niños y niñas de la provincia de Las Palmas con cáncer y otras enfermedades oncohematológicas, que necesiten trasladarse a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria para citas médicas o recibir tratamiento en el Hospital Universitario Materno Infantil. Decorada con los colores primarios y llena de luz para iluminar y hacer más fácil el camino a los menores que se enfrentan a la enfermedad y a sus familias, Casa Pipa abre sus puertas este mes en pleno centro de la capital, en la calle Bravo Murillo, con capacidad para albergar hasta 24 personas.

El edificio, cedido por el Cabildo de Gran Canaria, dispone de un total de ocho habitaciones, cada una nominada con el logotipo de una de las empresas que contribuirán al mantenimiento del inmueble, además de zonas comunes -cocina, comedor, sala de juego, de descanso para las familias...-. «Aquí vamos a recibir a niños y niñas de Lanzarote, Fuerteventura y La Graciosa, que tengan cáncer o enfermedades raras que terminen en las unidades oncológicas, y necesiten un espacio para vivir durante el tiempo que transcurre su tratamiento», indicó el presidente de la Fundación Pequeño Valiente, José Jerez, que estuvo acompañado en el acto de inauguración del inmueble, por la consejera de Derechos Sociales, Igualdad, Diversidad y Juventud del Gobierno de Canarias, Noemí Santana; el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales; y la consejera de Servicios Sociales del Cabildo de Lanzarote, Isabel María Martín.

José Jerez con la consejera Noemí Santana en la cocina de Casa Pipa.

José Jerez con la consejera Noemí Santana en la cocina de Casa Pipa. / Efe

Jerez destacó la importancia de la colaboración pública y privada para hacer posible la puesta en marcha de Casa Pipa, cuyas obras de remodelación, que han durado casi dos años, han tenido un coste cercano a los 800.000 euros, y su mantenimiento ronda los 100.000 euros mensuales, incluyendo personal de apoyo para asistir a las familias las 24 horas, lavandería y un servicio de transporte gratuito desde el aeropuerto y el centro hospitalario. «Queremos que sea un hotel para estas familias, con personal las 24 horas, para que se sientan arropados, mimados y acompañados en lo que es el día a día de la enfermedad y aliviarles la carga».

Este hogar y toda la red de apoyo que lleva aparejada, ha sido posible gracias a la implicación del Gobierno de Canarias, los Cabildos de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura; además de empresas y organismos que han asumido el papel de «padrinos». Es el caso de RIU, SPAR Gran Canaria, Aguacana, Fundación Dinosol, Banco Santander, Encuentro Moda, Fundación Nos Movemos, Cajasiete, Fundación DISA y Fundación Júnguel Sanjuán (Satocan), entre otros.

Jerez, Morales y otras autoridades, en una de las habitaciones de la Casa Hogar de Pequeño Valiente.

Jerez, Morales y otras autoridades, en una de las habitaciones de la Casa Hogar de Pequeño Valiente. / LP/DLP

Para las arquitectas Lara Martínez Díaz, responsable del proyecto de remodelación del inmueble, y Belén Gil -encargada del interiorismo-, Casa Pipa es un «sueño» hecho realidad tras muchos años de trabajo al lado de la Fundación Pequeño Valiente. «Estamos súper contentos y orgullosos de que haya llegado este día, y que sea por fin realidad un hogar para todos estos niños y sus familias que tanto lo necesitan», apuntó Lara Martínez, de quien partió la idea de llamar a la residencia Casa Pipa. «En un principio tenía clarísimo que era para niños, con lo cual, los cuatro colores primarios jugaban un papel fundamental, y ahí ya se unieron varias ideas, la del parchís y la de Pequeño Valiente, y haciendo un juego de palabras quedó pasarlo pipa y la Casa Pipa», explicó. Paras ambas arquitectas, la prioridad era que la residencia «tuviera el color de los niños» para que los menores -de cero a 18 años-, tengan una estancia, durante el tratamiento, lo más llevadera posible.

Entorno «empático y seguro»

Noemí Santana calificó Casa Pipa como «un espacio amable, pensado para que las familias pasen el trago que supone enfrentarse al cáncer en un entorno empático y seguro». La Consejería de Derechos Sociales, Igualdad, Diversidad y Juventud del Gobierno de Canarias ha colaborado con 250.000 euros en este proyecto, una parte destinada al acondicionamiento del edificio, y el resto empleado en el mobiliario. «Sabíamos que era una necesidad y la noticia de poner en funcionamiento este centro la recibimos con mucho entusiasmo, por lo que mostramos todo el interés y la voluntad política de que saliera adelante», señaló la consejera, que indicó también el interés de la Corporación porque dicho proyecto se pueda trasladar a la provincia de Santa Cruz de Tenerife, tal y como planea la Fundación Pequeño Valiente en un futuro.

Antonio Morales, por su parte, destacó que la asistencia social y sanitaria es una prioridad para el Cabildo, y señaló la importancia que tiene, durante el proceso de la enfermedad, no sólo que los servicios públicos, sanitarios y sociales, cubran las necesidades de quien necesitan una atención especial, sino que la sociedad civil y las familias participen «activa y afectivamente», acompañando durante el proceso de recuperación a niños y niñas. «Sólo aquellos que han vivido el proceso de la enfermedad, saben cómo se ha mejorado la calidad de vida de todos los niños y niñas que padecen cáncer y de sus familias, con la búsqueda de medios y fórmulas para que la dolencia produzca la menor afectación posible», concluyó.

Finalmente, Isabel María Martín puso en valor la importancia que tiene para las familias de Lanzarote «poder disponer de una residencia, con las comodidades y necesidades que necesitan durante su estancia en Gran Canaria».

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