El mar canario sufre desde marzo un calentamiento sin precedentes

El océano se encuentra hoy un grado y medio por encima de lo habitual, lo que lo convierte en el agosto más cálido desde 2003

Verónica Pavés

Verónica Pavés

El mar canario está en ebullición. Un abrupto e intenso aumento de las temperaturas lleva afectando a los océanos de todo el planeta desde marzo y, desde entonces, el océano isleño vive un calentamiento sin precedentes. Este mes de agosto ya se registran temperaturas máximas de hasta 24 grados, lo que supone un grado y medio más de lo que debería para la época del año y una de las cifras más altas de los últimos 20 años para un agosto en Canarias.

Según los datos proporcionados por el programa Radial Profunda de Canarias (Raprocan) del Instituto Español de Oceanografía (IEO), la temperatura superficial a 8 de agosto en los océanos canarios se situó en 24,32 grados centígrados, lo que supone una anomaía de 1,56 grados con respecto a la media y 0,75 grados más de la desviación estándar. 

Al norte de Canarias se encuentran las boyas de la ESTOC-Radial Profunda de Canarias, en la que también participa la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan). Sus datos no solo corroboran sino que muestran incluso valores superiores: 24,69 grados y una anomalía de 1,81 grados. 

"A partir de marzo la temperatura despunta", explica el investigador y director del IEO en Canarias, Pedro Vélez. Hasta entonces, los valores que marcaban las temperaturas del año se encontraban algo altos, pero siempre dentro de la desviación estándar. Pero algo sucedió ese mes en Canarias y en el resto del mundo que ha acabado por romper los esquemas. 

Este cambio sucede en ambos hemisferios a la vez

Porque este fenómeno no es exclusivo de Canarias, ni siquiera del océano Atlántico. En el océano global, la última temperatura superficial máxima medida en su superficie ha sido de 19,1 grado. Es decir, casi un grado (0,946) por encima de lo normal. "Este cambio de tendencia sucede a la vez en el hemisferio norte como en el hemisferio sur", narra Vélez. En el hemisferio norte, en el que se encuadra el océano Atlántico, la temperatura superficial ese 1,3 grados mayor de lo habitual el pasado 8 de agosto. En el hemisferio sur, la anomalía se encuentra en 0,6 grados. 

Este fenómeno ha suscitado gran inquietud entre los investigadores de todo el mundo, que han alertado en diversas ocasiones que el océano ha llegado a un "territorio desconocido", pues en los 40 años de monitorización de la temperatura del mar, jamás se había registrado una temperatura tan alta. "Algunos estudios paleoclimáticos hacen hincapié en que este es el evento más cálido de los últimos 2.900 años", reseña Vélez. 

En este contexto, los investigadores tratan de buscar el origen de este abrupto incremento del calor en el mar, aunque "todavía no hay nada publicado al respecto", como destaca el director del IEO. Sin perder de vista que el cambio climático está teniendo una gran parte de responsabilidad de que las temperaturas del mar se sitúen en unos valores de base muy altos, los científicos buscan un fenómeno que explique la rapidez con la que se ha producido este cambio.

De El Niño a los aerosoles de los barcos

Una de las primeras hipótesis que se barajan es que este ascenso térmico tenga relación con la aparición del fenómeno de El Niño en el Pacífico.

El Niño es la fase cálida del sistema climático del Pacífico ecuatorial, que aumenta la temperatura en esa franja del océano y se cree –aunque no hay ningún estudio que lo avale de manera fehaciente– que tiene repercusiones en el clima del resto del planeta. "Todos los indicadores de la NOAA muestran que a partir de marzo se inició El Niño", explica Vélez. El problema es precisamente que no existen datos que puedan vincular la aparición de este fenómeno con 

La segunda de las teorías es que la erupción del volcán Hunga-Tonga, en el Pacífico, el pasado enero de 2022 haya afectado al clima global. La gran explosión de este volcán "semisubmarino" se sintió en varios lugares del mundo y su onda expansiva fue tan potente que se pudo seguir por satélite. Ahora los científicos tienen la vista puesta en la ingente evaporación de agua que se produjo durante la erupción. 

Un estudio reciente ha calculado que la erupción emitió el equivalente al 10 o el 13% del vapor de agua existente. "El vapor de agua es uno de los principales gases de efecto invernadero", destaca Vélez. De ahí que se esté estimando que pueda tener un efecto en las temperaturas globales "durante muchos meses". De ser así, los termómetros marinos deberían volver a la normalidad tan pronto como se disipara esa nube. 

La última de las hipótesis es que los cambios de normativa de contaminación de los barcos hayan podido tener algún efecto. Los aerosoles tienden a enfriar la atmósfera por lo que los científicos creen que su eliminación, aunque favorable a largo plazo, puede haber generado un cambio en la tendencia cálida. "Está claro que la correlación no supone causalidad", insiste Vélez, que recuerda que esta normativa entró en vigor a final del pasado año y que los efectos se empezaron a notar en marzo.