El sentido del ocio protagoniza la XI Olimpiada Filosófica de Canarias

Desde la época de los antiguos griegos, el ocio ha tenido un hueco en la filosofía. Aristóteles, en su Ética a Nicómaco citaba: “La finalidad del trabajo es el ocio” y “la felicidad reside en el ocio de espíritu”; Jean-Jacques Rousseau lo identificaba como un espacio de libertad: “El ocio es el tiempo para hacer lo que queremos”; Arthur Schopenhauer lo vinculaba al autoconocimiento: “El espacio en el que el ser humano se encuentra consigo mismo”. En 1945, incluso se recogió en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y desde la política o las leyes se regula con periodos de vacaciones o días libres alternos al trabajo.

El concepto del ocio protagoniza las XI Olimpiadas de Filosofía de Canarias, dirigida al alumnado de 3º y 4º de la ESO y de Bachillerato. Quienes participen, no solo disertarán sobre el significado del tiempo libre, también deberán abordar los dilemas que generan sus usos. Defender o criticar si tiene una connotación positiva o todo lo contrario, como ejemplifica en la cultura popular la fábula de la cigarra o la hormiga o su confrontación con la productividad. Si es un espacio al que se debe dotar de algún sentido o carecer del mismo en pos de la libertad absoluta de decisión, lo que puede llevar también a la paradoja de que se transforme en aburrimiento.

El objetivo que persigue la iniciativa, que apoya la Consejería de Educación del Gobierno regional, es promover que el alumnado desarrolle una actitud crítica y reflexiva ante un concepto muy presente en la sociedad actual y que se puede resumir en la pregunta: ¿Qué sentido tiene una filosofía del ocio? Esta será la base de la conferencia preparatoria que se celebrará el 1 de diciembre en el Cabildo de Lanzarote y que imparte Manuel Liz, catedrático de la Universidad de La Laguna (ULL) en el Área de Lógica y Filosofía de la Ciencia.

"Hace un recorrido de todos los problemas filosóficos relacionados con el ocio", explica Margarita Vázquez, vicedecana de Filosofía de la ULL, quien recuerda que ya se impartió una primera conferencia preparatoria el pasado 24 de noviembre en la ULL. En la misma conferencia, se imparte una actividad más práctica en la que sitúan al alumnado con ejemplos en los que deben valorar si presentan una valoración positiva o negativa del ocio. Estas acciones previas sirven de motor e inspiración para que quienes se inscriban desarrollen sus reflexiones.

Hasta la fecha se han inscrito 350 alumnos de ESO y Bachillerato de ocho centros de Canarias a las conferencias preparatorias; para la Olimpiada ya son 36 centros y la posibilidad de participar permanecerá abierta hasta el 21 de diciembre. La iniciativa celebrará una final regional el 15 de marzo y, de ahí, saldrán los ganadores que representen a los centros de las Islas en la prueba nacional, que este año tiene lugar en Bilbao entre los días 19 y 20 de abril.

"El objetivo es que el alumnado piense sobre problemas concretos y se ejercite en el uso de la filosofía, del pensamiento crítico. (...) No damos premios materiales, pero para el alumnado supone una ilusión enorme estar en la final, con compañeros y compañeras con las mismas inquietudes. Y ya si van a la nacional, donde comparten sus preocupaciones por muchísimos asuntos sociales o existenciales, supone una experiencia inolvidable. También para el profesorado", detalla Vázquez.

Los ejercicios

La forma de evaluar la capacidad de defender sus propias ideas, refutar otras o mostrar una reflexión se clasifica en cuatro ejercicios: disertaciones, dilemas morales, fotografías y vídeos, que tienen en común el diálogo constructivo y responsable, el pensamiento libre y el espíritu olímpico.

La modalidad que suele tener mayor participación es la disertación, que consiste en redactar un ensayo durante 90 minutos en torno a una pregunta; el dilema moral implica un análisis por escrito que responda a un problema planteado. Y, en consonancia con los discursos más asociados al siglo XXI, también se participa reflejando alguna idea filosófica en fotografía o en vídeo.

A la hora de evaluar, Vázquez explica que docentes de Secundaria se encarga de las disertaciones y dilemas morales; mientras que para la fotografía y vídeos "hay un jurado o tribunal formado por profesionales y profesorado de Filosofía".

Revalorizar la filosofía

"Aunque a veces se nos castigue (a la Filosofía) en la enseñanza, a la gente le interesa mucho", defiende Vázquez. "En general, a la sociedad le interesa. Últimamente tenemos mucho alumnado; llenamos en primera opción y se queda mucha gente fuera que quiere estudiar filosofía. Además, es un tipo de alumno muy brillante, muy concienciado e interesado en cuestiones relacionadas con la moral o la verdad, en contra de lo que se suele decir de la juventud". 

Las Olimpiadas nacionales de Filosofía nacen en el curso 2012/2013, impulsadas por la Red Española de Filosofía, una organización que vertebró a esta comunidad cuando se puso en entredicho la continuidad de la docencia e investigación de la materia en los centros educativos. Hasta ese curso, las Olimpiadas se celebraban en otras autonomías como Castilla y León o Madrid. Vázquez recuerda que le propusieron replicar la iniciativa en Canarias de cara a la celebración de la nacional.

"Llamé a antiguos alumnos que eran profesores de Secundaria en distintas islas, montamos una asociación pequeña y nos lanzamos", rememora Vázquez. Desde esa primera edición, se contó con la financiación del Gobierno de Canarias, algo que según la también profesora de la ULL es inédito respecto a otras autonomías. "Desde entonces siempre nos han financiado. No importa quien haya estado en la Consejería. Comparado con otras comunidades, hemos tenido muchas facilidades", añade.

El alumnado de Canarias ha cosechado numerosos éxitos en las Olimpiadas nacionales. "Hemos tenido terceros, segundos o primeros puestos varias veces en disertaciones o dilemas morales, también en fotografía", indica Vázquez. La espina aún está en vídeo. Además, el año pasado, la edición número diez se celebró, por primera vez en Canarias, en el municipio tinerfeño de Adeje. "Fue la primera en la que participaron todas las comunidades y ciudades autónomas", remarca.