La investigación de la sosa cáustica en Azuaje acabará en la Fiscalía

El Seprona y Transición Ecológica trabajan por conocer el origen del vertido que coincidió con un accidente laboral en una fábrica | Afectó a una finca de berros

El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, agentes de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria y la consejería de Transición Ecológica continúan con las pesquisas para determinar las causas del vertido ocurrido la pasada semana en el barranco de Azuaje, situado en una Reserva Natural Especial. La investigación acabará en la Fiscalía de Medio Ambiente para determinar si los daños que se han producido en el entorno son constitutivos de un delito. Hasta el momento se ha localizado una plantación de berros y ñames afectada, así como varias aves fallecidas aunque aún no se ha confirmado si estas muertes están relacionadas con el agua supuestamente contaminada con sosa cáustica.

Los agentes investigan si el vertido se produjo a consecuencia de un accidente laboral ocurrido en la fábrica de Aguas de Firgas, situada en el mismo barranco, el martes de la semana pasada. La organización La Vinca - Ecologistas en Acción informó el pasado lunes de que tres trabajadores resultaron afectados por la fuga de unos 20.000 litros de la citada sustancia química que, presuntamente, acabaron en el cauce.

Los Ayuntamientos de Firgas y Moya, por donde discurre el barranco de Azuaje, no tuvieron conocimiento de lo sucedido hasta el viernes, cuando las aguas avanzaban cargadas de una espuma blanca que acababa concentrándose en las diferentes charcas. Este hecho también alertó a la Consejería de Transición Ecológica del Gobierno de Canarias, así como a la Guardia Civil, agentes de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria y el Grupo de Medio Ambiente (Gruma) de la Policía Canaria.

Una amplia comitiva recogió antes de ayer muestras del agua en varios tramos para proceder a su análisis. Las fuentes consultadas precisaron que los primeros resultados apuntan a que los parámetros eran normales, aunque se está a la espera de unos análisis más profundos que clarifiquen qué sustancia generó el episodio de espuma por todo el cauce.

Hasta el momento se tiene conocimiento de que una plantación situada cerca de la citada fábrica se encuentra afectada por la contaminación. Fue el propio agricultor el primero que dio la voz de alarma al ver cómo sus berros y ñames aparecieron quemados. Posteriormente, los ecologistas comprobaron que Azuaje estaba contaminado con algún tipo de sustancia.

Los agentes localizaron el lunes una paloma muerta y otro agricultor de la parte baja del barranco denunció ayer la aparición del cadáver de una gallina. Hasta el momento no se ha podido confirmar si existe relación con la contaminación. La inspección del lugar sí que ha determinado que ni las ranas ni los insectos han sido afectadas.

Delito o sanción administrativa

El artículo 325 del Código Penal relacionado con el delito de contaminación señala como hecho relevante el grado de afectación que existe en el medio ambiente para determinar la gravedad de lo ocurrido. Si se registran daños sustanciales, las penas podrían alcanzar penas de entre seis meses y dos años de prisión, y multa de diez a catorce meses. Si, en cambio, no ha habido gran afectación a la biodiversidad únicamente conllevaría una sanción administrativa.

En el caso de que se confirme que la contaminación procede de la fábrica de agua, las autoridades trataran de conocer por qué desde la empresa no se avisó desde el principio el vertido que, con el paso de los días, avanzó durante más tres de kilómetros hasta llegar a la zona del balneario. Y es que todas las instituciones no supieron de lo ocurrido hasta que La Vinca - Ecologistas en Acción publicó el episodio a través de sus redes sociales. Esto impidió a los investigadores tomar muestras del agua durante los primeros días y lo hicieron casi una semana después cuando ya apenas quedaban restos de la sustancia después de que la suelta de abundante agua limpiara el riachuelo.